Scarlet

16

Las chicas comenzaron su jornada de trabajo; Scarlet bailó por más de una hora y en unos minutos le esperaba un baile privado; entonces entró al camerino a tomarse un corto descanso y a cambiarse de atuendo.

Minutos después cuando estaba preparada se dirigió al cubículo privado a bailar para su cliente Premium de la noche, Scarlet realizó dicho baile y volvió al camerino, esta vez tenía sed, bebió agua y se retocó el maquillaje para salir de nuevo al público, esa era la vida rutinaria de Scarlet en sus noches de trabajo en el club.

Ella se apresuró a salir a bailar cuando ya estaba por terminar el turno de Leslie, pues ella quedaría en su lugar mientras la otra cumplía compromisos con algunos clientes en privado.

Rodrigo llegó al club después de la media noche, Israel y Andrés iban con él. El lugar estaba abarrotado de gente en ese momento y les fue difícil hallar una mesa, entonces empezaron a recorrer el sitio para encontrar un lugar que les permitiera estar cerca de las bailarinas. Scarlet ya tenía algunos minutos bailando, en medio del bullicio que había de la música y el movimiento de las luces, ella de pronto vio a Rodrigo que intentaba abrirse el camino entre la gente, él no la había visto a ella.

Casi de inmediato un escalofrío le recorrió el cuerpo a Scarlet y empezó a sentir desaliento. “Es él nuevo” pensó dentro de sí, “¿Me habrá visto? Creo que no.” Los nervios se apoderaron de los sentidos de la bailarina que de pronto comenzó a marearse y las piernas le empezaron a temblar, ella se agarró con fuerza del tubo e intentó mantener el ritmo del baile, pero el impacto de ver a Rodrigo no paró ahí y comenzó a respirar con dificultad mientras el corazón le palpitaba a millón.

En ese momento para Scarlet Rodrigo era su dios, el ser más magnífico del mundo, estaba como loca enamorada, pero lo consideraba una fantasía, un amor platónico nacido de un encuentro cercano de algunas horas; ella no esperaba que él fuera a regresar, al menos no tan rápido.

De pronto sintió que perdería el control de su cuerpo, entonces se retiró con disimulo, detrás del escenario la ayudó a bajar uno de los hombres de seguridad y la llevó al camerino, Scarlet no tenía alientos ni de caminar. Leslie que estaba allí le sirvió un vaso de agua fría.

—Toma, seguro se te bajó la tensión.

—Gracias Leslie.

Scarlet estaba pálida e intentaba atrapar más aire con cada respirada.

—¿Pero qué te sucedió qué te pusiste así? Parece que te metieron un susto.

—Nada amiga, solo bailaba y de repente me sentí mareada.

Mientras tanto Rodrigo y su par de amigos consiguieron un lugar en el club, ellos se sentaron a la mesa y ordenaron una botella de whisky.

—¿Ahora qué piensas hacer? —Le preguntó Israel. Rodrigo miró hacia donde las chicas bailaban.

—No veo a Scarlet, espero que no haya faltado esta noche.

—Podemos preguntar por ella.

—Sí eso pensé.

Scarlet quedó sola en el camerino y como ya no saldría a bailar de nuevo, se cambió de ropa y se marchó al apartamento. Rodrigo preguntó por ella a una moza, esta le señaló el lugar donde ella bailaba, pero se percató que Scarlet ya no estaba ahí:

—Debe ser que está en su momento de descanso, pero si desea puedo solicitarla para que venga a la mesa.

—Si por favor. —Dijo Andrés muy animado a la moza, después que ella se fue, él le dijo a Rodrigo:

—Me muero por conocer a la doble de tu esposa, aunque debe ser extraño verla casi desnuda.

—No te preocupes Andrés, ella no es Ángela, es una mujer de la noche, puedes mirarla todo lo que quieras.

—¿No te pondrás celoso?

—¿Por qué habría de ponerme celoso?

—No sé, solo pregunto. —Rodrigo frunció el ceño y agregó:

—Esa bailarina se parece a Ángela pero no es ella, y yo no tengo nada que ver con esa mujer, por eso deberá acostarse con ustedes si acepta el contrato, para que nos quede claro a los tres que no es más que una prostituta.

Israel con una sonrisa burlona agregó:

—¿Que nos quede claro a los tres o a ti?

—Mejor callate.

—Yo paso. —Dijo Andrés—. No piendso acostarme con la doble de tu esposa, eso si que no.

Rodrigo con la cara seria miró a Israel:

—No me interesa cuál de los dos cogerá con ella, eso lo decidirán ustedes cuando la contrate.

Israel y Andrés se miraron y se llevaron sus tragos a la boca sin decir una palabra.

Minutos después la moza regresó a la mesa.

—Lo siento, pero Scarlet se marchó hace algunos minutos del club.

Israel con amabilidad y tono de extrañeza le dijo:

—¿Tan temprano se ha marchado?

—No se estaba sintiendo bien y el gerente decidió enviarla a casa.

—Diablos. —Dijo Rodrigo y de inmediato se puso de mal humor, entonces Israel le preguntó a la moza:

—¿Por si acaso ella no tendrá algún número de celular a donde podamos llamarla.

—No señor, en el club no manejamos ese tipo de información con las bailarinas, ellas son las que deciden dar sus números a los clientes.

—Gracias de todos modos.

—¿Desean que les traiga algo más?

—No gracias, así estamos…

—La cuenta. —Dijo Rodrigo con voz mandona.

—Bien señor se la traeré en un momento.

Rodrigo se bebió un vaso whisky de un sorbo y tenía el ceño fruncido.

—Ya te nos pusiste de Mal genio. —Le dijo Andrés. Rodrigo le dio una palmada a la mesa como para calmar su frustración:

—No entiendo, justo hoy la muy tontorolla se viene a sentir mal.

—Mejor cálmate hermano. —Le dijo Israel.

—Sí, no me queda de otra, ahora esperar que esa mujer se presente mañana trabajar, si es que lo hace.

Cuando llegó al apartamento, Scarlet puso a llenar la tina, se quitó la ropa y se metió a al agua y se sumergió por completo, se mantuvo así por unos segundos, después salió y se quedó allí sentada pensando en Rodrigo mientras se pasaba la esponja por el cuello.

“¿Habrá ido a verme? No creo, para qué habría de hacerlo, seguro solo fue a divertirse con sus amigos; pensé que no lo volvería a ver… ¿y si regresa mañana? parezco una tonta, no debería ponerme tan nerviosa cuando lo veo, parezco una quinceañera enamorada, estúpida que soy, como si tuviera derecho de sentir algo por un cliente que jamás podría mirarme con respeto. Ojala y no regrese jamás al club.”




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