Sanando a Violet

Capitulo 25

Narra Alejandro.

Ni siquiera me imaginé que Beck tuviera la suficiente desfachatez para regresar otra vez. La mente me carcomía por dentro, aunque para ser ciertos, no debía de temer. Lo que hice fue porque sabía que Violet no avanzaría a su lado.

Me da mucho gusto que no haya querido quedarse con ella, me encantó verla salir llena de valor sin una sola lágrima en su rostro, arrastrando su maleta mientras su madre desde la puerta le gritaba no sé qué cosa. Sin embargo ella no mostró tristeza alguna, solamente mucho coraje y deseos de huir.

-Ya puedes hablar, me tienes desesperado. Quiero saber qué fue lo que sucedió?- le dije al mirarla ya más tranquila sentada frente a mi en  el sofá.

-Ella simplemente apareció como que volvería a caer en sus garras. Si la hubieras visto, muy llena de seguridad, creyendo que me iba a engatusar. Me gritó un montón de veces, ahora tiene una mascota, está muy cambiada, lleva ropa cara y muy elegante. Ahora usa su cabello hacia arriba y carteras grandes - la escuché decirme.

Pero como no? Cómo no va a lucir tan radiante después de todo el dinero que le di. Eso era lo que me molestaba, ella podía pasar su vida muy bien, toda oronda, viviendo como una reina sin tener que volver a molestar en nuestras vidas. No entendía la razón o el motivo por el cual ella había regresado.

-Hiciste bien en pedirme que te fuera a buscar. No hay razones por el cual tengas que volver a caer en depresión por su culpa. Ya has avanzado demasiado y no retrocederemos hacia atrás-

-No te quiero molestar quedándome aquí Alejandro, pero no tenía de otra. No tengo ningún familiar a quien recurrir y..- la interrumpí

-Me tienes a mi, deja de decir eso. No me molestas, al contrario, me encantará tenerte aquí por todo el tiempo que quieras quedarte- acaricié su mejilla.

Cerró sus ojos ante mi tacto.

-No estaba ni un poco arrepentida. Solo llegó más altanera diciendo que había tenido suerte solo porque ella me lo ha deseado- me contó

-No ha sido suerte, ha sido tu esfuerzo, tu empeño y tu dedicación. La suerte no existe, todo es cuestión de mentalidad, dones, talentos, esfuerzos, dedicación o empeño-

-Me restregó en la cara que la casa no era solo mía, que se había ido porque necesitaba cuidar de ella tomando un spa y mejorando arrugas que yo le había sacado- me dijo aquellas palabras con dolor.

Sepan algo, una persona así nunca lucirá arrepentida. Ahora entiendo la avaricia de esa señora.

Apréndanse muy bien el concepto de ARREPENTIMIENTO, cambio de mente, un cambio de actitud, un cambio de rumbo y estilo de vida: si se iba por un camino malo, ahora se va por el "buen camino" y ya no se regresa al antiguo. Lo que Beck no tenía, tiene, ni tendrá.

-Tu madre no está bien de la cabeza, disculpa que te lo diga así, pero te tocó la peor madre - no pude evitar decirle.

Y si, tal vez son duras mis palabras pero es la verdad. ¿Acaso que madre abandona a su hija en un problema como el que le sucedió a Violet? Yo entiendo que no es fácil aceptar que tu hija sea señalada por muchos, pero mamá a ti que me lees si algún día tu hija comete el mismo error por favor ayúdala y no le des la espalda. La adolescencia es una etapa muy fuerte en donde se atraviesan muchos problemas emocionales difíciles para lidiar, se busca aceptación de otros y se llegan a cometer locuras solo para complacer a otros. Incluso, si cuando somos adultos a veces nos sentimos con presión social, imagínense en esa dura etapa.

-Ella no era así, no sé qué le pasó- me dijo perdida en sus pensamientos mientras con sus ojos buscaba una respuesta en los míos, una que yo realmente no podía darle.

-Violet mi amor, ya no te cuestiones más. Estos últimos días han sido difíciles y lo mejor es que descanses. Toma un baño con agua caliente de pies a cabeza mientras yo voy a preparar la cena. Luego nos acostamos a dormir para mañana asistir a la iglesia a ver si encontramos algo de paz- le dije acariciando su cabellera.

-No puedo estar en tu casa y pretender que tu te ocupes de la cena, yo puedo...- la interrumpí

Ella era muy terca.

-Ya te dije, por favor. No te compliques, haz lo que te dije - me levanté del sofá en conjunto con ella mientras llevé su maleta a nuestra habitación.

-Ya sabes donde están las toallas y todo lo demás- le dije mirándola asentir

-Gracias Alejandro - agachó su cabeza y respiró profundo.

Besé la coronilla de su cabeza.

-No tienes nada por qué agradecerme- le dije por último antes de salir de la habitación y dejarla sola para que se duchara.

Ahora quien suspiró profundo fui yo. Tuve que recostarme de las encimeras de la cocina para tomar fuerzas y pensar en lo que continuaba ahora.

Por un lado me sentía contento porque empezaría a convivir con Violet, ya no tendría que esperar al otro día para verla, ni tener que llamarla por video para apreciar su lindo rostro, ahora podía mirarla cerquita todo el tiempo, la tendría conmigo en mi casa y eso me ponía muy feliz pero yo sabía que la felicidad no era completa porque la nena estaba triste y preocupada.

Me puse a preparar una cena muy rica para nosotros los dominicanos, pelé unos plátanos verdes y los puse a sancochar. Mientras estos hervían piqué unos ajíes, una cebolla y un tomate. También a ese picadillo le agregué queso rayado y trozos de jamón donde lo coloqué en la sartén a fuego medio para sofreír los vegetales y que los embutidos se cocieran un poco, agregué un poco de aceite de oliva y luego eché en la misma sartén cuatros huevos, haciendo un revoltillo. Por último le agregué sal para que no quedara desabrido.

Cuando los plátanos estuvieron listos los majé con mantequilla haciendo un "Mangú". Si señoras, a los plátanos majados en nuestra Dominicana se les llama así .

Saqué los platos, los lavé porque uno nunca sabe qué bicho le pudo pasar y entonces serví el mangú y el revoltillo de huevo por encima.




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