―Chicos, silencio ―gritó la profesora mientras golpeaba el pizarrón con el borrador.
Todos fijaron la atención en la señora parada frente a ellos.
―Hoy traje una actividad para hacer en grupo. Como les hablé la primera clase, lo que más me interesa para poner las notas es la interacción de ustedes respecto a los temas asignados.
―En español ―se burló uno de los jóvenes sentados al fondo.
―Califico el trabajo en clase. Se entiende ―esbozó una sonrisa. Era el tercer año que los tenía como grupo y sabia bien que, aunque muchas veces actuaran con sarcasmo la querían y ella a ellos.
― ¿Grupos de cuantos? ―preguntó Lorena levantando su mano.
― Ustedes son 14. Así que grupo de dos ―respondió la profe.
En un santiamén el bullicio retumbaba en las cuatro paredes del aula. Las sillas y bancos chirriaban al arrastrarse por el piso. Andrexa y Tomás con la mirada ya se decían que ese trabajo lo harían juntos.
― ¿Qué están haciendo? ―se llevó una mano a la cabeza y resopló inquieta― Aun no les dije cuales van a ser los grupos. Esta vez los elegiré yo.
Quejas y más quejas hubo los siguientes diez minutos. Cuando todo volvió a la normalidad que lo único que se escuchaba era el zapato de la profe dando golpecitos en el suelo:
―Voy a pasar los grupos y a medida que los nombre uno se sentará al lado del otro. En orden.
Agarra una bolsita con los nombres en papelitos recortados que seguramente contenían los nombres. Los grupos iban a ser sorteados. La profesora agarra los primeros dos:
―Tomás y Anahy ―saca cuatro papeles más ― Tyler y Laura un grupo. Andrexa y Julián otro.
Luego siguió nombrando al resto a Lautaro le tocó con Sofía lo cual ese fue el mejor grupo. La profe sabía que estaban enamorados, aunque no se lo decían así que siempre los sentaba juntos en los trabajos. También armó los grupos de Mateo y Virginia. Raúl y Sabrina y por último Lorena y Juan.
Los alumnos se sentaron en grupos tal y como lo había pedido la profesora. Ella pasó dejando una fotocopia donde estaba asignada la actividad. Ésta consistía en armar un diálogo.
―Tienen treinta minutos ―dice y se sienta tras su escritorio a corregir trabajos seguramente de otros cursos.
Julián leía la consigna en voz alta para que pudiera oír Andrexa que esta sentada frente a él.
―Bueno hay que armar una conversación que trate de una reservación en un hotel ―se pasa una mano por el pelo y le sonríe―. Empecemos.
A los cinco minutos ya tenían listo el diálogo. Y lo practicaron unas 3 veces en voz alta por si la profe les pedía leer.
― Para ser nuestro primer trabajo juntos no está mal ―le dice mirándola divertido― Se nota que te gusta la materia.
―Siempre me gustó el inglés, aunque nunca se me dio por hacerlo en una academia.
―Una lastima que no hayas ido a nuestra juntada el viernes pasado ―cambiando de tema― La pasamos genial.
―Tenía planes con Tomas. Ya había quedado con él antes de que lo plantearan ―le dice mirando a su amigo que estaba a unos metros trabajando con Lore―, pero me dijo él que van a juntarse más seguido.
―Así es ―le dice mirándola fijamente a los ojos―. No deberías perdértelo. Me gustaría que estés, además de que te integrarías mejor en el grupo.
―Si, voy a ir. Dalo por hecho.
― ¿Tú y Tomás tienen algo? ―le pregunta entrecerrando los ojos con sospecha.
―No. Nada que ver. ―le responde dando un respingo cuando reaccionó. La pregunta la tomo por sorpresa―. Somos amigos desde que llegue al instituto.
Julián suelta una carcajada que contagia a Andrexa pero que llama la atención de Tyler que se encuentran sentados atrás de ellos.
«¿De qué se estarán riendo?» pensó Tyler. Tenia en frente a Laura que lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja. En ese momento le irritaba que lo mirara, así como una boba, pero estaba agradecido que no haya tocado el tema del viernes. No estaba para planteos.
―Tyler ―le toco la mano― ¿En que piensas?
―En nada. Terminemos el trabajo.
― Te conozco. ¿Te pasa algo?
En realidad, no lo conocía. Ella ni podría imaginarse que estaba molesto por ver las sonrisitas que se hacían Julián y Andrexa. Aun no podía entender porque le afectaba, pero lo hacía y no lo podía controlar.