Rodrigo buscó a Scarlet para hablar con ella del asunto con Elena, la consiguió sentada en la mesa de lectura que había en su habitación.
—¿Qué sucedió con mi tía, por qué le pegaste? —Ella sin voltear a verle la cara respondió:
—Ella me pegó primero.
—Sí, ella te pegó primero, pero aun así no debiste pegarle, me lo hubieras dicho a mí y yo me habría encargado.
—¿Te habrías encargado de qué?
—En esta familia las cosas se resuelven hablando, no dándole golpes a los demás.
—Ella me atacó, me insultó, me dijo cosas horribles de mi hijo y me pegó, ¿qué se supone que debía hacer?
—Ya te dije que con golpes no... Te agradezco que esto no se repita de nuevo, me da vergüenza tu actitud. —Scarlet levantó la cabeza y lo miró con enojo.
—Rodrigo, ¿Tu estas seguro que quieres a este hijo?
—¿Por qué lo preguntas?
—Porque te acabo de decir que ella me dijo cosas horribles de él y tú solo sientes vergüenza de que yo me haya defendido.
—Si lo quiero. Y si mi tía te dijo cosas "horribles según tú" no creo que se haya referido a él, ella no sería capaz de meterse con un hijo mío.
—Bueno, ella asegura que es de Israel, por eso será que si se atreve a decir cosas horribles de él.
—Te prohíbo volverle a poner una mano encima a mi tía, ella es como mi propia madre y es la señora de esta casa, como ya te dije, aquí las cosas se resuelven hablando. Y si ella te molesta solo debes decírmelo. Supongo que después de lo que hiciste no puedes ni darle la cara a la familia, así que no perderé el tiempo pidiéndote que bajes a almorzar con nosotros. —Rodrigo se fue de la habitación, Scarlet lloró de la impotencia.
En la mesa estaban todos, hasta Antonella. Braulio preguntó por Scarlet y Rodrigo le dijo:
—Por razones obvias no vendrá a comer con nosotros. —Raiza comentó.
—Sería el colmo que ella pretendiera comer con la familia después de golpear a mi tía.
—ahórrate tus comentarios Raiza. —Dijo Rodrigo.
—En vez de mandarme a callar manda a tu mujer a comportarse con decencia. —Jr. intervino.
—¿Por qué odian a mi mamá? —Braulio le dijo:
— Cálmate hijo, nadie odia a tu mamá, lo que pasa es que ella tuvo una pelea con Elena pero pronto se van a arreglar.
—Tía le jaló el pelo a mamá y le pegó muy duro. —Los ojos de todos se posaron sobre Elena. Willy y Antonella se rieron en silencio. Entonces Braulio con la voz ronca le dijo a su hermana:
—¿Es eso cierto? —Elena tomó nerviosa la servilleta y se limpió la boca.
—No sé por qué el niño dice eso. —Braulio miró a su hija.
—Raiza tu viste a tu tía jalándole el cabello a Scarlet.
—No, Jr. a lo mejor se lo soñó, o Scarlet lo preparó para que dijera esas cosas que son una total mentira. —Willy levantó una ceja mientras escuchaba a su esposa mintiendo.
—¿Quién es Scarlet? —Preguntó Jr. Rodrigo le dijo:
—Ah, es que ese es el apodo que ahora usa tu madre.
—Pero el otro día me dijo...
—Jr. está hablando mucho —Dijo Elena—. Sigue comiendo que se te enfría la comida.
Después de comer Rodrigo aún se preguntaba si Elena en verdad le había jalado el cabello a Scarlet y subió para preguntárselo a su esposa, pero ella no estaba en la habitación, él supuso que había bajado al jardín, y no estaba equivocado; Scarlet bajó para respirar aire, se fue al lado donde Rolando tenía el palomar. Ella tenía una fuerte presión en el pecho, sentía muchas ganas de llorar de la impotencia. También deseaba desaparecer de esa casa, y con la rabia que tenía se sentía capaz irse y nunca más aparecer.
Tomó el tarro con los granos de arroz y sacó un puñado y lo regó por el rededor, como eran tantas palomas tomó otro y de igual forma lo esparció, de inmediato estaba rodeada de palomas que se acercaron a comer.
Luego dejó el tarro en su lugar y se sentó a observarlas, en ese momento ella tenía una fuerte sensación de soledad, a las vez que veía muy fácil irse para no regresar. La misma indignación que sentía le daba fuerzas para hacerlo, y recordó que Elena y la madre de Israel estaban dispuestas a darle dinero para que se fuera lejos, entonces pensó en hablar con ellas, contempló la posibilidad que había de que ellas mismas la ayudaran a salir del país y huir de Rodrigo a algún lugar donde él no la fuera a encontrar, y pensó que seguramente Elena le conseguiría un avión privado, así sería más fácil irse sin dejar rastro. Creyó entonces que esa sería la única salida para salvar a su hijo de un futuro lleno de humillaciones. Pero Jr. la detenía, ella no pensaba dejarlo abandonado. Al menos no para entonces, porque igual los días estaban contados para él pequeño, entonces pensó en llegar a un acuerdo con Elena, para marcharse cuando Jr. ya no estuviera.
Llena de soledad y tristeza se puso a llorar, tenía demasiado dolorido el corazón. No escatimó en gemir del llanto, pensando que realmente estaba sola y nadie la iba a escuchar, pero de pronto se percató que alguien la estaba observando, levantó su rostro para ver de quien se trataba; era Willy que la miraba con nostalgia en la expresión de su rostro.