Rodrigo se quedó estupefacto cuando oyó que Ángela estaba esperando un hijo de él. Braulio volteó a verlo y le dijo:
—¿Es eso cierto? —Rodrigo tenía una expresión de asombro.
—Bueno, ella no me ha dicho nada. —Alberto agregó:
—Ella no tenía pensado decírselo, pero las circunstancias la obligan.
Rodrigo suponía que ella se había casado con Alejandro.
—¿Y Alejandro lo sabe?
—La boda se suspendió, Alejandro sabe del embarazo y he intentó matarla.
—¿Quién es Alejandro? —Preguntó Braulio.
—Era el loco prometido de mi hija, la estaba obligando con amenazas de muerte a casarse con él. Casi la mata delante de mí y de mi familia el día que descubrió que estaba esperando un hijo de... Rodrigo.
A Rodrigo le preocupó un poco que su Amigo supiera que él era el padre.
—¿Entonces Alejandro ya lo sabe todo? sabe que Ángela y yo... —Braulio intervino.
—¿Acaso se trata de Alejandro Alcázar?
Rodrigo agachó la mirada.
—Si papá.
—¿Por qué te metiste con su prometida? ¿Acaso no era tu mejor amigo? esto nos puede acarrear serios problemas con su familia.
—Yo no tenía intensión, Ángela tampoco, las cosas se dieron sin pesar.
—Y mira el resultado, ahora van a tener un hijo.
Alberto agregó:
—La verdad gracias a eso mi hija no casó con ese desquiciado.
—¿Qué quieres decir? —Preguntó Braulio—. Alberto los puso al tanto a él y a Rodrigo de todo los que Alejandro le había hecho a Ángela durante su noviazgo y lo que estaba haciéndole en el presente.
—Por eso es que estoy aquí, quiero pedirte Braulio que tu hijo se case con Ángela, necesito que Alejandro la deje en paz.
Braulio miró a Rodrigo, vio que tenía los ojos como un niño asustado. Entonces le dijo:
—Rodrigo, sal un momento, necesito hablar a solas con Alberto.
Rodrigo fue a la sala donde lo estaba esperando azucena, la chica que andaba con él. Ella notó su cara de asombro, Rodrigo se sentó en el sofá y no estableció contacto visual con ella.
—¿Qué sucedió? te vez asustado.
—Nada. —Ella le acarició el cabello.
—Pero si te vieras la cara, parece que viste un espanto.
—No es nada.
Braulio le dijo a Alberto:
—Alberto, me encantaría que Rodrigo se casara con tu hija, eso sería la unión de dos buenas familias; pero es que un matrimonio así de repente, no sé si Rodrigo esté preparado para cargar con la responsabilidad de un hogar, ya lo viste que anda con esa chica, la semana pasada andaba con otra; ya tu sabes cómo son los muchachos solteros.
—No pretendo obligarlo, solo quiero hacer el intento, nada se pierde con preguntarle si desea hacerlo. Si no acepta enviaré a mi hija a Europa en donde Alejandro no la pueda encontrar.
—Me parece bien, espéreme aquí, voy a hablar con mi hijo a solas. Necesito saber qué piensa y si está dispuesto.
—Está bien, esperaré aquí, tomate el tiempo necesario.
Braulio salió a la sala y sus ojos se encontraron con loa de su hijo. Después él miró a la joven y le dijo:
—Azucena discúlpame, pero tenemos un asunto familiar muy serio, necesito que te vayas a tu casa, no lo tomes a mal, pero es mejor que no estés aquí.
—Está bien señor Braulio, me iré en seguida.
—Dile al chofer que te lleve. Rodrigo vamos arriba a mi habitación.
Rodrigo se despidió de azucena y fue arriba con Braulio, se metieron a la habitación.
Braulio estaba serio y le dijo:
—Bien, embarazaste a la prometida de según tú, tu mejor amigo. Ahora ¿qué se supone que vas a hacer para liberar a esa muchacha de la ira de Alejandro?
—Casarme con ella como lo propuso Alberto.
—¿De verdad estas dispuesto a casarte? ¿Estas consciente de lo que eso significa?
—Si papá, estoy consciente de que Ángela es la mejor mujer del mundo, juré que si tuviera una oportunidad con ella no la desperdiciaría.
—¿Entonces estás enamorado de ella?
—Si papá, desde el primer momento que la vi supe que era ella —Alejandro se puso nostálgico—. Sufrí mucho al saber que se convertiría en la esposa de Alejandro, pero ahora que tengo la posibilidad de estar con ella no me importa nada, la haré mi esposa, voy a hacerla la mujer más feliz del planeta, también seré el mejor padre del mundo.
—¿Y qué piensas hacer con Alejandro? resultó ser un tipo peligroso.
—Si tengo que enfrentarme a él lo haré, Ángela ya tiene quién la proteja.
—Bueno, vamos con Alberto para decirle que si te casaras con ella.
Ángela bajó a cenar, Regina ya estaba en el comedor.
—¿Papá no ha llamado?
—No hija, a esta hora debe estar en casa de los Salvatierra.
—¿Qué pensará Rodrigo si ya lo sabe, dirá que lo estoy obligando a casarse conmigo.
—No te preocupes, tu padre solo iba a ponerlo al tanto de tu embarazo, pero él es quién decidirá si se casa contigo o no. Dime una cosa hija, ¿Lo amas?
—No estoy segura de amarlo mamá, pero es fácil enamorarse de él, es un hombre amable, alegre, atento; todo lo contrario a Alejandro.
—A ese ni lo nombres. —Regina sonrió y le agarró la mano a Ángela—. Si en verdad es como tú dices, estoy segura que vendrá a casarse contigo.
—Tengo dudas.
—Eres una mujer maravillosa, él seguramente lo sabe, sabe que no va a conseguir a otra igual o mejor que tú.
Braulio llegó con Rodrigo al despacho, Alberto volteó a verlos.
—Bien, ¿Qué decidieron? —Rodrigo le dijo:
—Me voy a casar con su hija. No voy a permitir que Alejandro le toque ni un cabello.
El semblante de Alberto se puso alegre.
Al otro día Ángela y Regina estaban desayunando cuando vieron llegar el auto de Carlos Daniel.
—Llegaron. —Dijo Regina. Inquietas por saber el resultado de su encuentro con los Salvatierra ellas salieron a la sala, Regina les abrió la puerta, Alberto entró y detrás de él venía Rodrigo, sus ojos se encontraron de inmediato con los de Ángela, le pareció que ella estaba aún más hermosa de lo que la recordaba, su corazón comenzó a palpitar a millón de tan solo pensar que la tenía tan cerca.