Scarlet

93

Gema a Juan Carlos ya estaban en la barra cuando Scarlet llegó. Notaron que estaba cabizbaja.

—¿Qué sucedió? —Preguntó Gema—. ¿Hablaste con Rodrigo? —Con un tono lánguido respondió:

—Sí, hablé con él.

—¿Te insultó?

—No, solo quiere que me vaya de Ciudad de México. —Juan Carlos agregó:

—Rodrigo no es el dueño de esta ciudad, no le hagas caso.

—No desea volverme a ver, no entiendo por qué me odia tanto.

—Te odia porque piensa que estas con Juan Carlos.

—¿Y qué más pasó?

—Solo me dijo eso, me ofreció conseguirme un avión para mañana mismo.

—Mentecato —Juan Carlos le agarró la mano a Scarlet—. Rodrigo no tiene ningún derecho de echarte de aquí. No tienes por qué marcharte, recuerda que también hay quienes te apreciamos.

—Lo sé, y gracias por todo el apoyo que ustedes me han brindado.

—¿Mejor por qué no nos vamos a otra parte? —Dijo Juan Carlos.

—Si primo, me parece que es lo mejor, Rodrigo puede venir a fastidiarnos en cualquier momento.

Se fueron a un bar, Gema quería hablar a solas con Scarlet, entonces se dijo a Juan Carlos casi al oído.

—Dejamos solas unos diez minutos.

—¿Y eso por qué?

—Para hablar con Scarlet cosas de mujeres.

—Está bien, me iré al baño.

Scarlet aún se veía abatida, entonces Gema se acercó más a ella y le dijo:

—¿Amas mucho a Rodrigo? —Scarlet puso un semblante muy triste.

—No sé si lo amo o si solo estaba ilusionada con él. Es decir, siento que lo amo, pero todo sucedió tan rápido que a veces pienso que solo es una ilusión y nada más. Intento seguir sin estar tan triste como en este momento, pero no puedo evitarlo… hoy Rodrigo me hizo sentir como si yo fuera un estorbo en su vida. —Gema agregó:

—Sé cómo te sientes. Lo mismo me sucedió con Rolando. —Scarlet se sorprendió.

—¿Te refieres a Rolando...

—El mismo, el hermano gemelo de Rodrigo, los dos son igual de tarados.

—No tenía ni idea de que tú habías tenido una relación con él. Es que se ve tan... deplorable.

—Fuimos novios cuando apenas éramos unos adolescentes. Él no era así como ahora, Rolando era un chico alegre y aventurero. Pero fue después de su accidente que se volvió un ser apesadumbrado, se llenó de amargura; a mí me mandó a la mierda, me sacó de su vida sin contemplar lo que yo estaba sintiendo. No me dio ninguna oportunidad de acercármele. Rodrigo te está alejando de su vida del mismo modo que Rolando lo hizo conmigo.

—¿Aun te afecta? —Gema también se puso triste.

—Desearía algún día hablar con él y poder dejar atrás en definitiva el pasado, de verdad que mi vida fue muy afectada por lo que le sucedió. Si por lo menos él abriera su corazón y habláramos como la gente, eso sería para mí la oportunidad de poder desahogarme, de decirle todo lo que siento, y lo que sentí en ese momento que era tan solo era una niña. Su accidente fue el primer gran golpe que me dio la vida.

—Lo siento.

—Traté de mil formas de seguir con él; de apoyarlo, pero llegó al extremo de ordenarle a Lucrecia de no dejarme entrar a la casa. Fue muy doloroso acostumbrarme a la idea de que yo ya no formaba parte de su vida.

***

Durante varios días Scarlet lloró por Rodrigo, añorando su amor. En las noches hacía las cosas que cualquier mujer hace cuando tiene un desamor. Veía una película romántica mientras se comía un gran helado de chocolate, otras leía algún libro acerca de un amor imposible, porque eso era su amor por Rodrigo, imposible.

Esa misma semana encontró un trabajo de medio tiempo como modelo en una pequeña casa de diseño, y comenzó a buscar un apartamento en donde vivir, Juan Carlos le contó a Braulio, ya que él era dueño de varias propiedades que tenía en arriendo.

—¿Por si acaso tendrás disponible un apartamento para ella? mi tía Marina le ofreció vivir en la casa pero Scarlet no aceptó.

—Scarlet debió decirme desde antes que estaba buscando apartamento, después de todo lo que ella hace por mi nieto se merece lo mejor; hoy mismo le daré las llaves de la casa que tengo cerca del poder judicial, es céntrica y se ubica en un lugar muy seguro.

Braulio llamó a Scarlet por teléfono para ofrecerle la casa.

—Scarlet, me contó Juan Carlos que estás buscando una vivienda para alquilar. Me hubieras dicho antes, ya hace días tuvieras donde vivir.

—No quería molestar. Además ya tengo en la mira un par de apartamentos que me gustaron.

—Déjame ofrecerte una casa de la familia que tiene años deshabitada, solo va el personal a hacerle manteniendo y me parece que te vendría bien.

—No me gustaría molestarlo señor Braulio.

—No te preocupes, además esa casa necesita más a ti que tú a ella. —Scarlet se rió.

—¿Entonces qué te parece si esta tarde vamos a verla? como estoy seguro que te va a encantar te llevaré de una vez las llaves?

—Si está bien señor Braulio, gracias por ser tan generoso conmigo.

—Jr. podrá jugar en el jardín con Snap. Veré si puedo llevarlo.

En la tarde cuando se encontraron, Scarlet le contó a Braulio que tenía un apartamento en New York.

—Así que tienes un apartamento en New York.

—Sí, antes tenía dos, uno lo compré con el dinero que gané modelando para una marca de ropa, ese lo dejé para vivir, y el otro me lo dieron como parte de un premio de un concurso de belleza.

—¿Fuiste reina de belleza?

—Sí, de un festival de flores. Ese apartamento lo vendí para costear algunos gastos de mi familia.

Cuando llegaron a la casa se encontraron con Rocío, una señora muy amable que estaba a cargo del mantenimiento de la vivienda.

—Rocío ella es la señorita Scarlet. —Ellas se dieron un saludo de manos.

—Scarlet ella estará pendiente de ti, para lo que necesites durante tu estadía, espero que sea por mucho tiempo.

—Estoy para servirle señorita.

—Gracias Rocío. —Jr. le dijo al abuelo.

—¿Puedo salir al jardín con Snap?




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