Scarlet

111

Rodrigo regresó a la habitación de Scarlet y le dijo a Juan Calos:
—Juan Carlos necesito hablar un momento a solas con Scarlet. —Juan Carlos la miró a ella.
—Voy a tomarme un café y vengo. —Después que salió, Rodrigo con un tono frío le dijo:
—¿Ya pensaste en mi propuesta?
—Sí, ya lo pensé, y decidí que jamás me casaré contigo. —Los ojos de Rodrigo parecían que iban a echar candela.
—Debí suponerlo, seguro has de tener por ahí a otro interesado en recogerte con todo y embarazó.
—No, no hay otro, la verdad no estoy interesada en que nadie me recoja, yo puedo sola sin estar atada a ningún hombre.
—¿Y qué harás, seguirás con tus mañas de prostituta?
—Pensándolo bien, si, continuaré con mis mañas.
—Sabes que te quitaré al niño, no tienes como defenderte.
—Si tengo como defenderme, estuve pensando, tu único poder es el dinero, y yo puedo conseguir dinero para defender mis derechos de madre, y como soy prostituta me acostaré hasta con el juez si es necesario. —Él meneó la cabeza y la miró con desdén.
—Me desagrada oírte hablar así, ¿pero sabes qué? eso me alienta más de quitarte a mi hijo, no lo dejaré en tus desvergonzadas manos, estoy seguro que yo ganaré; es más ya estoy reuniendo las prueba de lo que haces, a esta hora mi abogado en Los Ángeles ya debe tener en sus manos muchas fotos tuyas bailando y exhibiéndote desnuda delante de tal vez... diez, treinta hombres. Estoy seguro que ningún juez de familia me negará la custodia total de mi hijo. —Scarlet agachó la mirada—. Sabes que tengo la razón. Así que te aconsejo que aceptes mi propuesta, yo no te voy a exigir nada, lo sabes, tu no me interesas en lo absoluto, es que ni siquiera te voy a mirar, haré como que no existes, nuestro matrimonio solo será un parapeto.
Scarlet se quedó callada, entonces él insistió.
—¿Te casarás conmigo sí o no? —Ella estaba a punto de llorar, no podía creer tanta maldad de parte de ese hombre que llegó amar. Tragó saliva y con su voz algo desalentada le dijo:
— Está bien, me casaré contigo. Pero que te quede claro que solo lo hago por ese hijo que estoy esperando.
—Igual yo, solo lo hago por ese hijo, porque tú no me interesas. Nunca me has importado.
—Tu tampoco me importas en lo más mínimo, y espero no tener que vivir contigo para no verte. Ya que no tendremos vida marital me gustaría vivir sola, no sé, en un apartamento, o podría seguir en la casa del Conde.
—Lamento no poder complacerte, pero vendrás a vivir con mi familia, la finalidad es esa, que mi hijo crezca con su familia, no contigo.
—Sabes muy bien que tu familia no me recibirá.
—Deberán aceptar que eres mi esposa, al fin y al cabo serás la señora de la casa, además mi papá si te aceptará con tal de tener a su nieto protegido, él es quien manda en esta familia, después estoy yo. Además hasta donde sé no eres una frágil paloma, sabrás muy bien cómo defenderte como las gatas de mi tía y de los demás. Estoy seguro que sobrevivirás a mi familia.
—Qué feliz voy a ser casada con un déspota y además me iré a vivir con él en el mismísimo infierno.
—Seguro eso te pasa por pecadora y lujuriosa.
—¿Cuándo nos... casaremos? querido. —Preguntó ella con cinismo.
—Si es posible hoy mismo, no quiero darle largas al asunto. —Él quería casarse en cuanto antes para evitar que Gema y Juan Carlos la convencieran de lo contrario.
—Sé que no será un matrimonio como tal, pero si voy a tener que aguantarte el resto de mi vida, quiero que al menos mis padres crean que me caso feliz. Así que te exijo que lo hagamos en el pueblo donde crecí, no creo que la simplicidad de ese lugar te moleste. —Rodrigo suspiró.
—No hay ningún problema mi amor, hay que complacer a la novia en su gran día.
—Y no se te ocurra mirar con malos ojos a mi familia, ellos no son opulentos como la tuya, pero son buenas personas, y no tienen la culpa de que tú y yo nos la llevemos tan mal.
—Está bien amada mía, no te preocupes, seré el yerno maravilloso y millonario que de seguro ellos sabrán recibir muy bien. Entonces si ya el médico te va a dar de alta quiero que partamos en cuanto antes para vivir la farsa más grande de mi vida.
—Ahora lárgate que no deseo ni verte.
—Cuando te den de alta te irás a la casa del Conde, te avisaré cuando tenga todo listo para nuestro lindo viaje de bodas a Texas.
***
Israel el conto todo a Michael.
—Me parece que mi primo se volvió totalmente loco al querer casarse con ella.
—Pero Scarlet es buena persona.
—Pero él piensa que no lo es, la va a hacer sufrir.
—Si es verdad, para el colmo es tan odioso. Deberíamos visitarla.
—Voy a preguntarle a mi tío en dónde está viviendo para que vayas. Sabes, hoy el estúpido del Andrés comentó delante de Rodrigo que Scarlet y yo nos acostamos.
—Miserable, yo que tú le habría dado un bofetón por ese hocico tan mal intencionado que tiene.
—Me contuve. Me da la impresión que Andrés no la quiere, más bien la detesta, ya hasta me recuerda a mi tía Elena.
—¿No será que está enamorado de ella?
—No lo creo, siempre le huyó, con eso de que se parece a Ángela.
—Bueno, tenemos que hablar con Scarlet.
Rodrigo sintió un pequeño aire de victoria al lograr que Scarlet aceptara casarse con él, pero este aire victorioso venía acompañado de un sentimiento de contrariedad, no había ni una gota de alegría e su corazón; reconocía que las aguas de su destino matrimonial estaban turbias, y posiblemente nunca se iban a aclarar.




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