Sanando a Violet

Capitulo 12

Narra Alejandro

 

-No puedo creer que lo hayas cocinado tú- me dijo después de comerse el plato de pasta que le había servido.

 

- y por qué no puedo saber cocinar? - le cuestioné mirándola rodar sus ojos.

 

-Pues, no lo aparentas. Eres...- no la dejé terminar de hablar porque ya sabía lo que me diría

 

-Porque soy de familia adinerada? - le pregunté negando con la cabeza.

 

Asintió levemente

 

-No quiero hacerte sentir mal, es solo un comentario. Pienso que ustedes los de mejor nivel económico no tienen que hacer ciertas cosas como cocinar, lavar, planchar y tú sabes, los quehaceres del hogar. Si no que tienen quien lo haga porque para eso pagan - tenía lógica su explicación

 

-Yo te entiendo, pero mi caso es distinto. Sé hacer de todo simplemente porque no quiero que nadie lo haga por mí. Soy yo mismo que lavo mi ropa, plancho y cocino mi propia comida. Antes limpiaba yo mismo esta casa, pero ahora una muchacha lo hace todos los viernes- le conté

 

-Wao, cada vez me sorprendes más- me dijo tomando un trago de su copa de vino.

 

Le sonreí a medias mirándola ponerse de pie y tomar la iniciativa de recoger nuestros platos.

 

-No, ¿qué haces? - le pregunté deteniéndola

 

-Déjame ayudarte. Recojamos todo esto y lavemos lo que hemos ensuciado- me dijo insistiendo

 

Tuve que ponerme de pie junto a ella y recoger lo que quedaba.

 

Colocamos todo en el fregadero mientras la miraba decidida a lavar los platos.

 

-Te dije que no- le dije mirándola reír

 

- Por qué no? - me preguntó

 

-Porque eres mi invitada, yo no puedo dejar que hagas eso. Ya los lavaré más tarde- le contesté

 

-Yo los lavo y tú los secas y los pones en orden- me ordenó

 

No pude evitar sonreír mientras negaba con la cabeza al darme cuenta de que cuando se proponía algo nadie se lo quitaba de la mente.

 

-Está bien, ganas. Cuando un día me invites a tu casa yo seré el que lave los trastes entonces- le avisé desde ya

 

Me sonrió

 

-Está bien, no hay problema- me dijo contenta con esa vocecita tan coqueta que poseía.

 

Asentí mientras empezábamos con lo nuestro pero mi teléfono empezó a sonar. En la pantalla apareció el nombre de Patrick, inmediatamente apagué el móvil sin molestarme en contestar.

 

-Por que no has querido tomarla? - me preguntó.

 

No se le escapaba nada y eso me gustaba. Que fuera atenta y muy despierta, me llamaba la atención por completo.

 

-Una chica- emití

 

-Vi que era el Dr. Patrick- me dijo mirándome avergonzada con una carita de "Te caché"

 

Reí a carcajadas

 

-Pero si casi no te fijas! Pensé que estabas atenta a esas losas, pero tienes al parecer dos ojos más detrás de ti- le dije no pudiendo evitar reírme ante su ocurrencia.

 

-No contabas con mi astucia, es mejor que si un día vuelves a tener otra novia no le digas esas cosas, podrías buscarte un problema y que te salga la broma muy mal- me dijo apretando sus labios.

 

-Ah sí? ¿Cuéntame por qué? Yo sé que ustedes las mujeres son locas y que tienen fallas en su sistema, pero quiero escucharte- le dije pícaro, ansioso por saber que me diría

 

-No es que somos locas, ustedes nos provocan...- me reí ante aquel comentario y no dude en interrumpirla para hacer las cosas más interesantes.

 

-Espera, imaginemos que somos novios, toma ese ejemplo y dime que me dirías si te respondiera que me llamaba una chica y por eso no contesté al móvil- recibí una mirada suya maliciosa.

 

-Lo primero es que yo sabría que no es cierto, ya que, si lo fuera, no me lo dirías. Pero, aun así, yo te reclamaría porque hacer shows, es nuestra pasión- ahora si me tuve que reír a carcajadas bien fuertes.

 

-Pero que estrella de mujer! ¡No eres nada fácil Violet! - le dije mirándola mirarme con sus ojos achinaditos de tanto reír.

 

-Te arrebataría el móvil y buscaría esa llamada, revisaría tus contactos y aunque no encuentre nada me seguiría haciendo la enojada solo para que me contentes- me dijo muy normal con una sonrisa coqueta.

 

-Yo lo que podría hacer es tomarme todo con mucha calma y llenarte de besos- le dije mirando sus labios.

 

-De ser que lo tomes como si no fuera nada, te entro a cachetadas- me dijo alzando sus hombros y doblando su cabeza.

 

Tiré unas cuantas carcajadas.

 

-Así que tengo una novia violenta? Creo que esas copas de vino se te han subido a la cabeza- bromeé con ella un poco.

 

-Ponme a prueba y ya verás como no es pasada de tragos que estoy- me amenazó pícaramente terminando de lavar los trastes.

 

Solté la toalla con la que estaba secando los platos y me atreví a tomarla por la cintura y a subirla sobre la encimera de la cocina escuchándola tirar un pequeño chillido de sorpresa.

 

-Alejandro! - dijo mi nombre estando frente a mí, mientras rodeaba mi cuello con sus brazos.

 

-Qué pasa? ¿Te has asustado? - le pregunté mirándola fijamente aquellos ojos que a veces no sabía distinguir si eran verdes o azules.

 

Asintió levemente

 

-Me has pedido que te ponga a prueba. Yo no pasaría ninguna lucha contigo. Todo lo resolvería de esta forma- dije tomándome el atrevimiento de unir mis labios con los suyos mientras dejaba un leve apretón en su cintura y luego pasaba mi mano a su cuello donde hice a un lado su cabello, sintiendo las de ella perderse en el mío con delicadeza.

 

Al separarnos lentamente la vi esbozar una linda sonrisa que me calmó por completo las dudas de que, si había estado mal la acción que llevé a cabo.




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