Scarlet

98

No habían pasado diez minutos cuando Israel salió del edifico como un huracán con ganas de llevarse todo por delante del coraje que cargaba. Michael y Annie estaban anonadados.

—¿Tan rápido regresaste? —Dijo Michael, Annie agregó:

—¿Si te dio la información?

—No, el miserable ese pretendía que me besuqueara con él y no lo acepté.

—Lo sabía. —Dijo Michael—. Sabía que es un resbaloso. Annie le dijo:

—Pero el trato era que si tu venias a verlo, él nos daba esa información.

—Pues no le importa y desea ver arruinada a mi familia. Frank es una maldita rata de alcantarilla.

—No puedo creer que Frank sea capaz de jugar tan sucio. ¿Ahora qué haremos?

—Solo debemos unir fuerzas, intentar que los rumores acerca de los altos ejecutivos de S&B paren, y conseguir nuevos inversionistas.

Eran como las 9:30 de la noche, Antonella se asomó al balcón de su habitación y vio a Rodrigo sentado en una silla del jardín, y estaba solo, entonces decidió bajar y darle compañía.

—Hola Rodrigo.

—Hola Antonella.

—Te vi por el balcón de mi alcoba y decidí venir a darte compañía. —Ella miró el cigarrillo que él tenía encendido en su mano—. ¿Me regalas uno?

—Por supuesto, siéntate. —Mientras él le acercó el encendedor ella le dijo:

—Te ves preocupado. —El resopló.

—Si Antonella, lo que descubriste de Jr. lo de su ojo es muy mala señal, eso me preocupa.

—No es para menos.

—Mañana le harán una resonancia.

—Rodrigo, ¿de verdad no existe ninguna posibilidad de que Jr. pueda ser curado? He oído de tratamientos novedoso en Estados Unidos y Europa.

—Ya lo llevé a Francia, a Houston; existe el tratamiento, pero requiere que el tumor sea extirpado, pero donde está localizado hace imposible la operación, Jr. quedaría parapléjico para siempre y posiblemente necesitaría de un respirador constantemente; sería muy egoísta de mi parte internarlo y que él tenga una vida postrado en una cama hasta que muera de viejo. No es eso lo que deseo para él. Mira mi hermano como está, puede mover sus brazos, podría tener una vida casi normal pero la amargura no deja. ¿Cómo crees que Jr. se sentiría si no pudiera masticar su comida o bañarse solo?

—Tienes razón Rodrigo. Esto debe ser muy duro para ti.

—Lo más difícil es la aceptación, no puedo aceptar que mi hijo se irá en unos días o unos meses no lo sé.

—De verdad lo siento; también quiero que tengas presente que puedes contar conmigo, quiero brindarte mi apoyo y mi compañía. Debe ser muy duro para ti no poder contar con una esposa que te de fortaleza o que cuide de tu hijo como lo haría una madre.

—Tienes razón en lo que dices, Ángela me fortalecía, ella parecía ser frágil, pero era muy fuerte, estaba llena de esperanzas; se mantuvo en calma cuando a Jr. lo iban a operar. Yo en cambio me desespero y actúo de forma incorrecta muchas veces, después me arrepiento. Si Ángela estuviera aquí ella mantendría todo bajo control.

—No te culpes, solo mantente cerca de tu hijo.

—Eso intento.

—Tu padre me pidió que me quedara acompañándolos algunos meses, él desea que yo te ayude con Jr.

—En verdad te lo agradezco, Jr. necesita mucha atención.

—Sí, y es un niño muy afectivo y cariñoso. —Antonella pensó dentro de sí:

"Tengo que conquistarte y casarme contigo antes que el escuincle se muera; ya después te daré hijos, si no es que me embarazo antes".

En la mañana hubo revuelo en la habitación de Jr. porque no dejó que Lucrecia y Albani lo vistieran para irse con su padre a realizarse el estudio de la cabeza.

Rodrigo con un tono imperante le dijo al niño:

—Jr. tenemos que ir para que te hagan ese estudio, así que deja que te pongan la ropa.

—No quiero. —Dijo Jr. con voz chillona. Braulio también intentó convencerlo.

—Vamos Jr. después de eso podremos ir a comer los helados que tanto te gustan.

—No. —Gritó el niño.

Antonella escuchó el escándalo que había y se asomó; cuando supo lo que sucedía aprovechó para ganar puntos con Rodrigo y se acercó al niño; con una voz dócil le habló para convencerlo.

—Eres un hombrecito muy valiente, estoy segura que puedes hacerte esa resonancia. —Jr. que estaba bastante alterado le dijo:

—No quiero, lárgate de mi habitación. —Rodrigo se puso molesto.

—No le hables así a Antonella.

—Entonces dile que se salga de mi habitación.

—No te preocupes Rodrigo. —Dijo Antonella—. Es un niño y está asustado.

—Eso no le da derecho de comportarse de esa manera. Tiene ya varios días así de altanero, no sé qué es lo que le pasa.

—Se comporta igual que su padre. —Comentó Braulio mirando a Antonella—. Rodrigo es así, grosero y patán.

—Basta papá, no creo que este sea el momento indicado para ese tipo de comentarios. Y tú Jr. te vas a vestir ya.

No hubo forma de convencer Jr. y Rodrigo se fue de mal genio para la oficina. Braulio para contentar a niño aprovechó que no tenía nada que hacer en la oficina y lo llevó a pasar un rato con Scarlet; de paso le contó lo del incidente del ojo y del estudio que debían hacerle sin que Jr. los escuchara.

—El niño se alteró bastante y no hubo forma de convencerlo, Rodrigo se fue muy molesto a la oficina.

—Discúlpame señor Braulio, pero su hijo no debería molestarse por eso, Jr. es un niño muy pequeño.

—Rodrigo pierde la paciencia con facilidad, si no fuera por Elena y Lucrecia que están pendiente del niño la gran parte del tiempo creo que ya Rodrigo hubiera dado a Jr. en adopción.

—¡¿No lo quiere?!

—Claro que si lo quiere, pero él no puede hacer el papel de padre y madre al mismo tiempo, por lo general la madre es la que se encarga de esas cosas. Por eso quiero pedirte Scarlet que convenzas al niño de hacerse esa resonancia.

—Sí, voy a hablar con él.

Braulio se marchó para dejar que Scarlet hablara con el niño y lo convenciera de hacerse la resonancia. Ernesto esperó que ya no hubiera rastro del viejo. Después le marcó a Rodrigo; pero este había salido de la oficina y dejado el móvil sobre el escritorio.




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