El inspector se comunicó con Juan Carlos, quedaron de encontrarse en la delegación de la policía esa misma mañana. Él lo puso al tanto de lo que estaba sucediendo.
—Inspector, yo le puedo asegurar que la señorita Scarlet no tiene nada que ver con la desaparición de Jr.
—Licenciado, usted es uno de los mejores abogados penalistas del país y sabe cómo funcionan las cosas en estos casos; por ahora me interesa tomar su testimonio y entrevistar a esa tal señorita Scarlet, el señor Salvatierra me aseguró que usted sabe en donde se encuentra.
—Sí, le daré la dirección, pero vuelvo y le repito, ella no tiene nada que ver con lo que sucedió con el pequeño.
—El niño dejó una nota diciendo que iría a buscarla a ella.
—Eso no la compromete.
—Veo que ya la señorita Scarlet tiene abogado que la defienda. Mejor deme su dirección, en estos casos debemos ganar todo el tiempo que nos sea posible.
Cuando salió de la delegación Juan Carlos de inmediato fue con Scarlet. Ella lo recibió sentada en la sala de la suite, él se sentó cerca de ella, Scarlet notó que en su rostro había preocupación, también tenía un par de moretones en la nariz y la boca reventada.
—¿Qué te sucedió?
—Esta mañana tuve una riña con Rodrigo. Juan Carlos se acercó más a ella y le agarró ambas manos, la miró a los ojos y le dijo:
—Scarlet, pase lo que pase quiero que sepas que puedes contar conmigo. —Ella se preocupó más.
—¿Qué está pasando?
—La policía viene para acá a hablar contigo.
—¿Por qué?
—Jr. desapareció de la casa, parece que se escapó y dejó una nota diciendo que iba a buscarte. —Scarlet se preocupó.
—¿Pero cuándo sucedió?
—Hace algunas horas, ya lo están buscando. El inspector de la policía sospecha que tú tuviste algo que ver.
—¿Por qué sospecha de mí si ni siquiera he estado en esa casa?
—Creo que los Salvatierra le insinuaron algo, no estoy seguro pero puede ser. El modo en que te fuiste de la casa hace que seas una sospechosa.
El timbre del intercomunicador sonó, Juan Carlos le dijo:
—Debe ser el inspector, cuando te haga las preguntas solo di la verdad, y no dejes que te intimide.
—Está bien.
Poco después el inspector llegó a la suite, miró al Juan Carlos y con sarcasmo le dijo:
—Pero que abogado tan eficiente, supongo que ya la señorita sabe que si y que no responder.
—Se equivoca, ella no tiene nada que ocultar. —El inspector se fijó en que Scarlet tenía la pierna enyesada.
—¿Qué le sucedió?
—Yo la atropellé sin querer. —Respondió Juan Carlos. El inspector algo burlón le dijo:
—¡Vaya! atropelló a la niñera de su vecino, ella de pronto huyó de la casa de los Salvatierra y aparece aquí con usted.
—Mire inspector, no pienso permitirle que ande insinuando cosas que nada tienen que ver con la realidad, mejor limítese a hacer su trabajo.
El inspector puso una sonrisa algo burlona.
—No se exaspere. Y bien, señorita Scarlet, como ya debe saber el hijo de Rodrigo Salvatierra desapareció esta mañana de su casa. Tengo entendido que usted se hacía pasar por su madre y de pronto hace unos días en la noche le dio por marcharse de la casa sin avisar a la familia. ¿Me puede explicar por qué actuó de ese modo?
Scarlet miró a Juan Carlos, él asentó con la cabeza, entonces ella respondió:
—Antes de empezar a trabajar con los Salvatierra, yo bailaba en un club en los Ángeles; el señor Rodrigo Salvatierra y yo tenemos un contrato firmado; en una de sus cláusulas se especifica mantener la confidencialidad de ambas partes.
Cuando llegué a esa casa noté malas miradas de parte de la familia y de algunos que laboran en ese lugar, también hubo insinuaciones de parte de la señora Elena Salvatierra, yo no sabía lo que sucedía. El día que me fui sin avisar un hermano del señor Rodrigo me insultó, me trató de prostituta, además me dijo que el señor Rodrigo puso al tanto a todos en la familia que yo ejercía esa profesión, algo que no es verdad, soy bailarina, no prostituta. Tal vez a usted le aparezca una exageración de mi parte, pero sentí que ya no debía seguir con ellos, y me marché.
El inspector anotó todo mientras ella hablaba y no estableció casi ningún contacto visual.
—¿Sabe que el niño dejó una nota diciendo que iría a buscar a su madre, o sea usted? porque para él usted es su madre.
—Sí, ya el licenciado me lo comentó.
—Señorita Scarlet, ¿Cuál es su apellido?
—Mi nombre real es Ana Julia Hernández, Scarlet es mi nombre artístico.
—Ok. Ahora dígame: ¿Qué piensa de lo que sucedió con el niño?
—Pues estoy preocupada inspector —Sus ojos miraron al piso—. Siento culpa, si yo estuviera en esa casa él no se habría escapado.
—¿Usted lo secuestró? —Preguntó con ligereza.
—Por supuesto que no.
—A mí me parece que sí. —Juan Carlos que estaba inquieto le dijo:
—¿En qué se basa para pensar que ella lo secuestró?
—Me baso en los hechos. Y me la voy a llevar detenida.
—No se la puede llevar.
—Tengo razones para hacerlo y usted lo sabe, si es inocente saldrá mañana mismo, pero usted debe venir conmigo señorita Ana Julia. —Él miró a uno de sus hombres y con la cabeza le hizo la señal:
—Póngale las esposas. —Juan Carlos con la voz ronca le dijo.
—Me parece que no es necesario esposarla, ¿no la ve cómo está? ¿Cómo se supone que va a caminar sin las muletas? —El inspector la miró con desdén.
—Está bien licenciado, no hay necesidad de esposarla.
Scarlet sintió miedo, las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, Juan Carlos sintió compasión de ella, se acercó y le dijo:
—No te preocupes, en unas horas se comprobará tu inocencia. —Ella asentó con la cabeza.
***
Rodrigo estaba dando vueltas por la sala de la casa, Raiza y su tía intentaban darle consuelo a Elena. Braulio le dijo a Rodrigo:
—Deja de dar vueltas que provocas más nervios a todos en la casa.