Rodrigo y Scarlet bajaron del auto, él se le acercó y le dijo:
—Dame tu mano.
—¿Para qué quieres mi mano?
—Te voy a presentar como mi esposa delante de toda mi familia. —Él la agarró —. ¿Estás preparada?
—¿Piensas que tengo miedo? —Ambos se quedaron viendo a los ojos.
—Cuando nos conocimos tenías miedo de estar a solas conmigo, ¿ya lo olvidaste? —Él se quedó mirándole el rostro, de pronto le soltó la mano y con cuidado le tocó la mejilla izquierda—. Te veías tan asustada cuando subimos a aquel helicóptero, y cuando nos quedamos solos en la suite del hotel. —Scarlet se mordió el labio y esquivó su mirada, volteó el rostro a otro lado, no deseaba que le dijera esas cosas, recordar cómo se había enamorado de él era como echarle sal a sus heridas.
—Por supuesto que estaba asustada, desde que te vi por primera vez presentí que eras un mala persona.
—¿Por qué aceptaste acompañarme esa noche si te daba tanto miedo?
—No acepté, fue el gerente que lo hizo por mí.
—Pero pudiste rehusarte.
—Me convenció con todo el dinero que pagaste, lo hice por la plata.
—Si claro, no me lo tienes que recordar. —Rodrigo la volvió a agarrar de la mano y la llevó adentro.
Todos estaban reunidos en la sala, incluyendo a Antonella que se había sentado al lado de Braulio, y Willy que estaba junto a Adelaida y Elena, de último se encontraba Raiza. Ellos estaban bebiendo el té que Braulio le ordenó a Lucrecia que sirviera.
De la puerta a la sala había que bajar tres escalones, Rodrigo entró con su esposa agarrada de la mano y bajó dicho escalones, el ruido de sus zapatos y de los de Scarlet llamaron la atención; todos voltearon sus cabezas en dirección a la puerta para ver quién había llegado, rápidamente se percataron que se trataba de Rodrigo, pero más rápido aún se fijaron que Scarlet venía con él, e iban de la mano, lo cual decía muchas cosas y levantó interrogantes en los presentes. Seguramente la tenía de amante, eso pensaron algunos, mientras que Antonella y Adelaida no comprendían claramente lo que estaba pasando.
Elena los miró de arriba abajo, le costaba entender lo que Rodrigo estaba haciendo con esa mujer en la sala de su casa; más que molesta estaba ofendida por la desvergüenza que estaba demostrando su sobrino.
Dejó la taza de té sobre la mesa de centro y se puso de pie, sus ojos llenos de menosprecio se clavaron sobre Scarlet, y sin pensar en medir sus palabras le dijo a Rodrigo:
—Ya veo que andas de amoríos con esta mujerzuela, aunque no me extraña en lo absoluto que necesites divertirte un rato con ella; pero lo que no logro entender es para qué la traes a esta casa que es de una familia decente.
Willy peló los ojos y sonrió en silencio muy sorprendido, Antonella por el parecido que la mujer tenía con Ángela supo de inmediato de quien se trataba, aunque se hacía las mismas preguntas que Elena; no lograba encajar respuesta alguna, y le parecía muy fuera de lugar que Rodrigo llevara a una de sus queridas a su casa así de forma tan descarada delante de toda la familia, incluyendo a su respetado padre.
Braulio se puso de pie.
—Elena mejor te sientas.
—¿Por qué me voy a sentar?
—Porque Rodrigo tiene algo muy importante por decirles. —Ella con enojo miró a Rodrigo.
—Que lo diga, yo me quedaré aquí de pie. —Adelaida le dijo:
—Ya Elena hazle caso a Braulio. —Elena obedeció a su hermana y se sentó junto a ella
Los ojos de Scarlet se encontraron con los de Antonella por un momento y después con los de Raiza que la miraba con menosprecio.
—A ver Rodrigo —Dijo Elena—. Habla, ¿Qué es eso "tan importante que tienes que decirnos? ¿y por qué la traes agarrada de la mano como si fueran una linda pareja de enamorados?
—Scarlet es mi esposa, por eso andamos de la mano. —Todos pusieron sus ojos sobre Scarlet.
—¿Qué impertinencia estas diciendo Rodrigo?
—No digo impertinencias tia, Scarlet y yo vamos a tener un hijo, y decidimos casarnos. Siento no haberlos invitado a nuestra boda, pero era evidente que se iban a oponer, y quise ahorrarle el mal rato a mi esposa.
—Esto no es posible, ¿cómo te vas a casar...
—Mejor no sigas tía. Y de una vez se lo digo a todos, Scarlet es mi esposa y quiero se la respeten como lo que es ahora, una miembro más de esta familia Salvatierra. —Raiza se levantó de su silla.
—¡Vaya! pero mi hermanito ahora si se volvió bien loco, pudiendo casarse con Annie Bolttier, eligió a esta.
—Eso no es tu asunto Raiza, yo nunca me metí en tu relación con Willy, ahora tú no te metas en la mía. Como ya todos lo saben y no tengo más nada por explicar, con permiso, mi esposa necesita descansar. —Rodrigo se dirigió arriba con Scarlet.