Scarlet

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Rodrigo regresó a la casa paras almorzar, cuando ingreso al complejo donde vivía, a varios metros de distancia vio el auto de Juan Carlos que se dirigía hacia la salida, Rodrigo siguiendo las reglas del lugar condujo despacio y no tenía pensado verle la cara al otro que considera su rival.

De pronto Juan Calor sacó la mano y le hizo señas a Rodrigo, quería hablar con él, Rodrigo en contra de su voluntad bajó la ventanilla de su auto.

—¿Qué quieres?

—Quiero que hablemos.

—Me parece que no es el momento ni el lugar.

_Si deseas voy a tu casa ya mismo.

—Mejor hablemos aquí. —Ambos estacionaron los autos y bajaron a hablar frente al parque. Rodrigo se acercó a él.

—Ahora sí, ¿qué me quieres decir?

—Quiero aclarar de una vez por todas el mal entendido que hay entre Scarlet y yo.

—La verdad ya no me interesa saber nada, simplemente no te acerques a mi esposa.

—Pues no me basta con que no te importe, se trata de la felicidad de Scarlet y hasta la tuya. Rodrigo te juro que entre ella y yo no hubo nada, puedes corroborarlo con mi tía Marina, me conoces desde siempre, deberías saber que no te estoy mintiendo.

—Supe que pretendías pedirle matrimonio.

—No te voy a mentir, Scarlet estaba sola y desprotegida, y sí, me empezó a gustar, pero nunca le dije nada; ella estaba muy dolida contigo y consideré inoportuno insinuármele cuando aún ella no te había superado, yo estaba esperando el momento indicado para hacerlo. Pero en fin, decidieron casarse. Ahora deseo que sean felices y que no dudes de ella.

—¿Y por qué te importa tanto que seamos felices?

—Me conoces, sabes que no soy envidioso, tampoco me gustan las injusticias, y me parece injusto que andes dudando de ella, y de paso también dudas de mí cuando hemos sido amigos desde niños.

Rodrigo suspiró, se sintió algo confundido y comenzó a dudar de su firme creencia de que entre Scarlet y Juan Carlos hubo una relación amorosa.

—Digamos que te creo, pero ella dice otra cosa muy distinta que te contradice.

—Lo hace porque está enojada. —Rodrigo sin decirle nada lo dejó y volvió a su auto. Ates que se subiera Juan Carlos le gritó.

—Si quieres ser feliz debes creerme.

Toda la familia se reunió en la sala para almorzar, cuando los niños de Raiza llegaron del colegio. Rodrigo subió a buscar a Jr. y se topó con Scarlet en el pasillo, él observó que ella estaba bien vestida.

—¿A dónde vas?

—Voy a almorzar con la familia. —Respondió ella con cierto tono irónico.

—Pensé que no querrías hacerlo.

—¿Acaso no quiere que vaya?

—La verdad me da igual.

—Entonces iré a comer a la calle ya que "te da igual"

—Mejor no hagas cosas que te hagan ver ridícula, es tu deber como la "señora" Salvatierra comer en la mesa. No sé por qué todo tiene que ser tan difícil contigo. Por ciento, ahorita me topé con Juan Carlos, y me aseguró que no hubo nada entre ustedes, no sé, sonó muy convincente, pero tú me has insinuado todo lo contrario, entonces ¿a quién debo creerle? ¿A Juan Carlos o a ti? —Ella lo desafió con la mirada.

—Piensa lo que se te venga en gana, ya te dije que no me importa.

—Entonces debo asumir que Juan Carlos me está mintiendo. —Scarlet le pasó por un lado y se dirigió a la escalera.

***

Rodrigo llegó al comedor con Scarlet y con Jr. Elena y Raiza ya estaban allí y la ignoraron. Ella de igual modo no les tomó en cuenta para nada. Braulio se sintió a gusto al ver a su nuera en la mesa, para él las mujeres de su familia eran inofensivas, las consideraba perros sin dientes, y pensaba dentro de sí que a la final, Elena y Raiza terminarían aceptando a Scarlet como lo que ya era, un miembro más de la familia.

Por la noche Scarlet acompañó un rato al niño antes de irse a dormir. Rodrigo llegó a darle el beso de las buenas noches al pequeño, se quedó observándola a ella y lo que hacía con él, se notaba muy cariñosa con el pequeño. Ella decidió salir y dejarlos solos para que compartieran.

Él se quedó un rato con Jr. después se despidió del pequeño y se fue a dormir. Cuando llegó a la habitación, Scarlet estaba frente a la cómoda quitándose los pendientes, Rodrigo se quedó mirándola sin que ella se percatara; la vio muy hermosa y sintió un fuerte impulso de tenerla entre sus brazos, deseaba sentir el calor de su cuerpo, el olor de su piel que desde hacía algún tiempo no percibía.

Dejándose llevar por lo que estaba sintiendo se acercó y se paró a detrás de ella muy cerca, Scarlet notó su actitud y volteó a mirarlo.

—¿Qué? —Le preguntó con un tono agrio, él mirándola con énfasis a los ojos le dijo:

—¿De verdad amas a Jr. como lo demuestras?

—Cualquiera podría amar a Jr. no hace falta hacer un esfuerzo.

—¿Entonces no estás fingiendo?

—No finjo, ¿para qué habría de hacerlo?

—Entonces no mientes.

—La verdad no me importa lo que pienses, pero no miento ni finjo con el niño, él sabe ganarse el cariño de todos. —De pronto la agarró de la cintura.

—Y cuando decías que me amabas ¿era verdad? —Ella volteó de nuevo hacia la cómoda, lo miró a través del espejo y con la cara seria le dijo:

—¿A qué se debe tu pregunta, qué tiene que ver eso con Jr.?

—Solo responde.

—Déjame en paz.

—No sin que antes me responda. —Él la volvió a agarrar y ella lo empujó para zafarse.

—No quiero que me toques. —Rodrigo no se aguantó las ganas que tenía de besarla, entonces la agarró y la besó a la fuerza, Scarlet se rehusó, tal vez él esperaba que ella correspondiera a su beso, pero Scarlet lo rechazó y se soltó.

—¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué me besas?

—Porque deseo hacerlo, no soporto tenerte cerca y no poder tocarte y hacerte mía.

—Pues no lo hagas. —Lo dijo en voz alta, entonces él la jaló y la pegó contra su cuerpo y ella intentó evadirlo.

—No me has respondido Scarlet, cuando me decías que me amabas, ¿Me estabas mintiendo? —Ella se quedó mirándolo, parecía que meditaba en lo que iba responder, y de pronto le dijo:




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