Scarlet

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Por otra parte Rodrigo había asumido con demasiada facilidad que Scarlet era su esposa, y en su mente él ya estaba construyendo un hogar y una familia con ella; parecía que ya se le había olvidado todo lo que había pasado. Tenía la firme creencia de que todo se arreglaría, que las cosas torcidas se volverían derechas de algún modo que él mismo no se ponía a pensar cómo ni cuándo; y estaba demasiado esperanzado con la llegada de ese otro hijo que le devolvería la alegría.

Para que su tía y su hermana se calmaran un poco y dejaran en paz a Scarlet, les dijo que se la llevaría lejos, que no las molestaría por mucho tiempo con su presencia; sin saber que darles esa información empeoraría las cosas, porque para ellas ahora no se trataba de salvar su fortuna o librarlo de una trepadora, ahora se trataba de retenerlo a él en su casa y no dejarlo partir.

Sumando a ello había otros seres más oscuros que estas dos mujeres, que tenían pretensiones sobre Rodrigo y sobre Scarlet; como Antonella, que al oír lo que él le había dicho a su tía y a su hermana, pensó también en buscar un modo de retenerlo y de separarlo de su esposa.

A solas en su habitación se sentó frente a la cómoda, mirándose al espejo se soltó el cabello. De pronto puso una expresión de maldad en su rostro que no la mostraba delante de todos, tenía una sonrisa malévola en su boca y los ojos brillantes como los de una serpiente, y pensó dentro de sí:

“Así que piensan irse lejos, Scarlet no es una mansa paloma, es astuta como serpiente, y sabe que debe alejarlo de la familia; yo habría hecho exactamente lo mismo. Debo actuar rápido y hacer que pierda a ese mocoso que lleva en su vientre. Puedo poner una trampa y hacer que se caiga por las escaleras, pero tal vez no funcione. Más bien creo que puedo envenenarla, ella está consumiendo la dieta especial que le recetó el doctor; puedo ponerle un veneno en pequeñas cantidades a su comida, este hará su efecto poco a poco, en unos días perderá a su hijo, y quien quita que se muera ella también. Debo conseguir el modo de hacerlo sin que me descubran. Pobre Rodrigo, quedará devastado; y por supuesto que yo le voy a dar consuelo.”

Elena y Raiza hablaron a solas en su habitación.

—¿Viste Raiza? no solo desea su dinero, sino que también piensa alejarlo de la familia. Quiere llevárselo y someterlo a su voluntad.

—Debemos ser muy astutas tía, está claro que ella tiene pensado aprovechar el duelo de Rodrigo por la muerte de Jr. para llevárselo lejos donde la familia no lo pueda proteger.

—Eso no lo voy a permitir Raiza, no lo voy a permitir.

En la mañana Scarlet desayunó con Jr. en la habitación del pequeño y no le vio la cara ni a Elena ni a Raiza en toda la mañana. Como a eso de las diez le dio por llevar al niño al jardín con el perro.

Ella ignoraba que Rolando, "Ahora su cuñado" bajaba a esa hora al jardín, a alimentar a los animales que tenía por mascotas en la parte de atrás de la casa.

Cómo Jr. tenía problemas de visión en un ojo, no jugó con Snap como lo hacía antes corriendo por todo el jardín. Hicieron otro tipo de actividades, después el niño comenzó a caminar y se fue a la parte de atrás de la casa y Scarlet lo perdió de vista, entonces se fue a buscarlo, recorrió todo el jardín y consiguió al niño con Rolando dándole de comer a las palomas.

Scarlet se sorprendió cuándo se topó con él, y cambió su semblante relajado, y se mostró incomoda.

—Disculpe, no sabía que usted se encontraba aquí, solo buscaba al niño.

—Déjalo, le está dando de comer a las palomas. —Scarlet ya sabía que él no admitía la presencia de nadie, excepto la de Lucrecia, entonces consideró retirarse para no importunar.

—Entonces los dejo tranquilos.

—Scarlet no tienes que irte.

—Tengo entendido que no le gusta la gente.

—No es que no me gusta la gente, lo que no me gusta son los comentarios y las miradas de mi familia, y los sirvientes son casi lo mismo. —Ella se quedó parada como catatónica, estaba incómoda con el hombre pero se sintió obligada a quedarse.

—Scarlet, ahora que eres la esposa de mi hermano, para mí es más importante aún pedirte perdón por lo que te dije ese día, de verdad estoy apenado y arrepentido por todo lo que causé. —Scarlet agachó el rostro y con un tono distante le respondió:

—Acepto tu disculpa, yo también le pido que me disculpe por todas las cosas que le dije. Supongo que no le agrada mucho mi presencia aquí, por eso me retiro.

—Quédate, no te estoy echando. Deberías sentarte y observar al niño con las palomas.

Ella se sentó, pero tenía el rostro serio y no demostró ningún interés en demostrar empatía por él. Rolando le acercó a Jr. el tarro con los granos de arroz para las aves. Scarlet observándolo se dio cuenta que él amaba a su sobrino, y se dijo dentro de sí en lo distinta que pudo ser la vida de Rolando si no hubiera sufrido ese horrible accidente, o si por lo menos él lo hubiera asumido de otra manera, tal vez tuviera sus propios hijos.

De pronto recordó lo que Gema le había contado, aunque no lo confesó directamente, pero había demostrado que aún lo tenía muy presente en su vida, igual como ella tenía presente a Rodrigo, pensó que de la misma manera, ambas estaban heridas por ese par de hombres del que se habían enamorado; Scarlet se rió por dentro pensado que el hecho de ellos ser gemelos, tal vez eso los hacía igual de patanes con las mujeres.

Lucrecia llegó al jardín y le llevó un jugo al joven, la mujer estaba realmente sorprendida cuando vio que él no estaba solo, y que a diferencia de otros días, parecía que había admitido a otra persona en su entorno.

—Señora Scarlet, no sabía que usted estaba aquí, puedo traerle un jugo si lo desea.

—No te preocupes Lucrecia, Albani me llevó el té hace poco tiempo.




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