Rodrigo llegó a la habitación donde se suponía se encontraba Scarlet, cuando entró no vio la cama de inmediato le pasaron ideas por la cabeza, pensó que tal vez se había agravado, era la madrugada y no se suponía que a esa hora la trasladaran otra parte.
Rápidamente se dirigió al puesto control de enfermeras.
—Disculpe señorita, ¿me puede informar a donde trasladaron a la paciente de la habitación 62?
—Señor no se han hecho traslados en toda la noche.
—Pero la paciente no está, tampoco su cama.
La enfermera envió a una de sus compañeras a cerciorarse y confirmó lo que Rodrigo había dicho; entonces revisaron en la hoja de actividades y no decía nada al respecto. Para entonces él ya estaba un tanto alterado, parecía irracional pero tenía un muy mal presentimiento. Avisaron a seguridad para que se encargaran de buscarla por las imágenes de las cámaras.
***
Cuando las puertas del ascensor se abrieron en el estacionamiento y se acercaron donde los esperaba la camioneta, Alejandro se quedó mirando a Scarlet, él no sabía que ella se había despertado y le quitó la manta exponiendo su cara. La observó deslumbrado por ella, sentía que había atrapado a un ángel y estaba emocionado.
No pudo contenerse, se inclinó sobre su rostro y besó su boca humedeciendo sus labios; Scarlet sintió el beso y olió el perfume que el hombre usaba. Abrió sus ojos y se quedó mirando los de Alejandro que estaban clavados sobre ella. No podía reconocer su rostro por el tapabocas, pero bajó su mirada y vio que tenía en su muñeca un Rolex y un anillo con el rostro de una serpiente con sus ojos tallados en piedras de rubí.
Sus joyas la alertaron, estas no coincidían con el atuendo que portaba de enfermero, sumando a ello que la había besado con atrevimiento y sin recato alguno. Luego se percató que estaba en el parqueadero, eso le dejó claro que estaba siendo secuestrada; rápidamente se imaginó cosas horribles, pensó que se trataba de algún narcotraficante o algún mafioso.
El efecto del medicamento para dormir fue desplazado por la adrenalina que le subió a millón; ella se quedó inmóvil pensando en lo que haría para escapar, dejó los ojos entrecerrados y observó a la mujer que iba al otro lado de la cama. Siguió fingiendo somnolencia mientras a nivel mental preparó su cuerpo para la inminente huida que debía hacer por su vida y la de su hijo.
La camioneta salió de donde estaba y se atravesó a mitad de camino, Scarlet aun fingiendo que estaba casi dormida vio que dos hombres se acercaron y estaban armados, sintió que el temor se adueñaba de su cuerpo y tembló de miedo, pero pensó que no tenía otra alternativa que intentar escapar, de un momento a otro y de golpe como cuando bailaba valet en su adolescencia, brincó de la cama como flamenco y corrió hacia el asesaron con tal rapidez que no les dio el tiempo de reaccionar.
Alejandro corrió detrás de ella con todo el anhelo que tenia de llevársela consigo, pero Scarlet era realmente ágil, estaba entrenada para usar su cuerpo como un ave liviana y subió al ascensor, presionó el botón de urgencias que estaba tres piso más arriba, como enfermara titulada sabía que allí siempre habían policías cerca.
Cuando las puertas del ascensor se cerraron estalló en nervios y presionaba el botón una y otra vez, le pareció eterno el momento de llegar a ese lugar donde estaría a salvo; de pronto se alteró y empezó a llorar metiéndose las manos entre el cabello. Cuando las puertas se abrieron corrió como loca pidiendo ayuda.
El puesto de seguridad de urgencias ya había recibido el aviso de la mujer que había desaparecido de su habitación, y avisaron al supervisor que ya la habían encontrado. Rodrigo lo supo y llegó donde la tenían. La halló muy nerviosa, el personal intentaba que aceptara recostarse en una cama, pero Scarlet quería irse de la clínica.
—¿Qué te pasó? —Le preguntó. Ella lo miró como a un extraño.
—Intentaron raptarme.
—Deja que te lleven a una cama, aquí no te va a pasar nada. —Ella aceptó ir y recibió un calmante, cuando ya estaba mas tranquila la policía tomó su declaración. ella les contó todo, y la descripción de las joyas que usaba el captor.
***
Alejandro llegó a su casa furioso, Chaustre su amigo lo estaba esperando sentado en el sofá de la sala sentado con una pierna cruzada y un libro en la mano.
—¿Qué paso, dónde está tu novia? —Alejandro agarró un florero de cristal de la mesa de centro y muy airado lo lanzó contra el piso.
—Se me escapó, ¿puedes creerlo? La tenía en mis manos, ya la iba a subir a la camioneta cuando de pronto no sé cómo apareció de pie corriendo hacia el ascensor.
—Resultó ser sigilosa eh.
—Se movió como ninja para huir de mí, esto no me lo esperaba; aún tiene lesionada la pierna, pero eso no le impidió correr como lo hizo.
—¿Ahora qué harás? Ya la pusiste a ella y a su esposo en alerta. —Los ojos de Alejandro se veían brillantes y negros de la impresión.
—Tendré que esperar un tiempo. Debo averiguar quién es ese fulano marido que tiene. La próxima vez no se me va a escapar, primero tendrá que matarme ella misma.
Rodrigo fue al cubículo dónde tenía a Scarlet, estaba distanciado de ella debido a todos los problemas que habían tenido, pero aun con su cara seria le preguntó:
—¿Ya te sientes mejor?
—Sí. —Respondió ella también distanciada. —De pronto llegaron Gema y Juan Carlos. Scarlet los había mandado a llamar. Juan Carlos se olvidó de sus problemas con Rodrigo y le preguntó qué había pasado. Ambos se salieron del cubículo y Rodrigo le contó lo que sabía.
—Esto es increíble, por lo visto ya la tenían en la mira. —Dijo Juan Carlos.
—¿Cómo quien crees que hay sido?
—Hay muchos casos de raptos de mujeres, sobre todo jóvenes así como ella. La policía debe investigar a todo el personal de la clínica, porque si ella ingresó hoy, eso quiere decir que alguien que labora aquí le informó a esa gente. Porque si la estaban siguiendo la hubieran raptado antes en la casa.