—Piensas igual que tu tía Elena. No sé por qué, pero me da la impresión que estás más molesto de lo debido con tu niñera ¿acaso tienes un amorío con esa muchacha?
—No, ¿Por qué lo preguntas?
—Porque actúas como un hombre despechado, estás demasiado enojado con ella, y debes cambiar de actitud hacia tu empleada.
—Mi hijo escapó por su culpa.
—Y ella se escapó por culpa tuya y de Rolando. —Rodrigo exhaló con fuerza por la nariz.
—¿Entonces piensas que debería llevarla de nuevo a la casa?
—¿Por qué o para qué decidiste contratarla? —Rodrigo agachó su cabeza y reflexionó. Volvió en sí, olvidando por un momento en su enojo con Scarlet.
—La contraté para que estuviera con Jr. los meses que el quedan... Antes de que él pierda sus facultades, quería que mi hijo estuviera feliz creyendo que ella era su madre.
—Y todo te estaba saliendo perfecto hasta que Rolando abrió su bocota. En cierto modo le doy la razón a Scarlet; en su lugar yo también me hubiera sentido mal y me hubiera largado. —Rodrigo pensó dentro de sí:
“En realidad ella quería irse con Juan Carlos y encontró la excusa perfecta ".
Braulio prosiguió:
—Así como hemos resuelto problemas muy difíciles de la empresa, esto también lo vamos a resolver hoy mismo, yo me voy a encargar de convencer a esa muchacha de volver, le voy a ofrecer muy buenos beneficios. Deberías llamarla de inmediato.
Rodrigo en sus adentros no quería llamarla, pero pensó en Jr. y consideró que el niño era más importante que sus sentimientos hacia Scarlet. Entonces le hizo caso a su padre y le marcó a su teléfono móvil. Repicó un par de veces y de pronto oyó la voz de la operadora.
‹‹El número que usted ha marcado no existe››
Rodrigo arrugó la frente y miró la pantalla con asombro en su mirada.
—¿Qué sucede? —Preguntó su padre.
—Me sale la operadora diciendo que el número no existe.
—¿Estás seguro que marcaste a su número? —Rodrigo miró de nuevo la pantalla de su celular.
—Sí, desde que llegó a México es ese su número.
—Vuelve a intentar. —Rodrigo le marcó de nuevo, y le salió el mismo mensaje de la operadora.
—Scarlet desconectó su teléfono.
—Se habrá marchado a Estados Unidos.
—Supongo que sí. Esta mañana me dijo que quería venir a despedirse de Jr.
—Y tú por supuesto la cagaste diciéndole que no, debiste haber pensado en tu hijo.
—Si papá, fue un error, pero no creí que se fuera a marchar hoy mismo.
—Llama al hotel donde se hospeda.
Cuando Rodrigo marcó al hotel, le dijeron que Scarlet había entregado en la suite en la mañana.
—Por si acaso dejó alguna información de a dónde iba.
—No señor.
Braulio le dijo:
—Entonces llama a Juan Carlos o a Gema, ellos deben tener información.
—No quiero hablar con Juan Carlos.
—Necio, entonces yo lo llamo, deme su número.
Braulio le marcó y dejó el altavoz para que Rodrigo escuchara lo que decía.
Juan Carlos ya estaba enterado de que Scarlet se había ido pero no sabía a donde.
—No sé a dónde fue. Yo le dejé a una de las empleadas de mi madre para que la ayudara, pero ella regresó esta mañana con mi mamá y no sabe a dónde fue.
—¿Pero se habrá ido a Estados Unidos?
—Aun no, solo quiso cambiarse de hotel y se irá en dos días.
—¿Por qué haría eso?
—Según la empleada porque no quiere que ninguno de nosotros, especialmente Rodrigo sepan de su paradero.
Rodrigo pensó dentro de sí:
“Maldito miserable, la tiene escondida para que yo no pueda acercármele”
Cuando Braulio terminó de hablar con Juan Carlos le dijo a Rodrigo:
—Las cosas están peor de lo que pensé. Algo bien horrible debiste haberle dicho para que esa muchacha huyera de esa manera.
—Es evidente que Juan Carlos no quiere que yo la encuentre.
—¿Por qué según tú juan Carlos no quiere que tú la veas.
—Porque la hizo su amante y a lo mejor siente celos de mí.
—Aquí el único que parece y se comporta como un hombre celoso eres tú. Y mira lo que has causado.
—¿Qué te hace pensar que tengo celos de esa mujer?
—No nací ayer. Además soy tu padre y sé que estás enamorado de Scarlet. —Rodrigo se ruborizó.
—No estoy enamorado de ella. ¿Cómo podría enamorarme de una prostituta?
—¿Entonces por qué de tus ataques de celos que hasta te agarraste a golpes con Juan Carlos? Desde que te enteraste que él la estaba ayudando andas como si te llevara el diablo. —Rodrigo tenía enojo en su expresión. Al no poder refutar a su padre porque se sintió descubierto le dijo:
—Voy a ver como sigue Jr.
Mientras iba de regreso hacia donde se encontraba Jr. Rodrigo comenzó a razonar dentro de sí pensando que en verdad no volvería a ver a Scarlet. Sintió que su corazón desfallecía dentro de su pecho, como si le hubieran arrancado las esperanzas que inconscientemente aún conservaba en ella, cayendo en cuenta que era inminente su partida para nunca más regresar. Caminó a prisa y se fue a la terraza de la clínica, quería estar solo para pensar en todo aquello que le aprisionaba el pecho.
No debía hacerlo, pero encendió un cigarrillo, lo llevó a su boca y empezó a fumar para calmarse un poco pensando en sus adentros:
"Qué voy a hacer de ahora en adelante con esto que siento, la necesito tanto como mi hijo, no debí haberla despedido dejándome llevar por los celos, debí luchar por ella; se la hubiera arrancado a Juan Carlos de sus brazos, fui un imbécil, debí ponerle el mundo a sus pies si eso era lo que quería, o amarrarla a mi lado si era necesario. ¿Pero qué estoy pensando? Esa mujer me volvió loco, lo que sucedió fue lo mejor; que se vaya y que más nunca regrese, la amo, pero también la odio con la misma intensidad, no me daré el lujo de quererla o añorarla, sé que en poco tiempo no será más que un recuerdo. La recordaré como lo que es, una prostituta que llevé a la cama con ilusión y que se burló de mí”.