Salvando A Mi Ángel

Capítulo 22

Todavía recuerdo ese momento, ese momento con el que tanto eh soñado mis dos vidas. La anterior y esta. Poder besar sus labios. Dejar una señal de que fueron míos, eran tal y como siempre soñé. Suaves de los cuales brotaban el dulce más delicioso, hecho por los mismos ángeles. El néctar más delicioso que jamás haya probado.

En mi otra vida desee tanto poder besarlos, cada vez que la miraba, mis ojos iban a sus labios ansiaba poder besarlos tenerlos únicamente para mí, que sean únicamente míos, pero eso era imposible. Todo lo que podía era soñar con ellos, soñar que los besaba, soñar que yo era su único dueño. Tuve que reprimir tantos sentimientos para no causarle problemas.

Aún recuerdo ese día en que ella me confeso la verdad. De cómo termino casada con Oscar, mi odio por el aumento todavía más. ¿Cómo podía hacerle eso a una joven que parecía un ángel? Porque eso era ella para mí era mi ángel.

No podía permitir que siga sufriendo, que alguien que no la merecía la tuviera. Eh hice lo que pensé era lo correcto. Hice lo que hice en esta oportunidad. No lo pensé mucho, solo podía pensar en ponerla a salvo a ella. Quería verla feliz. Que ya no sufriera al lado de un hombre que no la amaba. Yo quería protegerla, amarla como ella se lo merece.

Me levanté de golpe de mi cama mirando por la ventana y la luz que ingresaba por ella, apreté con fuerza mi puño y lo había decidido.

–Te salvare –me dije –voy a salvarte cueste lo que cueste.

Me dirigí hasta mi armario tomando una chaqueta con capucha, me vestí de negro. Ese era el camino, el único que tenía para salvarla. Como un acosador, la vigile todo el tiempo esperando momento adecuado para tomarla. Como un ladrón la robaría llevándomela lejos, donde Oscar jamás pudiera encontrarnos.

La oportunidad se me presento al ingresar al centro comercial, lo único que debía hacer era burlar a los dos guardaespaldas que la seguían y sabía exactamente cómo hacerlo. La congregación de personas, caminando por el lugar me daría la oportunidad perfecta. La mire en el segundo piso y yo estaba de pie junto a la alarma de fuego, espere el momento y la active.

Las personas empezaron a correr por el pánico los guardaespaldas intentaban protegerla bloqueando la baja de las escaleras eléctricas, pero no pudieron todos empezaron a descender rápido llegando hasta la planta principal. Me acerque cubierto con la capucha y la tome en brazos haciendo que respire el cloroformo dejándola inconsciente y en brazos las lleve hasta el auto alquilado arrancado lejos de ahí. Salí de la ciudad con ella a mi lado que dormía tranquilamente en el asiento, no quería llegar a esto, pero fue lo único que podía hacer. ¿Acaso había otra opción?

Muy alejados empezó a llover fuertemente, la carretera estaba cubierta podía escuchar como las ruedas el auto levantar el agua de la carretera, los limpiadores removían en gran cantidad el agua del parabrisas. El cielo estaba nublado y a la distancia se escuchaba los truenos. No tenía un lugar fijo a donde ir todo lo que sabía y quería estaba dormitando a mi lado. Solo quería protegerla, salvarla.

La llevaría conmigo hasta el fin del mundo.

–Ah… –la escuche despertar moviéndose en su asiento.

Solo sonreí, mirándola con ternura. –Estarás a salvo –dije y seguí avanzado.  

Se levantó llevando su mano a la cabeza, mientras repasaba su cabellera rojiza hacia atrás estaba algo débil debido al cloroformo.    

–¿Dónde estoy? –pregunto despacio. Al mirar por el parabrisas se alarmo me miro. –Joven Logan –me dijo. Solía llamarme de esa forma.

–Esta despierta –dije sonriendo.

Ella me miro –¿Qué hiciste? ¿A dónde me llevas? –pregunto alarmada.

–Tranquila. Estas a salvo. Te llevare a un lugar seguro –respondí.

–Detén el auto –pidió no la escuche, pero volvió a decirlo con la voz un poco grave.

Detuve el auto en medio de la carretera, con la fuerte lluvia cayendo sobre el auto y truenos en la distancia.

–Señorita Ester yo –dije con la voz suave.

–Llévame de regreso –pidió con la voz taciturna, triste.

–¿Por qué quiere volver a un lugar donde sufre? ¿Dónde la maltratan? ¿Dónde no es apreciada? –pregunto con pesadez con mis ojos a punto de romper en llanto.

No responde –no puedo –dice finalmente –no puedo irme así.

–Claro que puede. Venga conmigo y yo me asegurare de que nunca vuelva a pasar todo lo que ha sufrido. No puedo seguir viéndola, con esa mirada que clama ayuda –mis ojos empiezan a llorar, me duele tanto verla así cada vez que la encuentro –solo quiero protegerte –tomo su mano, pero ella aparte la suya.

–No puedo irme mi mamá está ahí. Corre mucho peligro junto a él. –dice Ester con tristeza. –si me voy la asesinara. No puedo vivir sabiendo que mi madre puede morir.

–Yo la salvare –suelto –la traeré contigo. Nos iremos lejos donde nadie nos pueda encontrar –todo esto lo digo lleno de esperanza.

Eso era algo curioso en mí. Nunca había tenido tanta esperanza desde que la conocí. Con la sensación de poder hacer todo lo que quisiera. Ella me lleno de esperanza de fe, pero al verla triste todos los días que iba a la empresa. Ver como mi esperanza y mi fe aumentaba, pero ella moría cada día.  




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