Scarlet

123

Rodrigo fue detrás de Scarlet, ella subió rápido las escaleras y él la alcanzó en la habitación.

—Scarlet no tomes en cuenta lo que dijo mi hermana. —Ella llena de rabia le dijo:

—¿También les dijiste que me dejaste con tu primo? ¿Por qué eres tan idiota? ¿Acaso le cuentas todo a tu familia?

—No, jamás les dije eso.

—¿Entonces son adivinos? —Scarlet empezó a llorar de la rabia—. Pareces vieja chismosa.

—Ya te dije que no les conté nada de Israel y tú. —Ella se sentó en la cama.

—¿Entonces quién fue?

—No lo sé.

—Solo lo sabía Israel y tú... y tu amiguito Andrés, y el abogado de ese de porquería que tienes en Los Ángeles. Si no fuiste tú, fue alguno de ellos, y dudo que haya sido Israel, él jamás haría algo en tu contra.

—Veo que lo defiendes mucho.

—Por supuesto que lo defiendo, él es mucho mejor persona que tú, ojalá y en verdad fuera el padre de mi hijo. —Rodrigo se quedó callado, lleno de indignación se dio vuelta y se fue a buscar a Raiza, cuando bajó las escaleras, Elena iba subiendo con los niños, él con su cara llena de coraje ni la miró y le pasó por el lado.

Cuando llegó al comedor Antonella iba saliendo y Braulio estaba descargándose con Raiza, Rodrigo como un viento turbulento llegó y señaló a su hermana con el dedo índice y le gritó con violencia:

—Lárgate a joder a tu casa. —Willy y Antonella lo oyeron desde la sala y sacudieron sus manos.

—¿Por qué Rodrigo está tan furioso? —Le preguntó Willy. Ella susurrando le dijo:

—La insípida de tu mujer dijo delante de todos que el embarazo de Scarlet puede ser de Israel. —Willy abrió grande su boca del asombro.

—Mi esposa lanzó un misil en medio de la manada.

—Rodrigo está que la mata.

—Ojalá me hiciera en favor de dejarme viudo así joven, guapo y rico.

—Mejor nos quedamos callados.

***

—Esta también es mi casa y no me iré porque a ti te moleste que le digan la verdad en la cara a la zorra de tu mujer.

—Tú no tienes ningún derecho de andar difamando a nadie.

—No la estoy difamando, ya tía Adelaida confrontó anoche a Israel y él no pudo negar que los dos se acostaron con Scarlet. —Rodrigo no respondió nada al respecto y solo agregó con el tono de voz bajo pero con una mirada intimidante.

—No me hagas odiarte Raiza, respeta mis decisiones que yo nunca me he metido en las tuyas.

—Soy tu hermana y me preocupo por ti.

—No necesito tu preocupación, necesitaba que me apoyaras así como mi papá lo hizo, pero ya me quedó claro que estoy solo con Scarlet. —Él salió y Flavio ya le tenía su auto al frente. Rodrigo se fue a la oficina lleno de rabia e impotencia.

Como Scarlet no desayunó, Lucrecia mandó a Albani con el té y unas frutas picadas.

Albani encontró a Scarlet acostada en la cama con el televisor encendido, en sus ojos se veía el estado emocional que sufría en el momento.

—Señora aquí le traje su té, y unas frutas picadas, es que usted no ha comido y debe hacerlo por su bebé.

—Gracias Albani. Deja eso en la cómoda. —Albani agregó.

—¿Le acerco el té?

—Está bien.

***

Rodrigo llegó a la empresa con un genio del demonio, solo al entrar a la recepción todos se enteraron del humor del día. Cuando él llegó arriba a su oficina, la recepcionista ya le había avisado a todas las secretarías de cómo iba el presidente del grupo. Todo el personal se estaba preparando psicológicamente para aguantárselo el resto del día.

Su asistente lo estaba esperando en el pasillo y comenzó como siempre a leerle su agenda. Cuando enteraron a la oficina, Annie estaba sentada esperándolo. Él con su mala cara pasó derecho hacia su escritorio.

—¿Qué quieres Annie. —Él se imaginaba que ella no estaba allí por asuntos del grupo.

—Quiero hablar contigo, y a solas. —Él miró a su asistente.

—Por favor dejamos solos un momento. — Cuando la asistente salió él le dijo:

—Bien, supongo que Raiza y mi tía ya te dieron la noticia del año.

—Rodrigo ¿Qué te sucedió? ¿Por qué te casaste con Scarlet?

—¿Por qué se casa la gente?

—Pero tú sabes que ella...

—No te permito referirte a ella de forma despectiva.

—No es de forma despectiva, solo digo la verdad.

—Mira Annie, te pido que no te metas en vida y tampoco voy a permitir que te metas con mi esposa.

—Esposa, lo dices así como si ella se mereciera serlo.

—Mejor lárgate de mi oficina, no quiero hablarte mal como ya lo hecho con los demás.

—¿En verdad me estas echando? —Ella se le acercó y le agarró la mano.

—Rodrigo, yo te amo de verdad, te lo he demostrado, en cambio Scarlet no te quiere, ella se casó contigo por el interés de tu dinero. Todos sabemos eso. —Rodrigo se zafó de ella y con un tono más dócil le dijo:

—Tienes razón Annie, mi esposa no me quiere, pero tampoco se casó conmigo por mi dinero, lo hizo porque la amenacé con quitarle a nuestro hijo.

—Pero no tenías necesidad de casarte con ella.

—Pero lo hice, y quiero que mi familia y tú me dejen en paz. Ya te dije antes que no esperaras nada de mí, jamás te he dado esperanzas.

—No pienso rendirme

—Annie, no me hagas actuar mal contigo, te aprecio mucho y no quiero cargar con la culpa.

—No dejaré de quererte, y sé que Scarlet te va a decepcionar.

—Ya estoy decepcionado de ella, no creo que pueda hacer algo más.

—Quién sabe hasta dónde ella sea capaz de llegar por la ambición. Porque ese cuento de que solo lo hizo por su hijo lo dudo. Supongo que al menos hiciste la separación de bienes para proteger tu fortuna.

—Pues no, fíjate que no.

—¿Por qué?

—Porque si llego a morir, estoy seguro que mi familia se encargará de hundirla a ella y a nuestro hijo, por eso. Y ya no tengo que darte explicaciones, vete que quiero trabajar.




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