Sanando a Violet

Capitulo 10

Narra Alejandro

 

Esto era lo único que me faltaba para que las cosas se pusieran mal con Violet. Le había estado llamando estos días a su móvil, pero no me contestó, la iba a ir a buscar a su casa, pero no quería que se sintiera presionada y finalmente tuve que acostarme dos noches sin poder dormir.

 

Era la primera vez que ansiaba con todas mis fuerzas que fuera lunes rápido.

 

Si supieran que ese sábado en el mall no tenía ni la menor idea de que me encontraría con ella. Me puse muy contento cuando la vi, se mostraba animada y con lo qué pasó con mi exnovia, sus ojos volvieron apagarse.

 

De inmediato mi mente planeó invitarla a comer helado y que termináramos por pasar una tarde agradable juntos, pero no fue así.

 

Esta mañana cuando llegué al consultorio ella como de costumbre ya ocupaba su escritorio, quise hablar con ella, pero pacientes ya esperaban por mi para sus consultas.

 

Se veía muy hermosa, llevaba una blusa blanca de tela muy fina con una falda muy elegante a mediado de sus rodillas. Esta vez sus labios estaban pintados rojos y llevaba su cabello recogido. Parecía una secretaria de muchos años de labor, muy bien representada.

 

Mis ojos no podían dejar de pensar en lo bella que lucía en el día de hoy, y sé que lo había hecho a propósito. Se había propuesto llamar mi atención, solo para dejarme saber que estaba brillante y no podía decirle nada.

 

Inicio del flashback

 

-Buen día señor Collado, lo espera su paciente Laura, aquí está su carpeta. ¿Algo que desee decirme para que le recuerde más tarde? - me preguntó muy educada sin ni siquiera darme una mirada.

 

Me había hablado fríamente y de manera cortante.

 

-Lo que voy a desear es hablar contigo- le dije mirando a todos lados para ver si alguien nos veía.

 

-Usted y yo no tenemos nada que hablar a menos que no sea de trabajo- me habló

 

¡Ay! Me daban ganas de quitarle ese labial rojo que llevaba de un beso.

 

Todo había sido un malentendido que ni siquiera yo sabía dónde había radicado.

 

Las cosas entre nosotros marchaban bien y podía sentir química, yo sabía que si daba unos cuantos pasos llegaría a tener una relación con ella. Es solo que sé de dónde viene, sé que no ha pasado por sus mejores momentos y no quería hacerla sentir mal o asfixiada.

 

Yo quería darle su tiempo para que sanara y confiara en mí, para que volviera a depositar su confianza en las manos de un hombre, esta vez de uno distinto.

 

Yo.

 

-Violet no te puedes poner así sin antes dejarme explicarte - le hablé un poco rápido

 

-Y que tienes que explicarme? ¿Que no tenías ni una semana que te habías dejado de tu novia y ya andabas picando otra flor? - me cuestionó

 

-Y que me quieres dejar tu dicho con eso? ¿Que soy un mujeriego? - le pregunté ofendido

 

-Señorita Laura, pase al consultorio con el Doctor- tuvo la desfachatez de ignorarme por completo y alzarle la voz a mi paciente para iniciar la consulta.

 

No tuve de otra que rechistarle y comérmela con la mirada teniendo que marcharme a mi cita psicológica con mi primera paciente del día.

 

Fin del flashback

 

¿Creen ustedes que me había podido yo concentrar? NO.

 

La gente ya empezaba a notar que algo pasaba conmigo. A veces me perdía en mis pensamientos o simplemente se daban cuenta por mi manera de actuar.

 

Yo, que soy psicólogo con ella he perdido la cabeza, me he propuesto sanarla y claro que es lo que haré, pero siento que estoy enfermando y ella es mi única cura.

 

Tal vez pueda sonar muy de pronto o que me estoy apresurando, pero, para los sentimientos no hay tiempo. La gente se equivoca cuando habla de que no se puede querer o amar de un día para otro, es cierto, pero no hay tiempo establecido para hacerlo.

 

Desde que la conocí quedé atrapado en sus ojos color cielo. Ir a su casa, besarla, cenar con ella bajo las estrellas, absolutamente todo solo me había enganchado mucho más.

 

A medida que le consultaba como su psicólogo que voy navegando en las aguas de su corazón también me he enamorado de su alma, de lo pura que es.

 

Mi teléfono móvil suena sacándome de mis pensamientos.

 

-Hola mamá- contesto la llamada

 

-Hola hijo, ¿cómo estás? - me preguntó en la línea

 

- Bien, ¿tú y papá como se encuentran? - le pregunté

 

-Un poco solos, pero bien- la escuché decirme

 

-Se tienen uno al otro, no están solos- la animé

 

-Tú y tus palabras de psicólogo. Ven a cenar con nosotros pronto. Tráete alguien para pasar la noche, ¿qué hay de tu novia? -

 

Rodé los ojos

 

- Rompimos mamá. Yo iré pronto, les avisaré antes - le contesté

 

- Esa muchacha era demasiado eléctrica para ti, pero que lástima. ¡Tu solo llámame con tiempo! Un beso, ya te dejo trabajar- mi mamá siempre tiraba el veneno por delante y luego continuaba hablando

 

-Hasta luego mamá- colgué

 

En realidad, mirándolo de esta forma, al parecer Dios quería unirme con Violet. Ahora que lo miro de otro ángulo, Lucy si era muy contraria a mí. Era rebelde, le gustaba fumar y beber, de vez en cuando era muy fría, no le gustaba ser social, se creía más que muchas otras personas y ahora es que vengo a caer completamente en cómo es el asunto, mi madre tenía razón.

 

Sin embargo, yo no entiendo por qué la molestia de Violet. Yo nunca he dicho que soy un santo, aunque tener pareja nunca ha sido un delito.

 

La miraba sentada con otra muchacha que era secretaria de otros dos doctores en la cafetería. Me gustaba que se fuera socializando, que viera que no todo el mundo la juzgaba y que el error que cometió hace un tiempo no tenía por qué tronchar su vida.




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