Scarlet

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—¿Qué le parece la casa? —Le preguntó Braulio a Scarlet cuando estaban recorriendo el pasillo hacia las habitaciones.

—Es muy elegante.

—La compró mi padre en una subasta. Él adoraba esta casa, perteneció a un Conde inglés.

—Debe tener mucha historia.

—Sí, esta casa guarda la historia de su antiguo dueño y también de mi padre; le gustaba reunirse aquí con sus amigos a jugar azar los fines de semana, mi madre también hizo aquí muchas fiestas. Pero vivíamos en otra casa más grande; después nos mudamos a la actual residencia de la familia Salvatierra.

—Su casa es muy grande para los pocos miembros que viven allí.

—Sí, antes vivíamos varios de mis hermanos y yo, pero ya solo tres quedamos vivos, Elena, Adelaida y yo. Adelaida vive en Miami. Y mis sobrinos ya cada quien por su lado con sus vidas. Mi hija Raiza adora la casa. Pero el marido la obligó a salirse porque no soporta a Elena, bueno, nadie la soporta. ¿Por cierto, y tu familia? supongo que viven en alguna parte México.

—Mis padres son mexicanos, pero tienen casi treinta años viviendo en Texas.

—Ah, y tú eres medio mexicana y medio gringa.

—Sí, aunque me siento más mexicana.

Braulio le entregó las llaves de la casa a Scarlet, esa misma tarde ella regresó al hotel, buscó su ropa y se instaló en su nuevo hogar.

***

S&B continuaba enfrentando la difícil situación en la que Alejandro Alcázar los estaba sumergiendo. Cada día que pasaba perdían inversionistas y el valor de las acciones iban en picada, por más que se habían esmerado en conseguir nuevos accionistas, Alejandro les estaba ganando en velocidad.

—Al paso que vamos nos quedaremos en la calle. —Dijo Rodrigo en una junta—. Esto ya es muy preocupante. Nada de lo que hacemos funciona. No entiendo que es lo que está haciendo Alejandro que todos nos están dando la espalda.

Annie miró a Israel. Después de la reunión hablaron a solas en la oficina:

—Déjame hablar con Michael, yo lo puedo convencer de que te deje reunirte con Frank. —Israel acongojado respondió:

—Michael es muy celoso, jamás lo va a aceptar.

—Pero se trata de una empresa multimillonaria, no creo que sea justo dejarla así sin luchar, sin agotar todas las posibilidades. El Grupo Alcázar en un año se habrá llevado todo, vamos a terminar siendo asistentes de los socios de Alejandro. Tu hermano seguro se convertirá en el asistente de Frank.

—No exageres.

—Pero es la verdad, pasaremos a ser sirvientes de Alejandro.

Israel se quedó meditando en el asunto, entonces Annie agregó:

—¿Y si lo haces sin que Michael se entere?

—No, eso sí que no.

—Israel tienes que hacer algo, no puedes permitir que esto siga así, necesitamos descubrir con qué nos estamos enfrentando.

Israel comprendió que ella tenía razón, lo meditó por algunos segundos. Después le dijo:

—Está bien, voy a hacerlo… aunque sé que tendré problemas con Michael. —Ella sonrió.

—Entonces hoy mismo le avisaré a Frank. ¿Cuándo te reuniras con él?

—Dile que mañana mismo a las 7 de la noche.

—Le voy a marcar de una vez.

Annie tomó el teléfono y le marcó a Frank, mientras hablaba con él, Israel caminaba de un lado a otro por la oficina, le preocupaba la reacción que iba a tener Michael cuando se enterara, incluso más que todo el asunto con el grupo Alcázar, pero estaba decidido a encontrarse con Frank.

***

Los días transcurrían y Alejandro no había encontrado a Ana Julia. Ya se estaba impacientando.

Por la noche cuando llegó a su casa, fue directo a buscar una copa y una botella de coñac; seguidamente se fue a la sala, sirvió la copa y dejó la botella sobre la mesa de centro. Después caminó y se acercó a un gran crucifijo que colgaba en la mitad de la pared de la sala. Se quedó observándolo mientras se llevó la copa a la boca y pasó un trago; luego le habló a la imagen:

—Fuiste tú el que puso a Ana Julia en mi camino —se pasó otro trago—. Yo estaba muy tranquilo; había superado las obsesiones, mi psiquiatra me dio de alta hace casi dos años; —Alejandro se carcajeó—. Yo estaba tranquilo porque poco a poco fui obteniendo todo los que quería, soy un hombre muy exitoso y además tengo el poder, tengo a todos en el grupo Alcázar adorándome porque soy su dios y los estoy haciendo muy ricos. Pronto me convertiré en rey de las inmobiliarias. Además estoy cumpliendo mi venganza con Rodrigo Salvatierra —Alejandro se tapó la boca como apenado—. Perdón, se me había olvidado que tú perdonas a los que te ofenden; pero ya sabes que yo no suelo ser así, soy muy vengativo. De algún modo Rodrigo y toda su familia me la tenían qué pagar.

Me imagino que en este momento deben estar desesperados, pronto todos terminaran dándole la espalda al traidor del Rodrigo, bueno, su cuñado ya lo hizo —Alejandro se sirvió otra copa y continuó hablando—. Willy me sorprendió cuando llegó a mi oficina para pedirme que le diera un cargo en mi empresa cuando S&B ya no pueda continuar.

Ese Willy siempre ha sido un buitre desde que éramos chicos; trepador muerto de hambre, siempre se lo pasó detrás de Rodrigo y de mí, sólo para apalancarse con las escuinclas del colegio y para que le prestáramos nuestros autos. Ahora se quiere apalancar con mi éxito. Pero bueno, hay que reconocer que es muy inteligente, y tiene mucho tacto para predecir el curso de los negocios; y ya predijo que el éxito será de Alcázar y que S&B quedará hecho cenizas.

Pero en fin, no era de eso que quería hablarte; como te dije al principio, tu pusiste a Ana en mi camino, la enviaste como un rayo de luz para mi vida que está sumida en la oscuridad.

Pienso que tal vez tu intención no era que ella se quedara conmigo, a lo mejor sólo la pusiste por algunos segundos a mi lado para que yo descubriera que estoy vivo y no muerto. Y te funcionó, porque siento que resucité.

Sabes, siento alegría como cuando era un chico feliz, se me había olvidado lo que era sentir ilusiones y esperanzas en un porvenir —Grandes gotas de lágrimas brotaron de sus ojos sin parar—. De verdad que no lo sentía desde que tenía 14 años, porque desde que cumplí 15 mi vida se detuvo, y se volvió tan gris, tan sin sentido... pero ahora sé que Ana es mi ángel de vida, y si lo que pretendías era mostrarme que estoy vivo, déjame decirte que no estoy conforme; ella debe venir a mí, la voy a buscar hasta debajo de las piedras, y la voy a hacer mi esposa, ella será la madre de mis hijos. Pronto se llamará Ana Julia Alcázar. Y tú me tienes que ayudar, porque si no lo haces te juro que no volveré a rezar; sabes que siempre cumplo lo que prometo.




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