Sanando a Violet

Capitulo 26

Narra Violet

 

Ambos habíamos salido de la iglesia. Creo que fuimos en busca de paz y finalmente la obtuvimos. Después de anoche no me sentía para nada mal, creo que mi madre no conseguirá lo que quiere al final de cuentas.

 

Alejandro sí que era todo un caballero, siempre se comportaba muy atento, llevándome despacio sin importar que estuviera acabándose el mundo a nuestro alrededor, literal.

 

El día estaba algo nublado desde muy temprano, no era un domingo soleado para acampar, así que Alejandro y yo nos regresamos a su casa después de ir a la iglesia y preparamos el almuerzo. Me había preguntado que si mejor ordenábamos pizza, pero le dije que no, me apetecía cocinar, así que nos pusimos a preparar un arroz con maíz, pollo frito y ensalada de espirales con tostones de plátanos maduros.

 

No me gustaba que quisiera siempre ayudar en todo, era muy caballeroso y siempre quería aportar pero a veces me gusta hacer las cosas yo misma.

 

Quien nos entiende a nosotras las mujeres? Como dice el mismo Alejandro, absolutamente nadie.

 

Por un lado era bueno que me ayudara, que supiera de todo en un hogar y que se incluyera en las labores. No es un hombre machista, al contrario, uno que no tiene doctrinas antiguas como la de que los quehaceres del hogar son solo para las mujeres.

 

Nos sentamos a comer y luego lavamos los trastes, si los dos. Terminamos super rápido y después yo pude comenzar a hacer mis tareas mientras él estaba en su computador.

 

Les cuento que me daba algo de pena vivir con él, no sé si es porque no estoy acostumbrada a vivir con hombres o porque tengo mucha vergüenza. Yo suelo demorarme un montón en el baño y ahora me da algo de pena hacerlo. Sin olvidar mencionarles que doy muchas vueltas en la cama y que según él, las veces que hemos dormido juntos no me muevo.

 

Yo me apego mucho a él y en realidad si amanezco en el mismo lugar, anoche y la vez que amanecimos en la terraza me desperté en sus brazos.

 

Aunque no se crean, yo sé que no todas las noches serán así, eso es porque apenas estamos comenzando a convivir juntos. Dicen que las parejas luego que queman la etapa de casados cada quien duerme en su lado, lo que me causa mucha risa. Sin embargo tal vez nuestro caso no sea así, Alejandro siempre mantiene la llama, y el día que no este de ánimos, entonces la enciendo yo.

 

-Alejandro me vas a matar- le dije mirándolo observarme desde la cama.

 

-Que sucede? Por qué dices eso? - me preguntó de inmediato

 

-Es que he dejado la práctica que tengo que entregar el miércoles en la universidad, en mi ex-casa - le dije preocupada

 

-Al menos la completaste? - me preguntó

 

Negué con la cabeza

 

-Entonces vamos por ella, tienes que hacerla- me dijo cerrando su computador mientras se ponía de pie de la cama.

 

-Yo puedo ir, tú quédate aquí tranquilo. No puedo molestarte para cualquier tontería- le dije mirándolo negarse rotundamente.

 

-Violet, esta no es una tontería. Es una clase que tienes que entregar. Iremos los dos juntos- me dijo tomando las llaves de su Jeepeta.

 

-Está bien entonces. Tratemos de evadir a Beck, todo lo que podamos. Espero que no haya cambiado la cerradura y que la llave siga siendo la que tengo- dije poniéndome unas sandalias, ya que estaba descalza.

 

Me hice una coleta y me miré al espejo.

 

-Que tanto te arreglas? Venimos de una vez- me dijo riendo, acercándose por detrás de mí, rodeando mi cintura.

 

-Me arreglo para ti, para que no digan que sales con una descuidada- le contesté

 

-Que tonterías dices? - me preguntó arrugando su frente y su nariz.

 

Algo que también me resulta incómodo de estar viviendo con Alejandro es que no puedo estar pintada las 24 horas del día, me refiero a estar maquillada. Yo suelo quitarme la ropa y ponerme unos trapos anchos bien cómodos que me hacen ver una vagabunda, y el a pesar de vestirse en casa con bermudas, pantalones de chándal y playeras, seguía luciendo fantástico.

 

-Eres divina. Así con tu cabello todo despeinado, con ropa holgada, sin maquillaje e incluso sin bañar- tocó mi nariz haciéndome sonreír

 

Le pedía a Dios que esta felicidad nunca terminara.

 

Besé sus labios de manera corta pero muy lenta, agradeciéndole por las lindas palabras.

 

-Vamos, amor- me dijo tomando mi mano y echándose su móvil en los bolsillos.

 

Ambos salimos de casa y bajamos las escaleras.

 

-Conduce- me pasó las llaves de su auto.

 

-Que? Esta preciosura? No, tengo miedo de chocarla - le tendiéndole las llaves otra vez.

 

-Conduce Violet- me dijo nuevamente subiéndose al asiento del copiloto.

 

-Ay! Que voy a hacer contigo!?- exclamé bufando subiéndome al volante.

 

Encendí el motor sintiéndolo rugir. La diferencia era tan clara ante el antiguo carro que nos había dejado papá y esta Jeep.

 

-Wao, mira cómo te moriste al conducirla- me dijo burlándose de mí.

 

-A veces te odio, sabes? - bromeé

 

-Te encanto, Violet. Nos encantamos mutuamente, florecita-

 

-Tu nunca mientes-

 

Narra Alejandro.

 

Si, yo si te guardo un secreto que me convierte en mentiroso.

 

Estaba dispuesto a decirle la verdad y acabar con todo lo que me atormentaba. Nuestra relación iba de maravillas ahora que vivimos juntos, pero rayos, toda esa felicidad se puede ir a la basura en tan solo cuestión de segundos cuando Violet sepa la verdad.

 

Anoche fue nuestra primera noche durmiendo juntos entre casa, y se sintió tan bien tenerla conmigo y saber que al otro día no tenía que devolverla a su casa, si no que nos pasaríamos todo el día juntos. Mi corazón vibraba a toda velocidad con ella, solo con ella y no estaba dispuesto a que su madre acabara con nuestra felicidad contando las cosas a su manera.




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