Narra Alejandro
Me cansé de tocar a la puerta, pero ella no me abrió. Pero saben? No me iba a ir de aquí sin que me escuchara.
Me volé los hierros que rodeaban la casa y caí como todo un ladrón en el jardín, lamentando herir algunas plantas.
Y no, yo no era un psicólogo tonto, también podía tener maldad de vez en cuando para cosas como estas.
Sé ser travieso.
Al levantarme del impulso ejercido para brincar aquellas rejas, que creen? La puerta de madera se abrió.
-Pero que te sucede? - le escuché reclamarme.
Miré lo arrugada que tenía su frente, incluyendo su nariz mientras se achinaban sus ojos y se cruzaba de brazos.
-Que te sucede a ti? Me cansé de tocar la puerta de hierro y no tuviste la decencia de abrirme - le reclamé
-Me estaba bañando, Alejandro. ¿Qué van a decir los vecinos? - tuvo el descaro de cuestionarme.
-Si que se ha olvidado en totalidad lo que en las consultas te enseñé y al parecer no me conoces. Que a mí no me importa lo que diga nadie, que yo no vivo de la gente - le contesté sintiendo todo mi sistema nervioso irse descontrolando poco a poco.
-Pasa, dime lo que tengas para decirme, y te marchas, que tengo trabajo que hacer - ni siquiera le había dicho nada cuando ya me estaba botando de su casa.
No le contesté, simplemente pasé como ella me lo ordenó pero no me senté. Quería hacerlo breve porque ya el que no quería estar en esta situación, era yo.
La miré a la cara, fijamente.
-Siéntate- me invitó
-No quiero, solo vengo a que me aclares una duda. ¿Merecía yo que me pagaras así? - le pregunté
La miré tragar
-Tú me mentiste, Alejandro y... -le interrumpí
-Y tú que acabas de hacer? Tú me mentiste también! Me dijiste que te diera el día libre porque necesitabas llevar unos documentos a la universidad y lo que hiciste fue que aprovechaste que no estaba en casa para sacar tus cosas de allí y venir para acá otra vez! ¿Qué tal si tu madre no se hubiera ido? También me hubieses dejado? - le pregunté.
Su silencio inundó toda la sala tras la pausa que hice en busca de su respuesta, una que ella no me dió.
-Por que mejor no tuviste el valor de esperar que yo llegara para que me dejaras? Lo peor es que ni siquiera me dejaste una nota - le miré fijamente a los ojos - Quisiste pagarme con la misma moneda, Violet y solo agravaste la situación. Preferiste no hablarme anoche, tratarme mal y utilizar el sarcasmo y la indiferencia conmigo, que sentarte como la mujer que eres a platicar la situación por la que pasábamos. A tu madre nunca le apunté con un arma para que se marchara, tan solo le ofrecí dinero, uno que tampoco le obligué ni la amenacé para que lo tomara. Ella se fue porque quiso, y porque no lo dudó dos veces al verse con mejores posibilidades de vida. ¿Qué te mentí y que sabía de la forma en que se había ido? sí, siempre lo supe. Pero, yo solo pensé en ti desde el primer día que supe tu historia y sin tu ser mi pariente, conocida, amiga, ni mi empleada, te ayudé sin el mínimo interés, y es obvio que sin necesidad de buscar más fama. Porque si lo olvidas ni siquiera me gusta que se mencione mi apellido, porque no soy de enaltecerme, ni de crear chismes. Aunque al parecer, se te olvidó quien soy o tal vez nunca me conociste. O dime algo, acaso quien se enamoró fui solo yo? - la miré derramar una lágrima mientras negaba con la cabeza.
-Me fui porque necesitaba espacio, no te estoy dejando, es solo que necesito meditar lo que sucede, no seas tan duro conmigo -
-Que no sea tan duro contigo? Pero si tu no has tenido corazón para hablarme y fingir estar bien conmigo esta mañana, solo para engañarme y hacerme creer que todo estaba bien. En mi mente dije, "Bueno, al parecer Violet meditó que lo que hice, fue por su bien" pero no, todo fue un engaño! He llegado ansioso a casa con ganas de encontrarte allí y que ha pasado? No te he encontrado, ni a ti, ni a tus cosas. Eso fue lindo de seguro, no? ¿Y yo soy el duro? - le cuestioné, mirando que me estaba echando toda la culpa encima.
-Solo necesitaba espacio, necesito meditar, pensar en lo que realmente quiero y en lo que verdaderamente pasó. Organizar mis ideas y ...- no la dejé terminar porque no me estaba dando razones lógicas para hacer lo que hizo.
-Y no pudiste decírmelo? No pudiste esperar a que llegara de trabajar para hablar conmigo? Ese es tu problema, que a veces solo piensas en ti, Violet. Desde ayer te has encerrado solo en lo que sientes, pero y yo? Crees que de verdad hice todo esto por qué? A cambio de qué? Que he ganado yo? Dime? - le cuestioné mirándola llorar, acaso solo se limitaría a esto?
-No es por presumir ni mucho menos por sacarte nada en cara, pero estuve dispuesto a ayudarte desde el primer día que te conocí y siempre te brindé la mano, a cambio de nada. Me importó un pepinillo lo que otros pudieran pensar de mí, te presenté a mi familia, te hice mi novia, te robaste mi corazón y no pudiste dejar tu enojo a un lado y hablar conmigo? ¿No crees que he sido demasiado decente contigo para recibir todos estos rechazos de parte tuya? Si te sientes mal, dime tan solo ¿cómo crees tú que me siento yo? - le pregunté
-Lo siento, Alejandro...- fue lo único que salió de sus labios.
Asentí lentamente.
-No me pidas perdón, Violet. Creo que quise ayudarte demasiado y me olvidé de mí. A tu madre le importas tan poco que volvió a marcharse, tan solo fíjate en eso. Y a mí a quien has engañado para creer pagarme con la misma moneda, he visto que me has dejado y aun así he venido detrás de ti - nunca me alteré, tampoco perdí la calma. Siempre la hablé con aquella paciencia de la que ayer se burló.
#3613 en Novela romántica
#829 en Novela contemporánea
superacin decepcion abusos, superacion femenina, amor psicologia aprendizaje
Editado: 09.10.2022