Sálvame de mí

Capítulo 10

― ¡Josué, detente por favor! ―gritó Tyler.

Eran incontables las veces que lo repitió en esas diez cuadras que cruzó corriendo tras él. La había cagado, lo sabía y se arrepentía en ese momento, aunque era tarde. No quería esperar a que volviera quería arreglarlo en ese instante. Los gritos se tornaron ahogados. Sus cuerdas vocales estaban cansadas. Él seguía corriendo, no quería perderlo de vista, necesitaba alcanzarlo.

El cielo todavía estaba oscuro, y el frío parecía cortarte la piel. También había neblina y una llovizna que caía mojándole la cara, pero eso no lo detenía.

Un bocinazo seguido de un impacto cambió el panorama. La neblina se fue disipando a medida que Tyler se acercaba al lugar. Un cuerpo yacía en el suelo y un auto se marchaba a toda velocidad.

Tyler se arrodilló frente a su hermano y buscó en sus bolsillos con mucho cuidado su celular para llamar a la ambulancia. La calle estaba desierta, no había nadie que los pudiera ayudar.

―Tyler. deja eso.

―No te voy a dejar morir.

―Tyler, por favor, escúchame ―su hermano asiente con la mirada entristecida e impaciente. No quería perder tiempo―. Perdóname, por no haber sido un mejor hermano.

― ¿Qué dices? ―pregunta desconsolado―. Yo soy el que te ha fallado.

―Yo te he pedido perdón. ¿Puedes perdonarme?

―Sí, te perdono ―le suelta Tyler para conformarlo, aunque no comprendía la razón tan repentina de que su hermano le pida perdón cuando debería odiarlo en ese preciso momento―. Voy a llamar a la ambulancia.

―Tyler, te amo hermano. Nunca lo olvides

Sin responderle, toma el teléfono y al encenderlo le pedía una contraseña. Se vuelve a su hermano que tirado en el suelo lo miraba con una sonrisa amable. Él le muestra la pantalla.

―Te perdono.

Tyler se sienta de un respingo, su cuerpo estaba bañado en sudor y le temblaban las manos. Otra vez ese sueño volvía a perturbarlo.

Se levantó y se fue directo al baño. Necesitaba una ducha. Como se iba a quedar en casa toda la tarde se puso unos pantalones largos a cuadros y una musculosa blanca y bajó al comedor donde se encontraban sus padres cocinando juntos. Siempre fueron unidos y cumplían a la perfección con el lema «Familia que trabaja junta, permanece junta». Y el trágico episodio que pasó la familia Sánchez no perjudicó la unión sino al contrario, juntos se hicieron más fuertes. Tyler no lo vive así, pero lo finge lo mejor posible para no desestabilizar la paz de su hogar.

―Hijo, por fin apareces ―dice ella mientras deposita un suave beso en su frente sin dejar de batir unos huevos de un bol que llevaba en su mano.

―Anoche nos juntamos con los chicos del cole. Volví tarde ―comenta Tyler acercando las tostadas que estaban en un plato especialmente para él.

―Te sentí entrar ―sigue su papá desde la mesada porque estaba picando verduras―. Por la hora que era creía que te ibas a quedar en la casa de Juan.

―Sí, pero no ―reconoce entre risas el joven que se acercó a su padre para servirse un café de la cafetera.

―Sé que soy pesada, pero me preocupa que andes hasta tan tarde en moto por las calles ―farfulló su madre abrazándolo―. No te quiero perder.

―Mamá, no fastidies ―le contesta Tyler suspirando―. No me vas a perder.

―Mejor así ―lo acaricia dulcemente y vuelve a lado del hombre que ya tenía todo listo para poner en el horno.

El joven se encargó de poner la vajilla sobre la mesa y luego se sentaron todos para almorzar. En lo que duró la reunión familiar hablaron de muchos temas para ponerse al día.

Sus padres se retiraron a su cuarto para descansar un rato al contrario que él, arrancaron temprano. Así que se quedó levantando los platos usados, los llevó a la cocina y se encargó de lavarlos, secarlos y ponerlos en su sitio.

Luego de eso se recostó en el sillón que está en el living y prendió el Smart con el control remoto. «Hoy día de Netflix» pensó. Haciendo zapping encontró la película “El club de los incomprendidos”. Es la película que siempre le gustó. Un grupo de chicos de su edad que eran completamente diferentes uno del otro pero se complementaban. La amistad, el amor, la felicidad y la perfecta imperfección podía sentirla, como si las emociones traspasaran la pantalla y impactaran directo en su corazón. Unas lágrimas amenazaban con salir y su garganta le ardía, estaba conmovido con cada escena. Por mas fuerte que él se mostrara muy dentro de sí mismo estaban escondidos sus más bonitos sentimientos, pero ahí debían quedar.




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