Cuando Rodrigo regresó a la oficina vio la llamada de Ernesto, entonces le marcó.
—Dime Ernesto.
—Señor, lo llamé porque su padre llevó a su hijo a la casa del conde y lo dejó allá por un casi una hora, pero ya lo regresó a su casa.
—¿Viste con quien dejó al niño?
—No señor.
—Gracias Ernesto, me avisas cuando lo vuelva a llevar.
Al otro día en la mañana Scarlet se despertó sintiéndose enferma, Rocío había ido a terminar de limpiar.
—¿Qué y tiene señorita?
—Me siento débil, me duele el vientre y la cabeza.
—¿Será que le va a venir la menstruación?
—Ya tengo días menstruando y no se me quiere pasar.
—Entonces debe ser eso, hoy le voy a preparar un almuerzo bien nutritivo para que le suba la hemoglobina.
—Gracias Rocío. Voy a tomarme algo para el malestar, hoy en la tarde vendrá Jr. de nuevo y debo estar bien para atenderlo.
Jr. amaneció más tranquilo y Elena se encargó de vestirlo, luego Rodrigo lo llevó a la clínica para realizarle el estudio. Antonella y Braulio fueron con ellos.
Jr. a pesar que se encontraba más tranquilo estaba distante con su padre. Rodrigo sintió como un bloque de hielo que lo separa de su hijo, era la primera vez que sucedía e intentaba comprender por qué su hijo actuaba de esa manera.
Después que le realizaron la resonancia regresó a la oficina y le contó a Annie lo que sucedía:
—Siento que mi hijo rechaza mi presencia.
—¿Y desde cuándo?
—Desde hace algunos días, pero desde antier se puso peor, no sé, pero no desea ni que yo le hable.
—¿No será que Scarlet le está metiendo cizaña para que la quiera a ella y te odie a ti? Así se le haría más fácil manipular al niño.
—Podría ser. Ayer mi papá lo llevó con ella un rato y Jr. casi no me habló. Ha estado irritado con todos en la casa.
—Rodrigo, ¿por qué permites que esa mujer siga viendo al niño?
—Estoy esperando que mi papá lo deje con ella para que no puedan negármelo, quiero agarrarlos con las manos en la masa. Ayer lo hizo, dejó a Jr. con Scarlet un rato; pero cuando el guardaespaldas me llamó para avisarme, yo no me encontraba en la oficina y dejé el teléfono. Para cuando regresé y le devolví la llamada ya Jr. estaba de regreso en la casa.
A la hora del almuerzo Jr. no tenía ganas de comer. Elena le insistió.
—Debes comer así sea un poco de sopa, esta mañana no desayunó bien. —Jr. con la voz carrasposa le dijo:
—No quiero comer. —Rodrigo se puso furioso.
—¿Qué diablos te pasa Jr. por qué le hablas así a mi tía? —Jr. empezó a llorar, entonces Braulio intervino.
—Ya vamos a calmarnos. Lucrecia llévate a Jr. arriba.
—No papá, yo mismo lo voy a llevar, Jr. me tiene que oír. —Elena se preocupó por lo que Rodrigo le fuera a decir al niño.
—Rodrigo mejor yo hablo con Jr.
—No tía, ese niño necesita que le ponga los puntos sobre las ies, está muy altanero últimamente.
—Es solo un niño. — Agregó Braulio.
—Sí, el problema es cuando está influenciado por gente sin escrúpulos que se aprovecha de la situación. —Por la forma como lo miraba Rodrigo Braulio agarró en el aire la indirecta.
—¿Qué estas queriéndome decir? —Rodrigo con el ceño fruncido le dijo:
—Nada, no quiero decir nada papá.
Él se dirigió a la habitación de Jr. que ya se había subido solo. Mientas llegaba pensó dentro de sí:
—Annie tiene toda la razón, Scarlet está poniendo a Jr. en mi contra y por lo visto también lo puso en contra de tía Elena.
Él entró con velocidad a la habitación de Jr. pretendía confrontarlo, pero lo encontró profundamente dormido bocabajo; Jr. ni siquiera se había quitado los zapatos y parecía que había caído desmayado en la cama.
En sus adentros Rodrigo tembló, le preocupó que en verdad hubiera perdido el conocimiento; no le importó la hora y con mucha inquietud le marcó al médico, le contó lo sucedido.
—No te preocupes por eso Rodrigo, a lo mejor estaba muy estresado por el asunto de la resonancia, déjalo que descanse.
—Está bien Dr.
—Si sucede alguna novedad no dudes en llamar a cualquier hora.
—Si Dr. Gracias.
El asunto del desmayo de Jr. paró ahí; pero Rodrigo no había descartado la idea de que el comportamiento de su hijo se debía a que Scarlet le estaba metiendo cizaña a la inocente criatura, y un sentimiento impetuoso en contra de ella le comenzó a crecer por dentro; solo pensaba en el momento de encontrarla con Jr.
"Yo mismo me voy a encargar de sacarla de México, no voy a permitir que esa mujer le haga daño a mi familia. Qué estúpido fui al pensar que era una buena persona. Es una maldita actriz. Claro, todo lo que se negó en venir conmigo solo para que yo aumentara la oferta del contrato. Es un arribista, y quiere sacarme más dinero. Aunque pensándolo bien no me importaría pagarle más con tal de que se largue".
El siguiente día por la tarde Braulio volvió a llevar a Jr. con Scarlet. Los guardaespaldas se quedaron afuera de la casa del Conde. Cinco minutos después Braulio salió sin Jr. y se marchó a hacer algunas cosas dejando al par de hombres resguardando al niño.
Ernesto se fue a la camioneta y le marcó a Rodrigo desde su celular. Él estaba en la oficina sentado detrás de su escritorio, al frente estaba Andrés.
—Señor, su padre dejó al niño en la casa en cuestión y acabó de salir.
—Gracias Ernesto, ya voy para allá. —Rodrigo se levantó y buscó su chaqueta.
—¿Vas a salir? —Preguntó Andrés.
—Sí, voy a la casa del Conde.
—¿Y eso?
—Creo que papá tiene allí a Scarlet y le está dejando a Jr. desde hace varios días lo he estado investigando, cambié el guardaespaldas de Jr. y puse a uno de mi confianza. Me acaba de llamar y me dijo que papá se acabó de marchar y dejó allá al niño.
—Pero esa bailarina es como insistente.
—Más bien creo que papá es el insistente, ella no tiene ningún motivo para estar con Jr. más que por dinero. Creo que está poniendo al niño en mi contra y en contra de mi tía Elena. Jr. últimamente se ha estado comportando muy rebelde con nosotros; seguramente lo está haciendo para que el niño la quiera más a ella y obligarnos a darle más dinero a cambio de que cuide de él.