Llegamos cerca del anochecer al norte del país al bajar del avión ya estaban dos autos negros esperándonos, los guardaespaldas que venía en el otro avión tomaron posesión de los autos y todos ingresamos al auto llevándonos hasta un hotel muy lujos en la ciudad registrándonos todos. Entrando a nuestras habitaciones, bajamos a al comedor a comer reunidos todos en una sola mesa.
–¿Tenemos todo listo para mañana? –pregunto.
Sofía asiente –nos hemos dividido en pares. Unos irán a investigar sobre las empresas familiares y otros nos encargaremos de los proveedores. Si trabajamos de día a día tendremos todos los datos necesarios en tres días a lo mucho.
–No se preocupe señorita. Somos los mejores en este trabajo ¿verdad amigos? –dice uno de ellos. Todos confirman convencidos.
–Mientras terminemos esto rápido, será mucho mejor –dice Alice con una mirada seria.
–No se preocupe. Terminaremos rápido –dice una joven.
Cenamos tranquilamente volviendo a nuestras habitaciones a descansar. En eso me doy un baño para ir a dormir y salgo con una toalla alrededor de mi cuerpo, tomo el secador para el cabello y mientras lo seco la puerta de mi habitación se abre dejando ver a Oscar Rey ingresar con una maleta. Suelto el secador acompañado de un gran grito.
–¡AH…! Usted ¿Qué hace aquí? –pregunto.
Él se queda mirándome, noto su mirada de deseo. –Usted ¿Qué hace aquí? –repite mi pregunta.
–Es mi habitación salga –respondo –salga, fuera.
–Esto es un malentendido. Esta es mi habitación, estaba reservada para mí –responde.
–No me importa. Largo. Fuera de aquí –digo recogiendo el secador amenazando con este.
–Espere. Puede…
–Fuera –digo desesperada.
–Señorita Ester –Alice llega a la habitación y al verla situación rápido se pega junto a mí –¿Qué hace aquí? retírese.
–Esto es un malentendido. Esta habitación es mía, tengo la llave –muestra la tarjeta llave.
Esto es algo curioso, mejor dicho, raro las habitaciones estaban libres cuando nos registramos todos los que nos registramos en las habitaciones estaban libres. Habrá ocurrido algo. Talvez se trate de un error.
–No me importa. Salga de esta habitación, es de la señorita Ester. La prometida del joven Logan –dice Alice.
Noto como la expresión del señor Oscar Rey cambia ligeramente.
–Es muy tarde y…
–Acaso piensa quedarse en la habitación de la prometida del joven Logan –dice algo agresiva y escuchar la palabra prometida hace que mi corazón se acelere.
–Escuche –la voz del señor Oscar es al brusca –yo reserve esta habitación.
–¿Acaso es un descarado? –dice Alice –esta es la habitación de una señorita comprometida.
–Ya dije que es un malentendido –se escucha más agresivo por su tono de voz.
Su voz me hace sentir un miedo, que me parece haberlo sentido tiempo atrás y extrañamente la siento familiar a él. Mi cabeza empieza a dar vueltas, como si intentara recordar algo de mi pasado, sin conseguir nada. Talvez lo que intento recordar no sea de mi pasado, no obstante, es muy familiar.
–Alice –interrumpo –que se quede en la habitación.
–Señorita –dice Alice.
Empiezo a sentirme mareada, pero logro notar como el señor Oscar Rey sonríe.
–Me quedare contigo esta noche –respondo.
Ella asiente –está bien. Mañana arreglaremos esta situación.
Paso por lado del señor Oscar Rey noto claramente como su puño aprietan con fuerza, salgo de la habitación ingresando a la suya que esta frente la mía y es ahí cuando doy el primer paso y todo mi cuerpo cae al suelo. Siento que Alice me mueve, la miro borrosa está preocupada y pierdo la conciencia.
–¿Cómo te atreves a levantarme la voz? –esta voz, me parece familiar. Me está gritando –tu eres mía. ¿Cómo te atreves a mirar otro hombre? –siento el impacto de una fuerte mano en mi rostro.
Cayendo al suelo siento arde mi rostro y me arrastro hacia atrás. Mis lágrimas salen sin control de mis ojos, siento tanto terror, tanto miedo. Esto debe ser una pesadilla.
–Lo siento. Perdóname. –digo entre lágrimas.
–No hay perdón. Te atreviste a sonreírle a ese pobre diablo –reclama esa voz, me tomo con fuerza del cabello –tu eres mía –me golpea –te lo voy a demostrar.
Destruye mi blusa con todo y brasier –no por favor –digo suplicante.
–Cállate –otro golpe.
Al sentir su proximidad a mi cuerpo suelto un gran grito –NO –grito.
–Señorita Ester. Señorita Ester. Despierte –escucho la voz de Alice y logro despertar.
Siento la humedad en mis ojos y encuentro la mirada aceitunada de Alice muy preocupada, con gran miedo y mi cuerpo temblando la abrazo con fuerza.
–Tranquila. Solo fue una pesadilla –dice ella. Me suelta –tranquila.
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Editado: 14.10.2023