Samurai Mariachi

UN DOMINGO EN TOKIO

El amanecer descubrió a Yuto y Julián practicando fuertemente en el dojo, desde lo de anoche los dos se habían tomado las practicas matutinas más seriamente, por desgracia para sus padres esto también los introdujo en sus prácticas a pesar de encontrarse en cama.

  • Al parecer no nos dejaran dormir.
  • Tranquila, no creo que sea por mucho tiempo.
  • A que te refieres, hoy es domingo así que entrenarán hasta que no puedan más.
  • No creo, ayer Julián logró un permiso para ir el día de hoy a Tokio, al parecer  tiene asuntos pendientes ahí.
  • ¡y hasta ahora me lo dices!

De un salto la señora Mian se levantó de la cama, como de costumbre los hombres no tenían idea de nada, ahora debía correr para preparar un buen desayuno, al fin de cuentas Tokio está a más de dos horas en tren y dejar marchar a un invitado con el estómago vacío era por demás imperdonable.

Apenas había llegado a la cocina cuando los gritos en el dojo cesaron, lo cual le indicaba que pronto seria hora de marcharse, y estaba segura que como de costumbre primero visitaría a la señora Hisui en la vieja casa de la colina, lo cual le indicaba que debía apresurarse, para cuando Julián entró a la cocina para despedirse ella daba los últimos toques a su desayuno. Mientras su hijo se daba un baño Julián aprovechó para agradecer su hospitalidad e informarle que estaría fuera todo el día con unos asuntos pendientes, pero que sin falta estaría aquí para la hora de la cena y quería saber si se le ofrecía algo de Tokio poco después se marchó con rumbo al viejo cementerio.

Desde que había llegado a este pueblo sus mañanas eran muy agotadoras pero gracias a eso no había vuelto a tener pesadillas y si las tenía no eran tan duras para su cuerpo y alma como en el pasado, ahora Julián pensaba que era lo que este pueblo había logrado sanar si su cuerpo o su alma  o si como de costumbre en su vida el viejo tendría mucho que ver en este asunto, pero ahora se hacía tarde y la abuela odiaba esperar así que sin pensarlo mucho fue viento y como él se deslizo suavemente por las viejas calles de aquel poblado durmiente mientras su mente por fin era libre de cualquier pensamiento ahora solo era viento, pronto la casa de la abuela se acercó rápidamente. Mientras desde la distancia una confundida Yumiko no daba crédito a sus ojos, ahora era claro, él era un futuro maestro dragón, alguien había roto la ley más antigua de este pueblo y ahora la vida de Julián correría peligro y se preguntó si tendría la fuerza de hacer lo correcto e informar al concejo, pero su corazón se sintió como una plancha de plomo, no podía siquiera respirar era obvio que ella no podría hacerlo y si el concejo se enteraba que ella guardó el secreto seria castigada severamente pero en aquel instante ella decidió cargar con ese peso para salvarle la vida, al fin de cuentas verlo convertirse en viento fue hermoso. Para cuando llego a su casa su familia no sabía por qué estar más sorprendida si el verla madrugar a entrenar con el arco o el rostro de preocupación con el cual llegó pero no lograron que les dijera nada más aparte de saber que acompañaría a Julián a Tokio el día de hoy.

Como de costumbre Julián fue recibido con un “llegas tarde” y una buena taza de té caliente, para la señora Hisui se había convertido en la hora más alegre del día y estaba segura que a Julián le sucedía algo parecido, ahora ya tenían mucha más confianza pero ella seguía sintiendo aquel peso que aprisionaba los recuerdos y el alma de este muchacho y lo distanciaba de todos los que lo rodeaban, era algo tan etéreo pero tan real  y sin saber que debía hacer para vencer aquella barrera le había confiado aquel trabajo a Yumiko, con la esperanza de que la cercanía de edad le permitiera romperla o por lo menos traspasarla, era ahora solo cuestión de esperar y saber que llegaría primero si su amigo el juez o la respuesta que tanto esperaba de este muchacho. Pero por ahora era tiempo de despedirse por el día de hoy mientras desde la distancia un cazador comenzaba sus labores.

Al despedirse de la abuela Julián sintió perfectamente como era seguido desde las sombras, de cualquier forma no era algo que no hubiese previsto pero lamentó no tener algo de tiempo a solas con Yumiko lejos de la gente del pueblo, pronto las campanas de la torre avisaban que eran las ocho de la mañana, muy temprano para recogerla muy tarde para regresar a la casa de la familia Faa, así que para matar el rato decidió caminar por el pueblo mientras este comenzaba a despertar, como de costumbre aquel lugar despertaba desde muy temprano en particular el centro del pueblo y el muelle, al parecer todo el mundo quería comprar algo para el desayuno de esta mañana, así que no fue sorpresa el encontrarse con la señora Mian mientras regañaba a su esposo por la falta de delicadeza, por lo que pudo escuchar tanto él como su hijo estaban sin desayuno hasta que realizaran las compras del día, en aquel momento Julián pensó lo aterradora que se veía la señora Mian en ese momento y lo divertido de la escena en general, luego fue sorprendido por su “novia” quien acompañaba a su madre de compras mientras sus amigas miraban como lo saludaba desde el otro lado de la plaza, al parecer se había convertido en el centro de atención en aquel momento pero se alegró de ver como aquella niña había logrado hacerse de amigas en tan corto tiempo, era signo de alguien extremadamente fuerte. Luego desde las sombras una mano conocida se acercó por detrás, su energía como de costumbre serena y controladora le indicó sin ninguna clase de dudas que se trataba de  Kazuo quien al parecer se encontraba acompañado por el club de kendo celebrando la Azaña del día de ayer.

  • Está muy temprano para festejar ¿no les parece?
  • Más bien considéralo un desayuno de trabajo.
  • ¿Y a que se piensan dedicar?
  • Eso depende de usted.
  • Maldición ¿no podían esperar hasta mañana?




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