Scarlet

80

Rodrigo volvió a la habitación de Jr. Annie se fue a la oficina, Elena y Raiza salieron a almorzar juntas.

Rodrigo se hizo cargo del niño y lo acomodó para que durmiera una siesta, Jr. no tardó en dormirse. Rodrigo también estaba muy cansado, entonces se quitó la chaqueta, después sacó de ella el celular que lo tenía en un bolsillo y lo dejó sobre la cómoda que estaba al lado de la cama. Luego se recostó en el mueble del acompañante.

Sentía mucho cansancio, pues tenía dos días sin dormir. Se acostó boca arriba y se puso el lado externo de su mano derecha sobre la frente, después cerró los ojos. Allí en silencio y sin ningún tipo de distracción le vinieron pensamientos acerca de Scarlet.

"Scarlet, mi hijo te llama pensando que eres su madre; y mi corazón también te llama como si el tuyo pudiera corresponderle. No sé a qué horas me envolviste con tus encantos”.

A su mente le vinieron recuerdos de los momentos que pasaron juntos. Recordó la primera vez que hicieron el amor; le venían imágenes de su sonrisa, su mirada de gata traviesa que le hizo creer que esos ojos solo lo verían a él y a ningún otro hombre. Sus pensamientos prosiguieron:

“Qué poco me duró la ilusión contigo Scarlet —Él miró a Jr. dormido—. No sé cómo voy hacer ahora con mi hijo, no tengo ni la menor idea de cómo le voy a explicar la ausencia de su madre; eso es lo más difícil de su partida, pero fue lo mejor, prefiero no volverla a ver; no sé lo que haría si la tuviera cerca de mí, creo que perdería el control, me volvería loco por ella”.

***

En la casa de los Salvatierra no estaban ninguno de la familia, Elena no había regresado desde la mañana que se fue a ver del niño, el único de la familia que se encontraba en casa era Rolando que no salía a ninguna parte, odiaba que la gente lo viera en silla de ruedas o con muletas.

Lucrecia subió a su habitación en la tarde para llevarle un té. Cuando entró Rolando dio la vuelta en su silla quedando de frente con ella y le preguntó:

—¿Ha sabido de Jr.?

—Está bien, el médico lo dará de alta mañana en la mañana, quiere asegurarse que no le dé más fiebre.

—¿Sabes algo de Scarlet?

—No, lo último que escuché anoche fue que salió de la delegación, hubo testigos que vieron al niño deambulando solo por la calle preguntando por su madre.

—Pobre niño, debieron decirle que su madre había muerto. Tal vez ya lo habría superado.

—Todos le aconsejaron a su hermano que le dijera la verdad, pero es necio igual que usted.

Rolando se movió a otro lado apantanándose de ella.

—No se enoje joven Rolando, pero si ustedes oyeran un poco el consejo de los demás, tal vez se ahorraran muchos problemas o sufrimientos. —Rolando no le contestó nada al respecto, se quedó en silencio por algunos segundos, después agregó:

—No dejo de pensar en Scarlet y que se haya ido por mi culpa, quisiera poder hablarle. —Lucrecia puso una sonrisa.

—¿Le llamó la atención esa muchacha? —Rolando levantó la mirada hacía ella con reproche.

—No es lo que está pensando.

—Pero es bonita y muy dulce.

—¿Por qué me dice esas cosas?

—Porque me encantaría verlo al menos feliz con alguna mujer.

—Ay por favor Lucrecia, ¿acaso no ves como estoy, no ves que no sirvo para nada? soy un invalido inútil, una carga para mi familia.

—Claro que no lo es, es un hombre apuesto, inteligente, hace unos diseña casas muy hermosos. Su forma de pensar es lo que lo tiene así, aislado. —El con enojo le dijo:

—¿Qué diablos pasa contigo que andas hablando cosas tan atrevidas?

—No me pasa nada, es que al ver que Scarlet logró hacer lo que ninguna había hecho me hizo pensar.

—Según tu ¿Qué hizo? —Lucrecia con una expresión complacida en su rostro agregó:

—Entró a su habitación, le dijo muchas verdades que más nadie ha hecho el intento de decirle, y noté que usted reaccionó, hasta se ha sentido preocupado por ella y por Jr. eso quiere decir que aún no se ha convertido en vampiro como todos dicen, usted todavía es una persona con sentimientos.

—¿Qué es los que insinúas? ¿Acaso piensas que quiero tener una relación amorosa con ella?

—No, si estoy segura que usted sigue amando a la señorita Gema. Ella es el amor de su vida.

—Mejor retírate, ya me harté de oírte hablar babosadas.

—Ah, Scarlet y la señorita Gema se hicieron amigas, yo creo que Scarlet los puede ayudar a estar justos de nuevo.

—Definitivamente éstas viendo muchas películas de cenicienta, ya Lucrecia, mejor déjame solo.

***

Scarlet seguía dormida después de tanto que lloró por Rodrigo. De pronto oyó fuerte la voz de Jr. que gritaba:

‹‹Mamá, no te vayas››

Ella se sentó de golpe en la cama respirando con dificulta. Miró hacia la puerta de la habitación y vio a Jr. en medio de lo que parecía un bosque oscuro con niebla; al fondo a varios metros detrás de él había luces como de linternas que se movían. El niño extendió la mano hacia ella y con ruego le dijo:

‹‹Mamá no te vayas te extraño››

El corazón de Scarlet se aceleró, le latía duro como un tambor dentro de su pecho. Ella no entendía porque Jr. estaba en ese lugar frio y oscuro; ni comprendía que se trataba de un sueño, pues estaba en un estado entre dormida y despierta.

—No me quiero ir Jr. quiero quedarme contigo. —Le dijo al niño.

‹‹No te vayas mamá››

Rodrigo salió de detrás de la niebla y tenía en su mano una linterna, agarró a Jr. e intentó llevárselo. El niño extendió el otro hacia Scarlet y decía:

‹‹Mamá, mamá››

Scarlet gritó con desespero:

—No me apartes de Jr. ¿Por qué me alejas de él?

Ella intentó levantarse de la cama antes que Rodrigo se lo llevara. Tomó las muletas y se puso de pie muy rápido,

—Rodrigo no te lo lleves. —Gritó.

De pronto alguien jaló a Scarlet y la alejó varios metros de ellos; la niebla le dificultaba ver al pequeño, solo podía oír su llanto, ella le habló a Rodrigo, pero él le hizo caso omiso, haciendo como que no la escuchaba y se llevó a Jr., aun de lejos ella podía oír que el niño la seguía llamando.




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