Samurai Mariachi

LA CANCIÓN DEL DRAGÓN

Yumiko y Yuto se reunieron alrededor de la mesa sin que ninguno de los dos se atreviera a abrir la misteriosa carta, mientras tanto Julián contemplaba las estrellas tratando de averiguar el por qué su destino siempre llevaba muerte y destrucción.

  • Julián: Yuto qué esperas te aseguro que no es un paquete explosivo.
  • Yumiko: pero…
  • Julián: ni la tinta ni el papel en sí tienen nada peligroso, además por más tiempo que espere su contenido no va a cambiar y en cambio pondrá en peligro a la abuela.
  • Yuto: tienes razón.

En el rostro de Yuto cada palabra escrita en tinta roja dibujaba una tristeza y un dolor indescriptible, mientras que de los ojos de Yumiko las lágrimas comenzaban a brotar a borbotones y Julián como una estatua miraba el cielo en el momento en que la última luz del sol se pierde en medio del mar y un cielo negro azabache lo cubre todo.

  • Julián: ¿y bien qué dice?
  • Yuto: ¿recuerdas hace algunos días que te pregunté si me apoyarías en un torneo?
  • Julián: claro, te dije que eras un tonto.
  • Yuto: después de pensarlo mucho me negué, pero al parecer ellos ya habían iniciado la publicidad con el nombre de mi familia.
  • Julián: y ahora han decidido que tu participación es indispensable.
  • Yuto: si no participo la matarán.
  • Yumiko: ¡pero qué están diciendo! Como así que estabas pensando en participar en un torneo con esa clase de gente ¿y tú Julián por qué no lo detuviste de inmediato?
  • Julián: Él es un hombre, debe tomar sus propias decisiones. Además, al final él tomó la decisión adecuada.
  • Yuto: y por eso ella está en peligro.
  • Julián: Eso no es cierto, te aseguro que aun si te hubieses negado de inmediato ellos hubieran atacado, esa calaña no conoce “un no por respuesta” ¿y qué has decidido hacer?
  • Yumiko: avisar a la policía que más.
  • Yuto: debo ir, de lo contrario la matarán.
  • Yumiko: pero que locuras dices, Julián ayúdame a detenerlo.
  • Julián: ¿estás seguro de esto? Aun si vas no hay garantía que no la maten y tú lo sabes.
  • Yuto: pero si no voy es seguro que la matarán.
  • Yumiko: que locura debemos avisar a la policía.
  • Yuto: tú misma leíste la carta, si avisamos a la policía ellos la matarán y además…
  • Julián: ¿Qué?
  • Yumiko: si hacemos algo para evitar o intervenir en la subasta ellos…
  • Julián: así que quieren las tierras por el precio más bajo posible.
  • Yuto: sí.
  • Julián: ¿y qué decidiste?
  • Yuto: iré.
  • Julián: entiendo, en tal caso… ¡rastreadora! Ya escuchaste todo, debes decidir si sigues con tus órdenes o haces lo correcto.

Desde un viejo árbol y como caminando a través de él aparece la figura escultural de la rastreadora, en su rostro se dibuja una enorme preocupación mientras ella intenta comprender como rayos su querido pueblo había caído en una calamidad tan grande, de echo aun con sus años de experiencia se sentía totalmente abrumada por la situación, fue la voz de Julián la que la sacó de su estado de estupefacción y le brindó una luz a seguir.

  • Rastreadora: ¿y bien que quieres mocoso?
  • Julián: Ya escuchaste a Yuto, el piensa ir, pero estoy seguro que no lo dejaras ir solo.
  • Rastreadora: Eso va en contra de mis órdenes, jamás lo he hecho.
  • Julián: Debes decidir si me sigues a casa del señor Irene o sigues a este muchacho para que puedas alertar al resto, además tal vez necesite protección.
  • Rastreadora: Sería más sencillo hacer que los dos me acompañen.
  • Julián: Existe la posibilidad que donde se realice el torneo tengan a la abuela, por lo cual puedes matar dos pájaros de un solo tiro. Además, mira los ojos de Yuto, no hay poder humano que lo convenza de lo contrario.
  • Rastreadora: Tienes razón.
  • Julián: Yumiko quiero que vayas y le entregues esta carta a la oficial Yuu, ella debe enterarse de todo esto.
  • Yumiko: Ni pienses que te dejare solo.
  • Julián: Tienes mi palabra de honor que te estaré esperando en la casa de Yuto.
  • Yumiko: No….
  • Julián: ¡en estos momentos lo que importa es la abuela! Confía en mí, te estaré esperando.
  • Yumiko: … está bien, pero más te vale que estés ahí.
  • Julián: Tienes mi palabra.

Mientras todos se alejaban del viejo cementerio Julián decide visitar a un viejo amigo y pedir protección para esta familia ya que ahora más que nunca la necesitaban, y luego se dirige hacia una  casa vacía, hacia un destino incierto y hacia un recuerdo que había jurado olvidar. Mientras tanto alguien terminaba el último puro del día y se preguntaba como lo estarían pasando los habitantes de aquel pueblo en la distancia, pronto sus planes se completarían y por fin tendría una cabeza de playa de donde poder hacer arder todo Japón si es que alguien se le oponía.




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