Scarlet

87

Por la noche Israel llegó a su apartamento; Michael ya tenía la mesa lista y lo estaba esperando para cenar juntos.

—Hola corazón. —Se dieron un pequeño beso en la boca.

—¿Cómo sigue Jr.?

—Está muy bien, en la mañana lo darán de alta. —Israel se acercó a fregadero y se lavó las manos, Michael le dio un paño para que se secara, después los dos se fueron al comedor.

—No te imaginas lo que sucedió en la clínica.

—¿Y eso?

—Bueno, debo contarte un montón de cosas. ¿Recuerdas en Miami cuando te dije que a Rodrigo no le gustó que hubieras invitado a Scarlet a cenar?

—Sí. —Michael sonrió y juntó el par de índices—. ¡No me digas que Scarlet y Rodrigo andan juntos!

—Sí, bueno, anduvieron, eso se terminó.

—¿Tan poco duraron, y por qué?

—No tengo claro aun lo que sucedió realmente, solo hablé con Rodrigo y tengo su versión, pero por lo que sé está muy enamorado de Scarlet, pero al parecer ella lo dejó por un amigo.

—¿Por cuál?

—Se llama Juan Carlos, tú no lo conoces. Rodrigo me dijo en la mañana que ella lo dejó y se fue de la casa con ese hombre.

—¿Pero tu madre no dijo que había sido por culpa de Rolando?

—Según Rodrigo esa fue la excusa que usó Scarlet para dejarlo.

—Es posible, ¿y qué tal es ese hombre con el que supuestamente se fue?

—Pues si ella eligió a Juan Carlos creo que acertó, él es excelente persona, no es tan enrollado como mi primo, y su familia es... si ellos fueran mi familia todo México sabría que eres mi querido esposo y no habría ningún problema. —La nostalgia se apoderó de los ojos de Michael. Puso una tenue sonrisa y le agarró la mano a Israel.

—Mi amor, sé que algún día se lo diremos a todos. —Se dieron un beso. Después Michael prosiguió:

—Sígueme contando el chisme.

—Bueno, Rodrigo carga un despecho de los mil demonios y no quiere ver a Scarlet ni en pintura. Pero eso no es todo.

—¿En serio hay más?

—Hoy Scarlet se apareció en la clínica, de paso acompañada por Juan Carlos. —Michael se carcajeó.

—Me imagino la cara de Rodrigo.

—Juan Carlos me llamó y me dijo que Scarlet estaba en la clínica...

Israel le contó todo como había sucedido.

—Ella se despidió de Jr. y se marchó. Al rato salí a la sala y vi que todos andaban con mala cara, yo pensé que se debía al cansancio que debían tener, pero mi tía Elena casi me come con la mirada. Resulta que todos se encontraron con Scarlet en el pasillo, ella y tía Elena discutieron; no sé bien lo que pasó, pero debió ser horrible para la pobre Scarlet habérselos encontrado.

—¿Y Rodrigo qué hizo?

—Estaba furioso y muerto de los celos porque la vio con Juan Carlos. Mi primo esta tragado de amor por Scarlet.

—Me encantaría hablar con ella y preguntarle todo. Me muero de la curiosidad.

—¿Tu qué piensa de Rodrigo y Scarlet juntos?

—Ella es muy linda, pero tu primo es tan odioso, son como algo disparejos.

—Yo diría que muy disparejos.

***

Raiza llegó a la casa después de que todos salieron de la clínica. Willy que llegó más temprano había mandado a dormir a los niños. Ella pasó a la cocina a buscar un vaso de agua. De pronto él la sorprendió cuando desde el comedor le habló con mal tono:

—¡Vaya! hasta que al fin la señora se digna a llegar a la casa. Hasta llegué a pensar que mis hijos se habían quedado huérfanos.

—No me hables así, sabes que estaba en la clínica con mi sobrino.

—Tu sobrino; si claro, él es más importante que tus propios hijos.

—No es más importante, pero lo quiero igual que a ellos. —Willy caminó hacia ella despacio y la miraba como un gato que visualiza la presa.

—Más bien me parece que estas aprovechando lo que sucedió con Jr. para largarte para la calle y no atendernos, ya llevo dos días tragando comida de la calle porque mi mujer no ha querido venir a cocinarme. —Raiza para evadir una pelea pensó en irse a dormir. Intentó pasarle por un lado y le dijo:

—No te preocupes, mañana te preparo la comida. —Willy atravesó su brazo y la detuvo.

—No me vas a dejar con las ganas de hablar.

—No quieres hablar, lo que quieres es pelear como siempre. —Willy tenía una expresión de furia en si rostro y se mordía los labios, mirándola con odio le dijo:

—Me vas a explicar por qué me montaste la escenita en la clínica.

—No sé de qué escena hablas. —Willy la agarró del cabello y la jaló con agresividad hacia él. Un corto gemido de dolor se escapó de la garganta de Raiza.

—No te hagas la estúpida, ¿Cómo se te ocurre prohibirme delante de tu familia tocar a Scarlet? —Él la soltó y ella se tocó el cuero cabelludo que le dolía.

—No quiero verte cerca de esa prostituta. —Willy sonrió a la vez que la miraba con desdén.

—¿A qué le temes esposita? ¿Acaso te da envidia Scarlet?

—¿Y por qué tengo yo que envidiar a esa poca cosa?

—Humm, no sé, tal vez... porque es bonita, interesante, con unos lindos ojos; en cambio tú ni eres bonita ni eres interesante, sino al contrario, eres tan aburrida como la comida de un hospital.

—No te permito que me compares con esa perra.

—Entonces no se te ocurra prohibirme acercarme a ella.

—¿Acaso te quieres acostar con Scarlet?

—¿Y si lo hago qué? ¿Qué vas a hacer, te vas a divorciar de mí? —Raiza sollozando le dijo:

—No puedo creer que seas tan descarado.

—Y yo no sé de dónde saco tantas fuerzas para aguantarme a una estúpida mujer como tú que cada día detesto más. Nunca debí casarme contigo.

—Si tanto me detestas ahí está la puerta, puedes largarte cuando quieras.

—Sabes que me aguanto por los niños. Por ellos es que soporto ser tan desdichado viviendo al lado de una desabrida como tú.

—Cada día te desconozco, no eres ni la sombra del hombre con el que me casé.

—Y tú tampoco resultaste ser la princesa con la que creí que me iba a casar. Ahora te ves vieja, cansada y aburrida.




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