El lunes muy temprano Rodrigo envió al chofer para que llevara a Scarlet al aeropuerto. Cuando el avión aterrizó en Miami la familia de Ángela la estaba esperando.
Ella no se lo esperaba, pero la recibieron con todo el cariño del mundo, la pareja de señores tenían una gran sonrisa en sus bocas, también estaba su otro hijo. Regina le dio un beso en la mejilla, Alberto le dio un apretón de manos y le preguntó:
—Bienvenida Scarlet, ¿qué tal el vuelo?
—Bien gracias.
Regina le dijo:
—¿Si sabes que en verdad te pareces a nuestra hija?
—Sí, Rodrigo me lo dijo.
—Gracias por aceptar cuidar de mi nieto.
—Me esmeraré en hacerlo bien.
Scarlet tenía una sonrisa tímida, ya que no sabía que tanto podían saber ellos de su profesión en Los Ángeles.
El hermano de Ángela también le dio la mano, él era un tipo más o menos de la misma edad de Rodrigo.
—Bienvenida Scarlet, espero que su estancia con nosotros le sea muy amena, mi nombre es Juan Carlos.
—Mucho gusto conocerlo Juan Carlos.
Cuando llegaron a la casa, Regina llevó a Scarlet para que se instalara en una habitación al lado de la de Jr.
—Creo que aquí podrás estar muy cómoda.
—Gracias Regina, es hermosa la habitación.
—Bueno, te dejo sola para que acomodes tus cosas, me imagino que deseas ducharte.
—Sí.
—Más tarde te aviso para almorzar.
El día transcurrió, al caer la noche todos se retiraron a sus habitaciones a descansar. Scarlet se acomodó para irse a dormir. Cuando logró hacerlo volvió a soñar con el niño que la llamaba diciéndole mamá. Ella se despertó con el corazón acelerado por la madrugada, todo estaba en total silencio, pensó dentro de sí:
“Otra vez ese sueño, pero que significa, siento como si ese niño me necesitara; ¿no será que… ¿Será Jr. el niño del sueño? ¿Será una señal del cielo, que debo cuidar de ese pequeño? A lo mejor si".
El martes por la mañana en la mansión de los Salvatierra la tía Elena le insistió a Rodrigo en no llevarse a Jr. a Estados Unidos.
—Debes reconsiderarlo, no puedes sacar a Jr. de su entorno.
—Ya te lo dije tía, todo está decidido, ayer envíe a Scarlet a Miami, Regina y Alberto ya se hicieron cargo de ella y la están preparando para usurpar a Ángela.
—Pero él está acostumbrado a esta casa.
—También le hace falta compartir con su otra familia, además estará su madre.
—¿Cómo te atreves a manchar el nombre de tu sagrada esposa con esa vagabunda?
—Mejor no hablemos más del asunto, hoy mismo le diré a Jr. que su madre está con sus abuelos esperándolo.
—No puedo creer lo que estás haciendo.
Regina invitó a Scarlet a la sala a ver los álbumes de fotografías de Ángela desde que era una niña; también le enseñó las fotos de su boda con Rodrigo y varias con Jr.
—Mira éstas fotos fueron en un viaje de aniversario que Ángela y Rodrigo hicieron a Cancún, estaban tan felices.
Scarlet observaba la alegría que Regina tenía en su rostro mirando aquellas fotos. Le desconcertaba el hecho que la mujer no estuviera afligida por la ausencia de su hija, parecía como si ella ignoraba que estaba muerta. De pronto se le aguaron los ojos, se le llenaron de lágrimas, Regina lo notó y le dijo con voz compasiva:
—¿Te has puesto triste por la muerte de mi hija?
Scarlet con la voz entrecortada respondió:
—Es que admiro tu alegría, no logro comprender cómo miras esas fotos sonriendo, yo sufriría mucho en tu lugar.
Regina le agarró las manos a Scarlet.
—Claro que sufro, pero he aprendido a agradecer por los años que la tuve conmigo, con los meses que han transcurrido desde su muerte, aprendí que no debemos enfocarnos en que se han ido, sino agradecer por el tiempo que estuvieron. También hay que estar felices por los que aún siguen con nosotros, ¿no crees?
—Tienes razón. —Scarlet dejó correr sus lágrimas—. Eres una mujer increíble, Ángela debió y ser muy dichosa.
—Yo soy dichosa contigo Scarlet, recé mucho y le pedí a Dios que enviara un ángel para Rodrigo y mi nieto. Estoy segura que tú eres ese ángel.
—No entiendo lo que quieres decir.
—Estoy segura que tú salvarás a Rodrigo, él te necesita.
—Pero no comprendo.
—Ángela te puso en su camino para que cuides de él, ella cuida de Jr. tu eres la salvación de Rodrigo.
Scarlet no lograba descifrar las palabras de Regina; en ese momento ellas fueron interrumpidas por Alberto y Carlos Daniel, que llegaron a almorzar.
Por la noche cuando todos se retiraron a descansar, Scarlet recordó las extrañas palabras que le dijo Regina cuando estaban viendo las fotografías.
"¿Regina por qué me habrá dicho eso? ella piensa que podré cuidar de Rodrigo, no entiendo nada, el me contrató para ver de su hijo por algún tiempo, dudo que quiera que lo cuide a él, si hasta me mandó lejos, es evidente que no desea verme en su casa, ¿Quién va a querer ver a una... él piensa que soy prostituta, bueno, lo soy desde que acepté firmar ese contrato, es comprensible que no quiera que yo pise su casa.
Pero admiro a Regina, necesito aprender de ella, me envuelve su entusiasmo, su alegría, su sencillez; es una mujer maravillosa, supongo que Ángela era igual, ya hasta deseo conocer a Jr. espero hacerlo feliz, pobre niño, me voy a esmerar en hacer bien las cosas”.
Elena persuadió a Annie y a todos los demás que intentarán convencer a Rodrigo de no enviar a Jr. a Estados Unidos.
Annie fue ese mismo día a almorzar con los Salvatierra, después que los niños ya habían comido, Elena los envió arriba con la niñera para poder hablar con Rodrigo.
Después que ya los niños no estaban en el comedor, todos se quedaron en silencio, Rodrigo notó que se miraban entre ellos, él arrugó la frente y con tosquedad les dijo:
—¿Qué? Hablen de una vez.
Annie que estaba cerca de él le agarró la mano:
—Rodrigo, solo queremos hacerte entrar en razón, no deberías llevarte a Jr. él necesita de su familia.