Scarlet

63

Rodrigo llegó a la casa, bajó del auto con su portafolios y se metió en la biblioteca, allí de se estuvo por algunos minutos.

Rolando desde su habitación escuchó el llanto de Scarlet, comprendió aún más el daño que había causado y se alejó de la puerta para no oírla, se acercó a la ventana y la abrió para distraerse con el ruido que pudiera entrar. Pero estaba intranquilo y desasosegado, nunca se había sentido tan canalla como en ese momento.

"Soy un ser despreciable, no sé ni cómo tratar a una mujer".

Su conciencia no lo dejó en paz, entonces decidió hablar con ella, rodó su silla hasta la puerta y tocó.

—Señorita Scarlet. —Ella miró hacia la puerta y con rabia le dijo:

—¿Qué quiere?

—Quiero hablar, pedirle disculpas.

—No me hable.

—Al menos dígame como puedo reparar lo que hice, me siento como un animal por favor.

—Mejor lárguese. —Rolando no tenía pensado quedarse así, necesitaba una disculpa, entonces giró la manilla de la puerta, esta no tenía seguro y se abrió, él se quedó en el umbral, entonces Scarlet le dijo:

—Ahora es usted el que está invadiendo mi habitación.

—No me iré de aquí hasta que me perdones. —Scarlet le habló con agresividad.

—Mejor deje la hipocresía y lárguese.

—Créeme que me siento muy apenado.

—Lárguese y déjeme en paz. —Rodrigo iba por el pasillo hacía su habitación y oyó la discusión, pensó que eran Scarlet y Elena, entonces sin avisar abrió la puerta, se quedó estupefacto cuando vio a Rolando, pues él nunca salía de su habitación.

—¿Qué sucede aquí? —Dijo con voz imperante. Scarlet muy alterada y llorando le dijo:

—Sucede que soy una prostituta.

—¿Por qué dices eso? —Él miró a Rolando y le gritó—. ¿Acaso te propasaste con ella? —Rolando lo miró con rabia, decidió no contestar y retrocedió hacia su habitación, luego tiró la puerta.

Rodrigo se quedó mirando a Scarlet, ella estaba llena de lágrimas.

—¿Qué sucedió con mi hermano?

—¿Ah es tu hermano, con razón.

—¿Con razón qué? —Ella volteó la cara para el otro lado—. Scarlet con razón qué. —Ella lo miró y le dijo con rabia:

—Lárguese, tanto tu como tu hermano son unos miserables.

—Me insultas pero no me dices por qué estas enojada conmigo.

—Por eso no te preocupes, soy una prostituta mañana se me pasará.

—¿Por qué me hablas de esa manera?

—Ya quiero que salgas y me deje sola, con tu hermano fue suficiente.

Rodrigo se quedó mirándola. Lo único que se le ocurría era que Rolando se había propasado; entonces la dejó sola. Estaba preocupado, nunca la había visto actuar de esa manera, entonces decidió confrontar a su hermano y fue a su habitación.

—Rolando abre la puerta.

—Lárgate Rodrigo.

—Me tienes que explicar qué diablos estabas haciendo en la habitación de Scarlet y qué le hiciste.

—Que te largues Rodrigo.

—O abres o derribo la puerta y toda la familia se va a enterar que te encontré molestando a Scarlet en su habitación.

Después hubo silencio y Rodrigo esperó, sabía que Rolando no estaba dispuesto a quedarse sin su apreciada puerta que lo aislaba de los demás, menos aún querría que todos supieran lo sucedido con Scarlet.

De pronto oyó el ruido de la cerradura cuando él introdujo la llave. Rolando abrió la puerta y de inmediato se alejó dándole la espalda a Rodrigo. Él ingresó y miró hacia todos lados de la habitación, tenía más de 16 años que no entraba; vio varias maquetas de casas y edificios, en otra mesa habían más —Eso pensó Rodrigo dentro de sí—, pero estaban tapadas con una tela blanca.

—¿Qué sucedió con Scarlet, por qué estabas con ella en su habitación?

—Ella fue la que se metió para la mía primero. Así que no andes pensando que me propasé con ella, no soy de ese tipo de hombres.

—¿Y qué fue lo que tu hiciste que está tan enojada con los dos?

—Le dije que aquí todos saben en lo que trabaja.

—¿Qué me estás queriendo decir?

—Scarlet ya sabe que tú le dijiste a toda la familia que ella es prostituta. —A Rodrigo le dio enojo y preocupación.

—¿Por qué tenías que decirle?

—No creí que le fuera a afectar de esa manera lo siento sí; fui a su habitación a disculparme pero tu llegaste.

—Pero no tenías necesidad de decirle eso.

—Lo sé, y quiero repararlo, pero está muy ofendida.

—No creo que esté ofendida, se siente defraudada, debe estar pensando lo peor de mí.

—Lo siento, ella me dijo cosas que me molestaron, y yo tenía una mala percepción de ella pero ya sé que estaba equivocado, si pudiera lo emendaría. —Rodrigo miró una de las maquetas.

—Sabes qué, ella no es una maqueta que puedas reparar, y no solo lo digo por ti, lo digo por mí, porque fui un imbécil al contarle a nuestra familia la verdad acerca de Scarlet, en este momento me debe estar odiando y no la culpo.

—Creo que se irá, y será por mi culpa, lo eché a perder.

—¿Echaste a perder qué?

—La compraste para hacer feliz a tu hijo y ahora por mi culpa seguro querrá irse.

—No, no dejaré que se vaya.

—Si ella lo decide nadie la puede retener aquí. —Rodrigo se quedó en silencio pensando:

“Jamás la dejare ir, sé que me debe estar odiando pero no estoy dispuesto a perderla. Esperaré que se calme y aclararé las cosas”.

Scarlet estaba llena de todo tipo de emociones negativas, para ella ese era el final de su estadía en esa casa, la parecía imposible seguir allí sabiendo que todos conocían su procedencia, aunque ella no era prostituta, pero para ellos sí lo era, le daba vergüenza, a la vez que decepción con Rodrigo.

Pensó tantas cosas al respecto que llegó a la conclusión que él la estaba enamorando tal vez para ganar alguna apuesta con sus amigos, o a lo mejor solo quería recordar a su esposa con ella. Lo que fuera hacía que su corazón se sentirá muy herido. Entonces decidió marcharse en ese mismo instante, le sofocaba la idea de continuar cerca de esa familia una noche más, y no le importó nada del contrato, rápidamente maquinó el modo de devolverle el dinero a Rodrigo.




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