Scarlet

120

Al rato Braulio subió y se dirigió a la que ahora era la habitación de Rodrigo y Scarlet, llamó a la puerta y Rodrigo le abrió.

—Quiero hablar contigo en mi habitación. —Está bien, vamos.

Cuando llegaron, Braulio cerró la puerta.

—¿Qué sucede papá?

—Quiero que me expliques cómo es eso que tu mujer se acostó con Israel. —Rodrigo se sonrojó.

—¿Quién te dijo eso?

—Elena nos lo acaba de decir a todos. —Rodrigo se apartó de su padre y le dio la espalda, con una expresión anonadada en su rostro le dijo:

—No sé por qué mi tía dijo eso, es mentiras.

—Pues pareció estar muy segura, hasta hizo llorar a Adelaida cuando le dijo que ese hijo que espera Scarlet puede ser de Israel. —Rodrigo cerró los ojos y apretó los labios, tras pasarse un buen trago de saliva respondió:

—Sabes que mi tía detesta a Scarlet, si Israel fuera el padre él se habría hecho cargo de su hijo ¿no crees?

—Solo espero que esto solo sea un mal entendido, porque si esa muchacha ha estado con mi sobrino y ese hijo resultara ser de Israel, esto sería una catástrofe para toda la familia. No me quiero ni imaginar que después de que nazca ese niño Israel pretenda reclamar sus derechos de padre, eso sería un escándalo muy vergonzoso para todos, sobre todo para ti que serás el siguiente jefe de la familia cuando yo muera.

—No tienes nada de qué preocuparte, te lo aseguro.

—¿Quienes saben la verdad acerca de Scarlet aparte de los miembros de esta casa?

—Solo Annie y Andrés.

—Ahora Adelaida también lo sabe, los Satré, Juan Carlos. Quiero que el pasado de Scarlet desaparezca de la faz de la tierra, nadie más fuera de los que viven en esta casa deben saber de dónde la trajiste. Voy a tomar cartas en este asunto.

—Si papá, y no te preocupes, hablaré con mis tías y les aclararé las cosas.

—Quiero que lo hagas lo antes posible.

***

Rodrigo volvió a su habitación, Scarlet no estaba porque se había ido a ver a Jr. él se sentó en la cama y se a pensar en lo que su padre le había dicho acerca de Israel con su esposa, se sentía avergonzado, aunque no podía culparlos a ellos, y no comprendía por qué Elena lo sabía, y sintió indignación de que ella hubiera dicho eso delante de todos.

Después se fue al cuarto de juegos y allí encontró a Scarlet con Jr. y los hijos de Raiza que estaban jugando. El niño se encontraba feliz de que ella hubiera vuelto a su casa.

Rodrigo se sentó donde ella estaba y se quedó mirándola, entonces Scarlet le dijo:

—¿Por qué me miras así?

—No sé, solo te observo, la forma como tratas a Jr. y no dejo de preguntarme si en verdad le tienes el cariño que demuestras o si solo sabes aparentar. —Ella en un tono irónico respondió:

—Fíjate que con el niño no debo y nunca debí aparentar, ya que es un ser inocente, y no es como su familia que son una parranda de tarados, empezando por su padre.

—La verdad no terminas de convencerme.

—¿Para qué tendría que aparentar?

—Eso es precisamente lo que quiero saber; para qué tanta apariencia, si tal vez en cualquier momento te da por largarte y dejarlo solo como ya lo hiciste una vez y no te importó su dolor, su desesperación. Mi hijo sufrió tanto que hasta se escapó de la casa para ir a buscarte quien sabe a dónde. —Scarlet agachó la mirada y él continuó:

—Si en verdad no piensas estar a su lado en lo que le queda de vida mejor no lo vuelvas a ilusionar. —Él se puso de pie y se fue de ahí, dejándola llena de culpa por lo que había pasado con Jr. cuando escapó para buscarla. Ella sintió ganas de llorar, pero no podía hacerlo delante de los niños, y por el contrario les sonreía mientras en sus adentros se preguntaba qué estaba pagando con el esposo que le había tocado.

***

Adelaida estaba muy perturbada por lo que Elena le dijo de Scarlet con Israel, y sentía una fuerte impresión en el pecho, pensó entonces que debía encarar a su hijo y le marcó a su móvil.

—Hola mamá.

—Israel, necesito hablar contigo urgente.

—¿Qué sucede?

—Quiero que vengas a mi casa. —Israel percibió la preocupación en la voz de su madre.

—Está bien mamá, ahorita voy, pero te noto muy preocupada, dime que pasa.

—Cuando vengas lo sabrás.

—Está bien, me tardaré como media hora en llegar.

Cuando Israel colgó el teléfono Michael vio que estaba como anonadado.

—¿Qué sucede?

—Era mi mamá, no lo sé, pero la noté muy preocupada, quiere que vaya en cuanto antes a su casa.

—Entonces ve.

—Sí, voy de una vez.

Elena y Raiza se encerraron en la habitación para hablar del asunto.

—Esto que mi hermano acaba de hacer es una locura tía. —Elena estaba sentada en el diván al pie de la cama muy consternada.

—Mi Rodrigo arruinó su vida casándose con esa ramera.

—Y sin saber si en verdad ese hijo es suyo. —Elena levantó su mirada hacia su sobrina, sus ojos estaban llenos de lágrimas que expresaban su desdicha.

—Hay que hacer algo, Rodrigo no se puede quedar con esa mujer. —Raiza se sentó a su lado, Elena consternada agregó:

—No logro comprender por qué se casó con ella, su embarazo no es suficiente razón para hacerlo.

—Lo mismo me dije yo, y creo que ella se está aprovechando de su parecido con Ángela.

—¿Será eso?

—Rodrigo ha sufrido mucho por la muerte de Ángela y seguro busca consuelo en esta que supo darle en el blanco. —Elena se puso de pie.

—Annie tenía razón, ella me lo dijo, que esa mujer se podía aprovechar de la soledad de Rodrigo para envolverlo. Tenemos que hacer algo Raiza, debemos ayudarlo a liberarse de esa fantasía en la que esa mujer lo ha envuelto.

—¿Cómo tía?

—No lo sé, estamos solas en esto, Braulio no piensa hacer nada al respecto, así que debemos actuar, y usaremos todos nuestros recursos, empezaré ofreciéndole dinero a esa mujer, el suficiente para que desaparezca para siempre. También debemos poner a Annie al tanto de todo, ella nos puede ayudar.




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