Scarlet

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El viernes en la mañana las muchachas estaban aseando las habitaciones como de costumbre, y Albani entró para limpiar la de Antonella.

—Con permiso señorita Antonella, ¿puedo comenzar a limpiar su habitación?

—Por supuesto, ya casi voy a salir así que puedes empezar. —Antonella estaba mirándose en el espejo de pie, después se fue a al cómoda y sacó sus joyas. Poniéndose los pendientes, miró a la muchacha a través del espejo, ella estaba ordenando la cama, entonces le dijo:

—Albani, ¿es verdad lo que escuché?

—¿A qué se refiere señorita?

—Que Rodrigo y Scarlet están durmiendo en habitaciones separadas.

—Si es cierto, están recién casados y ya andan de malas. Claro, hoy a la señora Elena con su sobrina hablando, le estaba contando que el señor Rodrigo le dijo que él la había amenazado con quitarle a su hijo si no se casaban, y pues a ella no le quedó de otra que aceptar; pero claro, la señora Elena no lo cree porque sabe que esa se casó por el interés de su dinero.

—¿Y tú qué opinas Albani?

—¿Opinar de qué señorita?

—De Scarlet, que piensas de ella?

—Bueno, no parece mala persona, pero con eso de que se prostituía da mucho que pensar.

—Así que no se casaron enamorados.

—Por lo que el señor le contó a su tía parece que no.

—Eso me hace las cosas más fácil para conquistarlo.

—¿En verdad piensa hacerlo?

—Sí, no se lo vayas a decir a nadie. Te lo estoy confiando a ti, y no me vayas a defraudar

—Claro que no señorita Antonella.

—Si me ayudas a sacar a esa mujer de esta casa puedo pagarte mucho dinero.

—¿Qué necesita que yo haga? —Antonella buscó su bolso y sacó de allí un gotero.

—Necesito que pongas todos los días en la última comida dos gotas de esto. —Albani anonada se quedó mirando el frasco.

—¿Y eso qué es?

—Son gotas para dormir, quiero aprovechar que están durmiendo separados para seducir a Rodrigo, quiero meterme a su cuarto sin que ella se entere.

—¿Y no será peligroso para el bebé?

—No es peligroso, está hecho con hierbas medicinales, además solo será por tres días, hoy mismo deberías empezar, mañana ella pasará el día con mucho sueño, y en la noche cuando le suministres otras dos gotas Scarlet caerá rendida a dormir, y yo me meteré a la cama de Rodrigo, le voy dar el placer y el amor que ella no le da. Haré que él mismo la saque de esta casa y se case conmigo. —Antonella sonrió con una expresión de triunfo solo de imaginar que lo lograría, después fijó su mirada sobre Albani—. Cuando yo sea la señora de esta casa te pagaré el doble de sueldo y serás mi sirvienta de confianza.

Albani le creyó a Antonella que aquello eran gotas para dormir, ignoraba que se trataba de un veneno capaz de producir un aborto y hasta de matar a la madre.

***

Esa misma mañana Antonella fue de compras a un centro comercial y se encontró con Alejandro Alcázar. Él sonrió cuando la vio.

—¡Qué sorpresa Antonella! No espera verte por aquí.

—Yo tampoco esperaba verte Alejandro, pero mira que guapo estás y qué elegante te ves. —Ella le dio un beso en la mejilla.

—Y tú más hermosa que nunca. ¿Me aceptarías una taza de café?

—Por supuesto que sí encanto. —Dijo ella con coquetería.

Después que les habían llevado a cada uno su taza de café, ella le dijo:

—¿Y qué ha sido de tu vida? ¿Ya te casaste? —Alejandro se rió.

—¿Tengo pinta de hombre casado?

—Pues no, te ves soltero y con ganas de ser conquistado. No comprendo porqué aún no te has dejado atrapar.

—¿Y tú?

—¿Yo?

—Bueno, es que me has pasado cosas, pero creo que pronto lo voy a lograr.

—Lograr casarse, ¿y con quién si se puede saber? —Ella sonrió sin responder.

—No me digas que con Rodrigo. —Él se rió.

—¿Por qué te ríes? La verdad no le veo la gracia.

—Bueno, no me estoy burlando, es solo que te quedaste plantada cuando… —Si, me quedé plantada igual que tú con tu querida Ángela. —Alejandro puso el semblante serio—. Claro, tú te quedaste un poco más plantado que yo, porque al menos no me tocó quedar avergonzada en público, en cambio tú...

Alejandro sonrió con desagrado y cerró los ojos por un segundo.

—Bueno querida amiga, y ahora que él está viudito supongo que al fin se casará contigo. —Ella suspiró:

—Digamos que no está viudo. —Él sonrió.

—No me digas que se volvió a casar.

—Sí, lo hizo hace ya algunos días. Si supieras con quien se casó.

—Bueno, la verdad ni me interesa, y no sé ni para qué estamos hablando de Rodrigo.

—Es que de verdad te vas a sorprender si te lo digo.

—Seguramente con Annie Bolttier, ya sabes, ella ha sido su tapete, toda la vida ha estado detrás de Rodrigo como si no existieran más hombres.

—No se casó con ella.

—Entonces con cualquiera, qué más da.

—No sé cómo decirlo, es que es algo que dejó a todos boquiabiertos.

—Siendo así de impresionante pues si deberías decírmelo a ver si me quedo boquiabierto yo también.

—Rodrigo se casó con una prostituta que bailaba desnuda en un club de Los Ángeles.

—¡¿Con una prostituta!?

—Como lo oyes.

—¡Si me quedo boquiabierto. ¿Pero qué clase de hombre se casa con una prostituta que además ha bailado desnuda delante de quién sabe cuántos hombres? —Él meneó la cabeza—. Rodrigo se volvió loco, no me quiero ni imaginar cómo estará su familia si lo saben.

—Todos lo saben, y no solo se casó con ella, también la llevó a la casa y la tiene embarazada.

—O sea, la mujer se embarazó para atraparlo.

—Exacto, pero eso no es todo.

—¿Acaso hay más? Me voy a infartar. —Alejandro se llevó la taza de café a la boca mientras Antonella prosiguió:

—La mujer es idéntica a tu amadísima Ángela Robles. —Alejandro espabiló y tragó café.

—¿Qué estás diciendo?

—Es como su hermana gemela, pero está muy jovencita, debe tener como unos 22 años como máximo y tiene el cabello rubio. —Él dejó la taza de café despacio sobre la mesa. Sin poder digerirlo aún le preguntó:




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