Scarlet necesitaba contarle a alguien de su embarazo, entonces le marcó del celular de Rocío a Gema y le pidió que fuera en cuanto pudiera.
—Mamá, Scarlet está hospitalizada.
—¿Y eso por qué?
—No me dijo, pero quiere decirme algo.
—Me gustaría ir a verla.
—Mejor mañana mamá, Scarlet quiere decirme algo a solas.
—Entonces ve a ver que necesita esa pobre muchacha.
Braulio se fue después que Rodrigo a la oficina y dejó que pasara un rato, luego lo buscó para enseñarle unos papeles, aunque no era necesario que él los revisara, pero quería verle la cara y observar su actitud.
Lo consiguió distraído pegado al ventanal, solo con la expresión de su cara se notaba su preocupación. Braulio que no tenía pelos en la lengua dejó las carpetas sobre el escritorio y se acercó a Rodrigo.
—Sabes hijo, solo vine para confirmar mis sospechas, no vale la pena que lo sigas negando, se nota que lo del embarazo de Scarlet te causó revuelo; así que dime ya la verdad. ¿Te estabas acostando con ella antes de traerla a México? —Rodrigo se sonrojó, no por vergüenza, sino por lo que significó esa mujer para él.
—Tuve con ella un amorío, no sé si sea correcto decirle amorío porque yo la veía como a mi novia; porque fue lo que le propuse, que tuviéramos una relación seria, estable; se suponía que esperaríamos el tiempo necesario para decírselo a todos; pero tal parece que Scarlet no entendió bien lo que yo pretendía, y se fue con Juan Carlos.
—Por eso insistías en que se marchara.
—Sí, quería borrarla de mi vida, no volverla a ver y olvidarme de ella para siempre. Pero ahora con su embarazo mi mundo está más revuelto que antes. Lo que no entiendo es por qué no me lo dijo, y eso me hace pensar que no es mío, porque si es una arribista se supone que un embarazo le daría mucha ganancia.
—Creo que lo ignoraba, Rocío le dijo al médico que Scarlet tenía días sangrando, el doctor dijo que eso suele suceder. Tal vez por eso ella no lo sabía aun.
Braulio abrió su agenda y sacó la foto de la ecografía.
—Toma, esta es la prueba que el hizo el doctor delante mío mientras ella seguía inconsciente. —Rodrigo observó la imagen, y se fijó en las semanas que indicaba. No cabía duda en su corazón, Scarlet llegó a México con al menos una semana de embarazo.
Braulio esperó que Rodrigo analizara todo. Después le dijo:
—Dime Rodrigo, ¿es tuyo? —Rodrigo tenía el rostro serio, la impresión que tenía se notaba en su mirada.
—Creo que si papá, es muy posible que ese hijo sea mío. En Miami dudo que Scarlet haya estado con otro hombre, ella nunca salía de la casa, y si lo hacía era con Regina.
—Bueno, menos mal y no se había ido a Estados Unidos, porque tal vez nunca nos habríamos enterado. No puedo imaginarme a un nieto mío por ahí rodando por la vida sin el cobijo de mi familia.
—Iré a verla.
—No creo que sea conveniente después de lo que sucedió ayer.
—Tengo que hablar con ella y que me aclare esto.
—Hijo, las cosas ahora son distintas, no puedes permitir que Scarlet se vaya cuando está esperando un hijo tuyo.
—Por supuesto que no papá.
—También debes pensar en cómo resolver todo. No sé cómo decirlo, estoy seguro que ella no tiene malos sentimientos, pienso que es una buena persona; pero no puedo negar que su vida de... ya sabes, de prostituta; esto hay que resolverlo, no quiero que mi nieto, “un Salvatierra” sufra porque su madre eligió ese tipo de vida.
—¿Qué es lo que sugieres?
—No podemos dejarlo con ella. Lo siento por Scarlet, pero ella debe entender que no pude quedarse con ese niño. Moveré cielo y tierra si es necesario para protegerlo y darle la vida que le corresponde como un miembro de mi familia.
—No sé si ella esté dispuesta a entregármelo.
—Si ella quiere a Jr. a su hijo querrá más, y debe comprender qué es lo mejor para él, esa vida de prostituta que ella ha tenido no beneficia al niño. Yo mismo hablaré con ella de la mejor manera posible.
—No papá, déjame a mí resolver esto, y eso de que quiere a Jr. lo dudo.
Rocío quería quedarse acompañado a Scarlet durante la noche.
—Te lo agradezco mucho Rocío, pero es mejor que vayas a tu casa a atender a tu familia, cualquier cosa llamo a las enfermeras.
—Me da cosita dejarla señorita.
—No se preocupe, tu horario de trabajo termina a las cinco, mejor ve atender a tus hijos.
—Está bien.
Rocío tomó su bolso para marcharse y se despidió de Scarlet, en eso llegó Rodrigo, la mujer con timidez y cierta preocupación lo saludó.
—Buenas tardes señor Rodrigo.
—Buenas tardes. —Rocío miró a Scarlet, ella con un gesto le señaló que se fuera, entonces ella obedeció y los dejó solos.
Scarlet miró con recelo a Rodrigo.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a ver cómo estás. —Le miró el vientre. Scarlet compendió que ya estaba enterado de su embarazo.
—Lo que me sucede no te incumbe, así que lárgate.
—No me iré hasta que me expliques por qué no me habías dicho que estas embarazada.
—No tengo por qué darte explicaciones.
—Si tienes que dármelas porque ese hijo que estas esperando es mío.
—No seas tan idiota, ¿Qué te hace pensar que es tuyo?
—Estoy seguro, pero si quieres podemos hacerle un estudio de ADN, así sales de la duda, porque yo no la tengo. Y desde ya te digo que no dejaré que te lleves a mi hijo.
—Mañana mismo me iré a Estados Unidos, ¿no es eso los que querías? que me largara.
—Eso fue antes de descubrir que esperabas un hijo mío.
—¿Ahora pretendes que me quede?
—Si te quieres ir no me importa, pero lo harás después de que mi hijo nazca y se quede conmigo.
—¿Piensas que dejaré a mi hijo con un déspota como tú? ¿Crees que voy a permitir que lo maltrates como lo haces con Jr.?
—¿Y tú piensas que dejaré que una sinvergüenza como como tú se llave a mi hijo y lo críe rodando de cama en cama con distintos hombres? —Scarlet se alteró y con la voz carrasposa le dijo: