Scarlet

31

El domingo por la mañana Alejandro decidió regresar a la ciudad y se encontró con el tramo de la carretera desbarrancado, entonces se imaginó que tal vez si Rodrigo no pudo volver a la ciudad y que a lo mejor estaba en la cabaña de su familia con Ángela. Decidió entonces ir allá a buscarlos.

Cuando llegó todo estaba en silencio, él llamó a la puerta y nadie contestó, pero el auto de Rodrigo estaba afuera.

Él llamó más fuerte a Rodrigo pero éste no contestó.

Entonces dio la vuelta para intentar entrar por la puerta de atrás. También estaba trancada, entonces la empujó con fuerza y ésta se abrió.

Alejandro entró, vio en la cocina los platos y utensilios que Rodrigo y Ángela habían utilizado sucios en el fregadero. Ello le comprobaba que ellos estaban en la casa, entonces se dirigió a las habitaciones, abrió la primera, estaba vacía, fue a la siguiente y encontró a Rodrigo dormido con la ropa y los audífonos puestos.

Entonces buscó a Ángela en las demás habitaciones, la encontró dormida, sintió alegría al verla y la despertó con un beso en la frente.

—¿Cómo está mi amor. —Ella estaba sorprendida:

—¿Cómo hiciste para llegar si el paso...

—Ya quitaron las rocas de la carretera. Siento que no hayas podido llegar a mi cabaña.

Él la abrazó, Ángela cerró sus ojos, tenía miedo por lo que había hecho con Rodrigo la noche anterior. Se dejó llevar por el deseo, por el carisma de Rodrigo, él le hizo sentir cosas que nunca había experimentado; todo aquello la condujo a meterse con él a la cama. Pero cuando todo pasó comprendió la gravedad y no sabía cómo repararlo.

Por otra parte Rodrigo se sentía tal vez peor, no solo por haber traicionado a su amigo, sino porque se sentía enamorado de Ángela, sabiendo que no había alguna posibilidad entre ellos dos.

Esa madrugada después de lo que sucedió ella llorando le dijo:

—Esto es una equivocación, una gran equivocación.

—No lo es, estoy enamorado de ti, desde su te vi allá en el aeropuerto.

—Claro que no, eso no es así.

—Si lo es.

—Soy la novia de tu amigo. Me dijiste que Alejandro es tu mejor amigo.

—Pero tú eres mi alma gemela, eres mi vida, nunca había sentido con ninguna lo que siento contigo, no me importa enfrentarme a Alejandro por ti, le diré lo que hicimos.

—Jamás, ni se te ocurra. Quiero que salgas de esta habitación. Entre nosotros no ha sucedido nada.

—¿Cómo puedes ser así después de todo lo que nos amamos?

—¿Te parece que una relación puede iniciar así como empezamos? suponiendo que me quedo contigo, ¿Confiarías en mí? ¿Te sentirías cómodo si un día te vas de viaje y me dejas sola?

Rodrigo no le contestó:

—Ves, no podrías, cómo confiarías en una mujer que se acuesta con un desconocido cuando su novio la está esperando tal vez muy preocupado.

—Sé que no eres así y yo tampoco. Lo que pasó fue algo especial. Pero está bien, me iré a la otra habitación, haremos de cuenta que no pasó nada entre los dos si es eso lo que quieres.

Rodrigo recogió sus cosas y salió dejándola sola.

***

Alejandro le dijo:

—¿Si pudiste dormir bien?

—No mucho. —Respondió ella con desgano.

Alejandro después despertó a Rodrigo.

—Bello durmiente, despiértate.

Rodrigo se sentó en la cama.

—¿Cómo hiciste para llegar?

—Ya quitaron las rocas.

—Dijeron que las quitarían en la mañana.

—Lo hicieron antes. Pero para volver a la ciudad debemos dar la vuelta.

—Sí.

—Bueno, deberíamos irnos ya, no quiero desperdiciar más el tiempo con mi novia, ya mis planes de anoche se echaron a perder.

Rodrigo agachó la mira mirada y no le contestó nada. Alejandro fue por Ángela. Ellos estaban alistando las cosas para marcharse cuando de pronto llegó Rodrigo y le dijo a Alejandro:

—Voy a quedarme, voy a aprovechar para ir de pesca al río.

—¿Pero tienes ropa para cambiarte?

—Conseguí ropa de mi padre y mis tíos, además regresaré mañana mismo.

—Me parece bien, entonces le avisaré a tu familia.

—Si por favor.

Cuando Alejandro se llevó a Ángela, Rodrigo sintió que le había arrebatado parte de su vida. La despedida de ambos fue con una mirada llena de añoranza a la vez que había arrepentimiento por lo que había sucedido entre ellos.

Alejandro llevó a Ángela a la casa de sus padres, ella pasó la mañana con todos ellos. Alejandro quería recuperar el tiempo perdido y la invitó a salir en la noche a comer a un restaurant, pero ella no estaba de ánimo, lo que sucedió con Rodrigo la hacía sentir pésimo. Ella tenía tiquete de avión para esa misma noche. Entonces le dijo:

—Debo regresar hoy mismo a Miami, tengo que preparar algunas cosas de una junta para mañana.

Alejandro intentó disimular, pero se notaba que estaba molesto y ansioso.

—Si claro te vas, ni siquiera hicimos el amor.

—¿Eso es todo lo que te impronta?

—Claro que me importan más cosas, pero ya tenemos más de un mes sin estar juntos, quiero que te quedes esta noche conmigo, te extraño, extraño sentir tu amor, tu calor, tu cariño.

Ángela le agarró la mejilla y le dijo:

—Pero en un mes viviremos juntos.

—Pero debo estar otro mes sin hacerte mía.

Ángela Le dijo irritada:

—Si es eso lo que quieres vamos ahora a un hotel y pasamos a allí la tarde, así me haces el amor para que estés calmado.

Alejandro se encolerizó y puso mala expresión:

—Así que piensas que es eso lo que quiero, llevarte a un hotel cualquiera quitarte la ropa y subirme encima de ti.

—¿Si no es eso entonces qué es lo que quieres? porque me estás molesto diciéndome que quieres hacerme el amor.

—Si quiero hacerte el amor, pero más aún deseo que te quedes.

—Ya te dije que en un mes viviremos juntos para siempre.

—Hay algo que no me... ¿no será más bien que me tienes ya un repuesto en Miami?

—¿De qué hablas?

—Te veo tan tranquila, ¿no será que otro me está haciendo el mandado?




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