Scarlet

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NOTA:

Lindas lectoras, de esta historia son dos libros, el primero, (Scarlet) será gratis, el segundo irá a suscripción, así ustedes no tendrán que pagar dos libros.

***

Una madrugada Scarlet salió sola del club, pues Leslie que era la que siempre la acompañaba se había ido más temprano con un amigo. Ella se dirigió al estacionamiento a buscar su auto; mientas lo hacía vio a Jacob que ya estaba en el suyo e iba de salida. Scarlet subió al de ella y cuando fue a encenderlo, el motor estaba muerto, lo intento un par de veces más y éste no respondía, entonces se bajó, abrió el capó y comenzó a revisar a ver si conseguía el daño. Jacob se percató, entonces se acercó conduciendo despacio:

—Conque bailarina exótica y mecánica. —Scarlet volteó a verlo y sonrió.

—No soy mecánica, pero si tengo conocimientos básicos que me enseñó mi padre que me han ayudado con éste cacharro.

—Deberías comprarte uno nuevo, puedes conseguir uno a crédito.

—Sí, ya lo había pensado, pero...

—Pero estas reuniendo para la operación de tu padre.

Scarlet agachó la mirada. Él prosiguió:

—Todos en el club sabemos por el suplicio que estás pasando tú y tu familia. Deseo que puedas reunir pronto ese dinero.

—Gracias. —Ella sonrió.

—Si quieres puedo llevarte, tengo entendido que vives cerca de mi barrio.

Scarlet cerró el capó.

—Gracias, voy por mi bolso, este cacharro se quedará a pasar la noche aquí.

Mientras iban de camino charlaron y se conocieron un poco más.

—¿Y de que parte de Texas eres?

—De un pueblo llamado San Rafael.

—Población católica me imagino, su nombre lo dice.

—Sí, en su mayoría. ¿Tú de dónde provienes?

—De Kansas, provengo del estado más religioso de Estados Unidos.

Cuando llegaron Scarlet lo invitó a subir a su apartamento.

—Puedo prepárate un té o un café.

—Bien, no puedo rechazar tu invitación.

Esa madrugada el juego de miradas que Jacob y Scarlet llevaban desde hacía varios meses acabó en la cama donde consumaron el deseo que se tenían e iniciaron una relación amorosa sin compromisos, se habían convertido en amigos con derecho, acordaron en no limitarse las cosas, se dedicaron a acompañarse y darse apoyo, sobre todo la amistad, eso era lo que más deseaban.

Una noche Endelfe el gerente del club fue al camerino y le dijo a Scarlet:

—Hay un cliente Premium que solicita que tú lo acompañes y bailes para él fuera del club.

—¿En dónde?

—Se hospedará en el hotel El Señorial.

Scarlet con aires de desconfianza le dijo:

—¿Por qué en un hotel? mi contrato señala que solo bailo en este club.

—Vamos Scarlet, el hombre te pagará lo de dos meses de sueldo, deberías sentirse privilegiada.

—Pues no me siento privilegiada, al contrario, me da miedo estar sola con un tipo que no conozco en un lugar quien sabe dónde.

—No vas a ir sola, dos guardaespaldas te acompañaran, no te preocupes por eso, si sucede algo más a parte de un baile y la compañía, eso será porque tú aceptes acceder a ese servicio, pero eso está en ti.

Scarlet se dejó convencer, el vienes cuando llegó al club el gerente la llamó a su despacho. Cuando ella entró vio sobre el escritorio tres elegantes paquetes que a ella no le costó nada darse cuenta que pertenencia a una sofisticada tienda de diseñador de ropa femenina.

—Esto es para ti. —Le dijo el gerente mientras alzaba los tres paquetes y se los acercaba a ella.

—¿Y eso qué es?

—Son los atuendos que tu cliente compró para que los uses esta noche. Mira de qué tienda son, tu cliente es un multimillonario, debió gastarse en esto mi sueldo de todo un año.

A eso de las diez de la noche un auto de su cliente pasó por ella al club, cuando ella se fue, detrás iban el par de guardaespaldas que cuidaban de Scarlet.

Ella llevaba puesto el atuendo que el hombre le había comprado y debajo tenía la fina ropa de encaje. Era un vestido dorado que hacia juego con el bronceado de su piel, ella se había maquillado muy hermoso. Esa noche todo de ella estaba perfecto, excepto el color rojo atrevido de su cabello que a su cliente le desagradaba.

Cuando Scarlet tocó el timbre de la suite, un mozo le abrió y la mandó a pasar al recibidor y se retiró.

—El señor vendrá en cualquier momento.

El aire acondicionado estaba muy frio, entonces Scarlet cruzó los brazos para abrigarse un poco. Se podía oír una suave música de fondo. Ella caminó hacia el sofá contemplando el lugar, le recordaba el apartamento de Carlos Daniel, el novio que tuvo en New York.

Se sentó y esperó por algunos minutos cuando de pronto un elegante caballero llegó del pasillo interior acompañado por el mozo. Ella lo reconoció de inmediato, se trataba del tipo para el que bailó varias semanas atrás. ¿Cómo olvidarlo si le había causado inquietud con su forma de mirarla?

Ella al verlo se puso de pie.

—Te queda muy bien ese vestido. —Le dijo él con su rostro serio mientras escaneaba su cuerpo, después la miró a los ojos—. Esas zapatillas me encantan, eres muy hermosa.

Él se sentó y encendió un cigarro, Scarlet se sentía como un farol, no sabía si sentarse con él o si quitarse la ropa y empezar a bailar, estaba en una situación incómoda.

Rodrigo tenía el rostro muy serio, esa era otra característica que lo diferenciaba de los otros clientes y la inquietaba; mientras los demás tipos le sonreían observando su cuerpo semidesnudo, éste tenía cara de póker, le era muy difícil a Scarlet saber lo que estaba pensando o lo que iba a decir; ello la ponía fuera de su zona de confort.

—¿Fumas? —Le preguntó Rodrigo.

—No.

—¿Te apetece una copa? puedes pedir lo que deseas.

—Algo suave. —Scarlet pesó dentro de sí:

"Necesito un trago para soltarme, este tipo me hace sentir incomoda."

Él mandó al mozo a servirle un trago suave a ella y para él pidió un coñac. Después la miró a los ojos con frialdad y le dijo:




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