Narra Violet
Después de todo la vida continuaba, y no podía estar apegada a Alejandro todo el día. Ayer nos pasamos la tarde juntitos cuidando uno del otro después de lo sucedido en casa de Patrick.
Hoy me encontraba doblando la ropa que había lavado esta mañana, recuerden que no soy rica y que soy yo quien se encarga de organizar su casa, de limpiar, mantener todo en orden y lavar la ropa sucia.
Mayormente me ocupo de los oficios los sábados, pues en la mañana lavo, en la tarde limpio y en la tardecita recojo del tendedero la ropa y la doblo. Si quedo con ánimo pues lo tomo para dedicármelo a mí misma, arreglo mis uñas, mi cabello y me exfolio la piel.
Entre el gran ropero por doblar, porque solo lavo en quince días una sola vez, me encontré con una camisa de Alejandro. Las otras noches estuvo aquí dándome mi consulta y se quitó la camisa quedándose en playera, no se dio cuenta por lo cómodo que estaba cuando se fue de mi casa y me dejó la camisa encima de los muebles. De tan solo mirarla me recuerda a el grandioso hombre que es, lo guapo que se ve vestido siempre muy formal, luciendo impecable y elegantón.
Al parecer ni se dio cuenta de que la dejó aquí porque no me ha dicho nada, se la lavé hoy para entregársela mañana, quedamos de juntarnos para ir a la iglesia.
Miraba la tela y no me quedaba más que acariciarla. Alejandro era un sol de hombre, he quedado encantada como si me hubieran hecho un hechizo. Si la vida me había dado el peso de cargar con un error como el que cometí solo para conocer a Alejandro, entonces no me arrepiento de nada.
Tomé mi móvil y busqué nuestras fotos en la galería, deslicé mis dedos disfrutando de cada una de las poses que hicimos ante la cámara, sacamos la lengua, achinamos los ojos, sonreímos contentos... ese día en la playa fue hermoso.
Sonriendo como tonta decidí enviarle un mensaje de texto.
-Está ocupado mi Dr.? -
Me mordí los labios y bloqueé la pantalla del celular esperando por su respuesta mientras continuaba con mi quehacer.
Después de todo las cosas no habían resultado tan difíciles, podía cubrir mis gastos, ocuparme de la casa y hasta ahorrar unos tres pesos, literal. Últimamente no estaba gastando dinero en combustible porque Alejandro me está viniendo a recoger a casa para ir al trabajo y también me traía de regreso.
Pasábamos mucho tiempo juntos, todo el que pudiéramos. En el único lugar en donde tratábamos de no tener ningún roce es en la clínica. Ambos tenemos que comportarnos como adultos que somos y profesionales, aunque yo no lo sea del todo, sé las reglas laborales.
La gente ni se inmuta, al principio cuando posteó la foto en su red de Instagram si hubo algunas chicas que comenzaron a tratarme indiferente en el hospital. Hace poco asistimos al mercado y me encantó ver la reacción de la gente.
Inicio del flashback.
Domingo por la mañana, perfecto para dar una vuelta por el parque y caminar para quemar un poco de calorías. Alejandro y yo íbamos tomados de la mano por las aceras de las calles del pueblo en donde podíamos sentir la mirada de todos en nosotros. Las dos señoras de la farmacia quienes siempre estaban sentadas fueras esperando que llegaran alguna persona a quien atender, fueron las primeras que sin disimulo alguno abrieron la boca asombradas. Justo pasamos por el frente de ellas, muy cerquitas, tanto así que Alejandro les dió el saludo de buenos días. Una de ellas se quitó los lentes para limpiarlos y ver si estaba viendo mal, pero no, la señora estaba mirando perfectamente, éramos Alejandro y yo tomados de las manos.
-Detengámonos en el mercado a comprar la fruta de la semana - lo escuché decirme.
Lo miré pícaramente porque de lejos podía ver la gran multitud que había en el lugar. Todos los moradores compraban en el mercado por la frescura de los vegetales y las frutas.
-No podemos ir al supermercado mejor? - le pregunté
-No trates de evitar lo que tarde o temprano sucederá. Ya nos ha visto medio pueblo, ahora quiero deslumbrarlos a todos. Mas tarde correrá el chisme por toda Constanza, si quieren que nos fotografíen - lo escuché decirme.
No pude evitar reír.
-Está bien, veamos que tanto han funcionado las consultas - le dije sonriéndole ampliamente.
Ambos nos adentramos entre el montón de gente que compraba lo que le interesaba mientras interactuaban con el vendedor.
Alejandro tomó una bolsa para echar por lo que habíamos ido al mercado.
-Te gusta esta, amor? - me preguntó tomando en su mano una gran lechuga.
Asentí
-Es perfecta para la ensalada de la cena de esta noche - le contesté a propósito al observar a varias chismosas fingir mirar las lechugas, pero solo estaban ahí para oír y comernos con la mirada, no iban a comprar nada.
Fin del flashback
Mi teléfono vibrar fue lo que me sacó de aquel recuerdo que me causaba mucha gracia, pues dejamos a muchos entremetidos con la boca abierta.
Miré la pantalla, era un mensaje de Alejandro. Inmediatamente desbloqueé el móvil y fui a leer lo que me había respondido.
-Para ti nunca estoy ocupado, mi paciente favorita -
Me mordí los labios, se me engranujó la piel al leer aquel mensajito tan encantador.
-Ansío que sea mañana, quiero verte -
Luego de textearle ese mensaje continúe doblando mi ropa, o al menos eso intenté, pero unos toques en la puerta me hicieron ir corriendo a ver quién era que con desesperación me iba a tumbar la puerta.
-Ya voy! ¡Ya voy! ¿Qué es lo que pasa? - grité segundos antes de abrir.
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Editado: 09.10.2022