Sálvame de mí

Capítulo 20

«Clama a mí y yo te responderé y te enseñare cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jeremías 33:3)

Andrexa escudriñaba las escrituras mientras tomaba un café en su habitación. Ese era su lugar preferido. En la intimidad compartía con Jesús su tiempo. Ella sabía que desde que había llegado a Córdoba adaptarse no fue lo más fácil y que su entorno cambió rotundamente. De estar rodeada de hermanos en la fe y llena de actividades de servicio en la iglesia pasó a estar en una ciudad desconocida sin conocer mucha gente y las pocas que conocía no eran cristianas, salvó Tomás que confirma que fue puesto por Dios para que esa etapa no fuera tan difícil.

Su corazón por primera vez estaba dividido en dos. Una anhelaba servir a Dios en ese propósito del que ella era parte agradando y glorificándolo en cada paso que diera. Tenía todo organizado, llegar y hablar de su infinito amor por Jesús y llevar a jóvenes como ella a un plano diferente, pero no estaba saliendo como esperaba.

Tuvieron que pasar muchos días hasta que se animó a preguntarle a Tomás si era cristiano y por que Julián le preguntó directamente por su “religión se animó a confesarlo. Dos personas en medio año saben que ella es cristiana y le duele en lo más profundo de su ser. Ella no se avergüenza del evangelio porque es poder de Dios, pero algo la tenía atada y ahí es donde juega parte sus sentimientos más carnales.

Arrancó la escuela con el pie izquierdo. Sin hacer nada le caía mal a Laura que no se esmeraba en esconderlo ya que cada dos por tres largaba alguna indirecta o la miraba con desprecio. Si se equivocaba en algo se burlaba y ella solo callaba. Era más sabio que empezar una discusión donde ninguna de las dos tendría la razón, pero tampoco nunca tuvo el valor de enfrentarla cara a cara y preguntarle que había hecho para caerle mal como lo hace. No reunía las fuerzas para hacerlo, pero agradecía a Dios porque la sostenía en todas esas ocasiones donde ha legado a enojarse y sufrir por eso. Los demás eran buenos con ella, aunque no tenía mucha relación más que en actividades donde estaban juntos o en la casa de Juan en los viernes de promo.

Muchas veces se sintió sola, pero su sostén era Jesús y aunque fallaba en sus actos y sentimientos volvía a renovar su fe y fuerzas en la presencia de la persona que no duda que sea la que más la ama por encima de todo.

Andrexa volvió a releer la palabra rhema que la venía ministrando desde que llego a esa ciudad. Cosas grandes y ocultas son las que Dios quiere revelarle la clave esta en clamar creyendo que él responderá porque así lo es.

«Padre en tu presencia me siento segura por eso cuando me siento sola e intranquila en tus brazos encuentro la paz de nuevo.

Perdóname Señor por no ser lo que esperas de mí. Me duele saber que tú nunca fallas, me amas incondicionalmente y me llenas de detalles y yo aún no puedo ser totalmente agradecida por todo ello.

Gracias por todo. Gracias por mi familia, por los amigos que he hecho en este tiempo. Gracias por el trabajo de mis tíos y por permitirnos vivir en esta casa tan cómoda. No puedo dejar de agradecerte incluso por estar viva porque reconozco que sin ti no sería nada.

Gracias por la vida de Tomás, el amigo que pusiste en mi camino, bendícelo en gran manera, a él y a su familia. Bendice a todos mis compañeros y profesores en la escuela. Bendice el grupo que hemos formado y las reuniones que llevamos a cabo para glorificar tu nombre cada sábado.

Y perdóname por todo. No puedo mentirte pues tú ya lo sabes todo y no te sorprendería en lo más mínimo que me ponga a enumerar mis fallas y hasta sé que me faltarían muchas por nombrar por creer que no estaba mal cuando así lo era. Por eso te pido perdón por todo lo que he hecho consciente e inconscientemente. Dame fuerzas y sabiduría para cambiar. Transforma mi vida, dame un corazón recto, humilde y lleno de amor. Que mis actitudes reflejen la luz en medio de la oscuridad por donde camino. Muéstrame el camino por el que debo andar y hazme volver si me desvío, aunque duela. En Este tiempo mis emociones han influido en mis decisiones y me rehúso a dejar que eso te quite el primer lugar. Te lo entrego Señor. Yo me entrego a ti. Tus planes son perfectos y tú sabes lo que haces y cómo lo haces y cuándo lo haces. Enséñame a esperar en ti cada cosa que me tienes reservada. Quita de mi lo que no te agrada y hazme sentir como tú sientes, caminar como tú caminas, ver como tú ves y amar como tú amas.

Andrexa se quedó en silencio en un ambiente de paz donde se podía sentir al Espíritu Santo obrando, consolando, arreglando, llenándola de paz nuevamente. Su cabeza iba una y otra vez a lo mismo, a Tyler, y por mas que lo echara de su mente él volvía de nuevo.

Señor Jesús te presento la vida de Tyler también. Tú lo conoces bien Señor yo solo sé que es mi compañero de clase y que su actitud para conmigo es muy cambiante. Eso me tiene mal, me tiene pensando y me confunde. No puedo mentirte, me parece un chico lindo e interesante y mi curiosidad va en aumento. Necesito saber qué es lo que pasa por su cabeza. Me saca de casillas, pero aun así me gusta tenerlo cerca y compartir, aunque casi no nos hablemos, las horas en clase. Nunca me pasó algo así con nadie y me molesta que justamente mi confusión se valla por un límite que no es bueno cruzar. Sería un yugo desigual o no. No lo sé, pero eso me tiene mal porque ocupa lugar en mi mente y mi corazón y a veces no sé cómo actuar. Te lo entrego a él y te entrego lo que siento. No te voy a pedir que me reveles que le pasa sólo quiero pedirte que toques su corazón que restaures cada área de su vida, que le traigas consuelo a su alma por la pérdida de su hermano y le muestres que tú le amas y que en ti puede encontrar lo que le falta. Tú eres justo y bueno. Mi salvador, mi gran amor, mi vida entera. Te amo inmensamente Jesús. Amen.




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