Sanando su Corazón

Capítulo 14: Él es especial

Ria 

Recuerdo la primera vez que vi a Dámaso. Estaba caminando a la empresa y lo siguiente que supe, es que estaba encima de él. Alto, con una presencia imponente y esos ojos oscuros que parecían ver directamente a través de mí. Apuesto no comienza a describirlo. Pero mi vida me ha enseñado a no confiar en las apariencias. Así que, aunque me impactó su aspecto, me mantuve cautelosa.

Al principio, fui distante y quizá un poco fría. No era justo para él, pero el miedo y la desconfianza eran mis escudos. Había pasado por demasiado con mi ex, y no podía permitir que alguien más nos lastimara, especialmente a Niek. Pero Dámaso, con su infinita paciencia y amabilidad, rompió esos muros uno por uno.

Con cada gesto, cada sonrisa, y cada acto de bondad, me di cuenta de que él es diferente. Tiene el corazón más dulce que he conocido. Es como si cada día descubriera algo nuevo que me asombra. Un hombre que no solo es fuerte y protector, sino también increíblemente generoso y considerado. A veces, me parece un sueño, una ilusión creada por mi mente necesitada de algo bueno.

La noche del incendio fue el punto de inflexión. Ver cómo se hizo cargo de la situación, sin descuidarnos, me hizo ver cuánto significamos para él. En ese momento, supe que estaba cerca de enamorarme. ¿Cómo no hacerlo? Él es mejor que cualquier hombre que haya conocido. Su bondad y su fortaleza me atraen de una manera que no puedo ignorar.

Sin embargo, por más que me encante, hay algo que me detiene. Dámaso no ha insinuado nada más allá de una amistad. Me pregunto si me ve solo como una responsabilidad o una amiga cercana. Tal vez, a pesar de todo, no me ve de la misma manera que yo lo veo a él.

Hoy, después de un maravilloso día recorriendo Calcata, Dámaso ha organizado una salida a cenar. Es una oportunidad perfecta para relajarnos y disfrutar de la compañía mutua sin las preocupaciones que han marcado nuestras vidas últimamente.

—¡Mamá, vamos! —Niek tira de mi mano, ansioso por salir.

—Sí, cariño, ya voy. —sonrío, viendo su entusiasmo.

Nos subimos al coche, y Dámaso nos dirige una sonrisa cálida desde el asiento del conductor. Esos pequeños gestos de cariño hacen que mi corazón se acelere un poco más cada vez.

El trayecto al restaurante está lleno de risas y conversaciones ligeras. Dámaso conduce con confianza, comentando de vez en cuando sobre los lugares que pasamos. Su conocimiento y amor por Italia son evidentes y contagiosos.

Llegamos a un pequeño restaurante a las afueras de Roma. El lugar es acogedor, con luces tenues y una atmósfera íntima. Niek corre hacia la entrada, emocionado por la novedad.

—Este lugar es maravilloso. —comento, mientras Dámaso y yo caminamos juntos, siguiendo al pequeño 

—Quería que tuvieran una experiencia especial. —responde él, sonriendo.

Nos sentamos en una mesa cerca de una ventana, con vistas a un jardín iluminado. El ambiente es perfecto, y me siento agradecida por este momento de tranquilidad y felicidad.

—¿Qué les parece si empezamos con una entrada? —sugiere Dámaso, mirando el menú.

—Me parece perfecto. —respondo, sonriendo—. Gracias por traernos aquí y también por pasar el día con nosotros.

No sé cuantas veces le he agradecido por cada gesto que tiene, sin embargo, siento la necesidad de hacerlo. Lo hace de manera desinteresada y lo mínimo que puedo hacer para retribuirle el gesto, es mostrar mi apreciación. 

—Lo hago porque me importan. —dice, tomando mi mano suavemente—. Ustedes son parte de mi vida ahora, y quiero que estén bien.

Su sinceridad me conmueve profundamente. Quiero decirle cómo me siento, pero las palabras se quedan atrapadas en mi garganta. En lugar de eso, disfruto del momento, de la conexión que parece crecer entre nosotros cada día.

La cena es deliciosa. Niek disfruta de su plato de pasta, mientras Dámaso y yo compartimos una botella de vino y conversamos sobre nuestras vidas. Me sincero con él con respecto a mis otras parejas, le hablo de mis decepciones amorosas y de mis corazones rotos. 

—No ha sido fácil y… —hago una pausa, buscando las palabras correctas—. Sé que no ha sido fácil para ti tampoco.

—Ria, no tienes ni idea —me dice, evitando mirarme a los ojos—. Además, disfruto mucho de tu compañía, es mejor no tocar temas tan tristes.

Quiero indagar más, sin embargo, comprendo que es algo de lo que no quiere hablar, así que asiento y nos centramos en cosas más felices. Por ejemplo, mi hijo sorbiendo la pasta y manchándose todo. 

—Es maravilloso ver a Niek tan feliz. —comenta Dámaso, su voz suave y llena de afecto.

—Sí, lo es. —respondo, mirando a Niek y luego a Dámaso—. Gracias por todo esto, por todo lo que haces por nosotros.

—Cuido de las personas que quiero. —me dice, tomando su mano suavemente—. Ustedes se han convertido en parte de mi familia, este último mes ha estado lleno de risas y alegrías. Ya no estoy solo, Ria y es por ustedes. 

Su honestidad me invita a querer serlo, no obstante, no es lugar ni el momento. Después de disfrutar de nuestra cena, Dámaso sugiere que salgamos al jardín. Niek corre adelante, explorando con entusiasmo. Dámaso y yo caminamos juntos, disfrutando de la noche tranquila y el aire fresco.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.