El viernes Rodrigo fue a la casa a buscar sus cosas e irse para a Miami tal y como lo había hecho las últimas semanas. Elena fue a su habitación y llamó a su puerta.
—Rodrigo soy yo.
—Pasa tía. —Ella entró, Rodrigo se estaba quitando la corbata y ella le dijo.
—¿Entonces te irás de nuevo?
—Si tía, sabes que debo estar con Jr.
—Sabes, tu padre y yo hemos estado pensado, no te lo habíamos dicho antes porque ya casi ni vienes a la casa, pero hace días estuvimos conversando y llegamos a la conclusión de que fue un gran error de nuestra parte no haberte apoyado con recibir a esa mujer en esta casa.
—Se llama Scarlet.
—Bueno si, Scarlet. En fin, lo que quiero decir es que recapacitamos acerca del asunto y queremos apoyarte, estamos dispuestos a recibirla, al fin y al cabo es una empleada más, haremos de cuenta que no conocemos sus costumbres, ¿Qué te parece?
—Les agradezco mucho que al fin me demuestren que desean apoyarme.
Elena sonrió triunfante.
—¿Entonces irás a traerte a Jr. y a esa... a Scarlet?
—No tía —Ella se puso seria—. Las cosas están saliendo muy bien en casa de los Robles, creo que lo mejor es dejar las cosas como están.
—Pero sería más cómodo para ti. Así no tendrías que viajar tanto.
—Tía estoy acostumbrado, siempre viajo por asuntos de negocios, también puedo hacerlo por mi hijo. Además cuando lo veo tan feliz eso me reconforta.
—¿Entonces no piensas traer de nuevo a Jr.?
—No tía, dejaré las cosas como están, él vendrá a pasar con nosotros las fiestas de fin de año, luego volverá a Miami.
Elena le contó a Raiza.
—Seguro se está dejando envolver por esa mujer.
—Debemos insistir tía.
—¿Pero cómo?
—No sé, tal vez cuando estemos todos reunidos intentamos hacerlo entrar en razón.
Dos semanas después
Elena y Raiza no lograron convencer a Rodrigo de traer a Jr. de regreso a la casa. La semana de las fiestas navideñas al fin llegó, Rodrigo decidió pasar la navidad con los Robles y llevar a Jr. a México para el fin de año. En los planes estaba que Scarlet tendría unos días libres para pasar la navidad con su familia, pero era difícil justificarse con Jr. entonces ella decidió quedarse y tomarse unos días en febrero que era el cumpleaños de su padre.
Algunos familiares de Regina se hospedaron en la casa, incluyendo a su hermana Rosario. Ellas organizaron el juego de Santa Secreto. Cuando repartieron los papelitos con el nombre del santa secreto, a Scarlet le salió Regina, a Regina le salió Rodrigo, y a Rodrigo le salió Scarlet.
La semana fue ajetreada, sobre todo para las mujeres, Regina y su hermana acostumbraban a preparar ricas comidas; Scarlet sabía hornear galletas y preparó algunas con Jr.
El día antes todos salieron de compras a un centro comercial, Jr. se antojó de entrar a una tienda de juguetes, Scarlet fue con ellos. El niño vio un perrito de peluche y quiso que su padre se lo comprara. Scarlet tomó otro que era muy esponjoso y suave, entonces le dijo:
—Deberías escoger este, puedes dormir con él, mira como es de suave.
—Dormir con peluches es de niñas.
—¿Quién dijo eso?
—Tío Willy.
—N creo que sea de niñas, yo soy grande y tengo un gran oso en mi cama.
—No lo he visto. —Rodrigo y Scarlet se miraron, ella rectificó.
—Quise decir, cuando estaba de viaje. Siempre iba con mi peluche, pero lo dejé.
—¿No lo extrañas?
—Sí, es mi peluche, mi amigo para dormir.
—Entonces quiero uno, ¿me lo compras papá?
—Si claro.
El día del santa secreto organizaron la velada en el jardín de la casa, fue en la noche. En su momento cada quien comenzó a repartir sus regalos, y llegó el turno de Scarlet, ella muy sonriente sacó su regalo.
—Mi santa secreto es una persona que muy especial que siempre llevaré en mi corazón, me ha enseñado cosas muy hermosas acerca de la vida, me ha enseñado a ver todo desde otra perspectiva, y estoy agradecida. —A Scarlet le salieron las lágrimas, Alberto le dijo:
—Nos éstas matando a todos de la curiosidad, ya díganos de quien se trata.
—De quien más, de Regina. —Ella le entregó el regalo y se abrazaron, Regina también lloró.
—Gracias por tan lindas palabras hija, Dios te bendiga.
Ella abrió el regalo, era una caja musical con una bailarina, para Scarlet eso significaba la filosofía de vida de Regina, una bailarina con un espíritu libre, llena de vida y agradecimiento con todo lo que la rodeaba.
Después le tocaba a Regina darle el regalo a Rodrigo.
—Mi santa secreto es alguien a quien amo mucho, como si fuera mi propio hijo —Rodrigo levantó su mirada hacia ella y sonrió—. Ya todos ustedes saben que Rodrigo para mí es como mi hijo —De pronto ella se puso a llorar y no dijo nada por algunos segundos, luego tras un suspiro agregó:
—Hemos compartido con Rodrigo muchas alegrías y tristezas, eso lo hace un hijo más de esta casa, todos los días rezo por él, igual como lo hago por Carlos Daniel.
Cuando ella terminó de decir todo lo que había en su corazón le entregó una caja de regalo y lo abrazó.
—Dios me lo bendiga.
Rodrigo abrió la caja, dentro había un abrigo
—Ese abrigo es para que te lo pongas cuando tengas frío en el avión cada vez que viajes.
—Gracias Regina, por ocuparte de esos detalles, como solo lo sabe hacer una buena madre como tú. —Se volvieron a dar un abrazo—. Bueno, ahora me toca; mi santa secreto es alguien a quien le debo mucho, y que no tengo palabras para expresar mi agradecimiento y mi admiración —A Scarlet no se le pasó por la mente que se trataba de ella. De pronto Rodrigo tomó una caja de regalo algo grande y se la entregó—. Tú eres mi santa secreto.
Ella algo anonadada sonrió y le dijo:
—Gracias.
—Ahora ábrelo, espero que te agrade.
—Yo te ayudo mami. —Dijo Jr. entre los dos destaparon el regalo, era un oso de peluche muy suave, ideal para dormir. Scarlet se sonrojó un poco, Jr. le dijo: