Scarlet

119

Los demás dirigieron sus miradas cargadas reproche hacia Braulio.

—Papá ¿tú lo sabías? —Preguntó Raiza, el viejo les dijo:

—Si lo sabía, no los puse al tanto precisamente porque me imaginé cómo iban a reaccionar.

—Por supuesto que te lo imaginabas —Agregó Elena—. ¿Cómo más se supone que íbamos a reaccionar al saber que tu hijo decidió casarse con una prostituta?

—Papá, no puedo creerlo. ¿Por qué lo dejaste hacerlo?

—Rodrigo está bastante grande para tomar sus propias decisiones. Además Scarlet está esperando un hijo suyo.

—Eso no nos consta Braulio —Elena miró a Adelaida—. ¿Tú qué opinas de esta locura?

Adelaida prefería que su hermana no le hubiera formulado dicha pregunta. Estaba incómoda, ya en otra ocasión Elena le contó que Israel se había acostado con Scarlet, y le parecía vergonzoso que ahora esa mujer fuera la esposa de Rodrigo. Con nerviosidad en su voz respondió:

—Solo opino que Rodrigo sabe muy bien quien es Scarlet, si aun así decidió casarse con ella, pues no queda más nada por hacer. —Elena con la voz carrasposa agregó:

—¿Y quién nos asegura que ese embarazo no es en realidad de Israel, tu hijo? —Adelaida movía sus manos con nerviosismo y se puso pálida.

—Eso es lo que me preocupa, y no entiendo por qué Rodrigo se casó con ella sabiendo que se acostó con Israel que es como su hermano. —Adelaida se tapó la cara con ambas manos y se puso a llorar.

—De todos modos será un Salvatierra. —Comentó Willy con aires de sarcasmo que a ninguno le cayó en gracia. Adelaida se levantó del mueble.

—Me voy mi casa, no me siento bien, compermiso. —Ella buscó su bolso y se marchó a su casa. Braulio estaba molesto con Elena.

—¿Por qué tenías que hacer semejante comentario delante de nuestra hermana?

—¿Acaso no es la verdad? ¿o es que ignorabas que esa mujerzuela se acostó con Israel?

—No lo creo, siendo así Rodrigo no se habría casado con ella.

—Ah, no me crees, pues pregúntaselo tú mismo a tu hijo, o al mismo Israel

Braulio sintió una gran decepción por dentro al contemplar la posibilidad de que eso fuera verdad; ya que conservaba la fe de que Rodrigo y Scarlet podían olvidar el pasado y salir adelante con su matrimonio, pero si ella había tenido relaciones con Israel, eso le parecía terrible que estuviera sucediendo en la familia.

Mientras ellos discutían con el asunto, Antonella que aún no salía del asombro se marchó a la biblioteca, allí entrecerró la puerta y la boca la tenía abierta aún anonadada, con enojo en su voz comentó para sí misma.

—No puede ser, el miserable me la hizo de nuevo, y con una prostituta barata. —Willy la siguió, entró silbando y se rió con una carcajada casi muda que solo ella podía escuchar.

—¿No y que no te volvería a pasar?

—Mejor guárdate tus burlas.

—Ese Rodrigo te resultó ser un tipo muy sigiloso. ¿Y ahora qué piensas hacer?

—No lo sé, debo pesar. No comprendo qué sucedió, por qué nadie lo vio venir.

—Bueno, es que nadie sabía que se estaban acostando. Rodrigo fingió que estaba enojado con ella por abandonar la casa, pero es obvio que se pusieron de acuerdo.

—Claro, y ella se embarazó al propósito para amarrarlo.

—Eso es evidente, la prostituta resultó ser muy astuta, incluso más que Annie y tú juntas.

—Tú sigue riéndote de mí, pero te informo que te vas a quedar con las ganas de cogértela.

—Eso aún está por verse. Ya sabes, ella debe tener sus mañas de ramera, y dudo que aguante mucho el aburrimiento que sentirá dentro de estas cuatro paredes, y mi cuñadito siempre está muy ocupado con la empresa y su hijo enfermo, dudo que un hombre así pueda tener contenta a tan joven y seguramente muy apasionada mujer.

—¿Entonces piensas seducirla?

—No, solo pienso ofrecerle mi amistad; estoy seguro que puedo tener con ella una linda amistad como la que tengo contigo. —Antonella se acercó a él y se agarró de su cuello, con un tono seductor le dijo:

—Tú me tienes que ayudar a separarlos.

—¿Y cómo se supone que lo haré? porque si me convierto en su amante, a mí no me conviene que me descubran.

—Por eso no te preocupes, ya idearé un buen plan.

—¿Y qué ganaré yo a cambio de mis favores?

—Pues si yo llego a ser la esposa de Rodrigo, tu futuro estará asegurado, y no tendrás que seguir casado con la estúpida de tu esposa.

Scarlet quería quedarse en la habitación de siempre.

—Ni lo sueñes. —Le dijo Rodrigo.

—¿Acaso debo dormir contigo?

—Por supuesto, para eso somos esposos.

—No lo somos, tu mismo me dijiste que no tendríamos vida marital, no me volveré a acostar contigo más nunca en mi vida. —Rodrigo la llevó a su habitación y cerró la puerta.

—Yo tampoco me quiero acostar contigo, el gusto que te tenía se me pasó; ni que fueras la única capaz de provocarme.

—¿Entonces qué es lo pretendes?

—Pretendo mantener el parapeto, ¿o qué crees que pasaría si nos vieran durmiendo en camas separadas? Nadie te podría respetar como a mi esposa, ni siquiera los empleados de la casa, y ese hijo que llevas en el vientre pagaría las consecuencias, ¿no te parece? —Scarlet se quedó callada, Rodrigo Agregó:

—La solución es fácil: tú duermes a un borde de la cama y yo al otro; además duermo muy poco, no me deberás soportar por mucho tiempo,a si que no tienes nada de qué preocuparte.

Willy salió sonriente de la biblioteca y se encontró con Raiza, ella lo miró con mucha rabia, él levantó las manos y las cejas.

—¿Por qué me miras así?

—¿Estas muy feliz verdad?

—¿Cómo por qué habría de estarlo?

—Porque ya tienes muy cerca a la mujerzuela esa.

—La verdad no me alegra, ¿y tu de verdad te tomaste en serio cuando te dije que esa mujer me gustaba?

—¿Me crees estúpida?

—Mi amor, ¿cómo pudiste creer en todo lo que dije ese día? estaba enojado cuando te dije todas esas cosas, pero yo jamás podría fijarme en una mujer como ella, no soy como tu hermano.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.