Sálvame de mí

Capitulo 2

El silencio era abrumador en la sala de espera. Las paredes eran de un marrón claro y apagado. Había un ventanal por el cual la luz del día iluminaba el salón dándole algo de vida.

Tyler estaba sentado en uno de los sillones. Su mirada era intensa, estaba enojado y no sabia porqué ni como controlarse. No había razón, pero sentía que le sudaban las manos y que su ansiedad hacia que se las frotara en sus jeans con un movimiento frenético.

― Sánchez Tyler

Se paro y estiro sus piernas, estuvo sentado una hora esperando. Siempre se retrasaban estas cuestiones. Entro inhalando un nuevo aire. Esa sala era distinta. Sus paredes eran de un rojo vivo y había una gran biblioteca y pinturas abstractas y un ventanal que daban calidez y un toque hogareño a la habitación.

Tyler se sentó en un sillón a tono con las paredes.

― Hola Ty ―dijo la Dra. Lewish mientras buscaba su historial en la laptop―.

Tyler todos los viernes tenía una cita con la psicóloga. Siempre fue una persona reservada pero no tan tonta para no darse cuenta que necesitaba ayuda. Necesitaba arrancar de adentro, de lo más profundo de su corazón lo que pensaba, lo que sentía y algo le dijo hace seis meses que su secreto estaría a salvo en manos de un profesional. En todo este tiempo él había volcado en esa oficina todo lo que le pasaba y la Dra. siempre fue de gran ayuda, ya que además de escucharlo le daba alternativas para aliviar ese dolor. Sabía que era un proceso largo pero que algún día iba a poder superar este trauma, aunque había momentos en que sus propias decisiones lo llevaban a retroceder. Era evidente que su alta estaba lejos pero dentro de sí no quería que eso pasara.

― Hola ―dijo Tyler mirando al suelo.

Ella noto que algo pasaba. Tyler podía engañar con sus actitudes a los demás, pero no a ella. En cada sesión iba conociendo al verdadero chico que hay detrás de esa mascara de chico rudo.

―Creo que la sesión de hoy va a ser a calzón quitado.

Él no pudo evitar sorprenderse. Era la primera vez que escuchaba una expresión tan informal de su boca.

― ¿Perdón? ―preguntó apretando los labios para no reír. Realmente, aunque fue raro oírlo le causó mucha gracia―. No entiendo lo que quiere decir.

Al ver la cara que puso el chico y que pudo captar su atención rompió a reír a carcajadas lo cual hizo que el joven también se riera con la misma fuerza.

― ¿Te sientes mejor? ―Interrogó la psicóloga acercándose al sillón que estaba justo frente al joven―.

―Si, estoy bien ―contestó secándose una lagrima que brotaba de sus ojos con el pulgar―. Como siempre dice usted, riendo todo es mejor.

―Exacto. Pero por lo que he visto hace un momento atrás es que no lo pones en practica todo el tiempo. ¿Qué te pasó?

Su mandíbula se tensó y su respiración se entrecortaba. Quería decirle, pero siempre le costaba largar las palabras. Se paso la mano sudorosa por el pelo despeinándolo como dándose aliento para comenzar a hablar

― Lo mismo de siempre ―su voz era ronca, pero fue casi un susurro. La tensión iba en aumento―.

― ¿Y eso sería…?

Tyler enarco una ceja mientras miraba a la Dra. fijamente a los ojos. ¿Qué mierda le pasaba? Ella sabia que era “lo mismo” ¿Por qué demonios le hacia responder nuevamente la pregunta?

―Hay una chica nueva en la escuela.

― Bien, y ella se te acerco o…

No la dejo terminar de hablar. Siempre que podía escupir las primeras palabras la ansiedad se apoderaba de él y tenía que decir todo lo que tenía atragantado.

―Creo que ni sabía que yo existía hasta que chocó conmigo. No me acuerdo como se llama, pero al salir no me vio y yo tampoco a ella, la empuje y cayo al suelo. ―dijo pasándose las dos manos por la cabeza y jalando sus cabellos―. Yo la trate muy mal. Y ella a cambio me pidió perdón.

Guardó silencio, parecía un idiota por verse afectado por algo tan insignificante, pero lo estaba y la estaba pasando muy mal.

Pero en cambio la Dra. se estaba divirtiendo con el relato y estaba frunciendo los labios para no reírse. Se lo veía tan vulnerable.

Ella se sentó a su lado y corrió con delicadeza un mechón de pelo que caía sobre su frente.

― ¿Por qué lo hiciste entonces? ―preguntó―. Si ella no se te acercó no veo una razón justa por la que lo hayas hecho.

Tyler es un joven apuesto. Alto y con unos músculos de infarto. Se notaba de lejos que se entrenaba en algún gimnasio. Parecía un príncipe cuando se vestía elegante con camisa y zapatos o unos de esos chicos malos que solo aparecen en las películas cuando lucía informal con musculosas ajustadas al cuerpo dejando a la vista unos brazos duros como roca con una manga tatuada en unos de ellos, y sus jeans apretados moldeando su cadera. No importaba que se pusiera todo le hacía juego con sus ojos verdes de mirada penetrante y sus cabellos que caían en una cascada de mechones castaños sobres sus hombros. Era el típico chico que volvía locas a las chicas de cualquier ámbito.




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