Antonella anonadada también se levantó y lo siguió.
—¿Qué sucede Alejandro? Te veo triste, ¿acaso conoces a Scarlet?
—Sabía de su existencia, no imaginé que estuviera casada con el mismo hombre que me quito a Ángela.
—¿Acaso eres su pretendiente?
—Prefiero no hablemos más del asunto.
—No Alejandro, dime la verdad. Si estás interesado en Scarlet yo puedo ayudarte, ella y Rodrigo no se la están llevando bien, y ya sabes que estoy interesada en él, y necesito quitarla del camino para lograr casarme.
—Ya te dije que no quiero hablar del asunto.
—Tú y yo podemos unir fuerzas y hacer que se divorcien.
—Está preñada de Rodrigo ¿no lo comprendes?
—Ella perderá a ese hijo.
—¡¿Qué?! —Antonella lo miró de frente con una sonrisa llena de maldad.
—Recuerdas cuando matamos al perro de Raiza.
—Tú lo mataste.
—Exacto, le estoy dando el mismo veneno a Scarlet, mañana perderá es embarazo y ya no habrá razón para que ella siga al lado de Rodrigo.
—¡¿La estas envenenando?!
—Solo lo suficiente para que no se muera.
—¿Cómo estás tan segura que ella no morirá?
—La verdad si tenía pensado aumentar la dosis y matarla, pero si tú decides llevártela la dejo viva para ti; solo necesito tener el camino libre con Rodrigo.
—¿Cómo lo haríamos?
—Mañana en la noche, aumentaré la dosis, solo un poco para que inicie el aborto, cuando Rodrigo se enteré la llevará a la clínica, allí podrás llevártela.
—Ya intenté sacarla de una clínica y se me escapó.
—Ah, ya ensayaste, seguro ahora te saldrá perfecto… ¿Y qué? ¿te le mides? —Él la miró aun pensado, no le gustaba que Antonella supiera nada de él, rápidamente pensó dentro de sí:
“Primero me llevaré a Ana Julia, después mato a esta corderita para que no me vaya a delatar o a sobornar.”
—Me perece buen plan, pero necesito que te encargues que la lleven a la misma clínica Central, mis hombres ya conocen el edificio y tengo gente adentro que me puede ayudar.
—Por eso no te preocupes, hoy le daré una pequeña dosis y mañana la aumentaré.
En la noche Albani subió con el té para Scarlet, arriba en el pasillo sin que nadie se diera cuenta puso la bandeja sobre una encimera y sacó del bolsillo de su vestido el frasquito que Antonella le entregó en la mañana. Le puso dos gotas de lo que ella creía, era un medicamento para dormir, se guardó el frasco, tomó la bandeja y se dirigió a la habitación.
—Señora Scarlet le traje su té.
—Gracias Albani. —Ella tomó la taza y bebió un sorbo, la muchacha agregó:
—Desea algo más,
—No, así estoy bien.
—Entonces me retiro, con permiso.
Ella bajó a la cocina, minutos después le subió otro té a Antonella, cuando entró a la habitación ella estaba en su cama leyendo.
—¿Ya le diste el medicamento a Scarlet?
—Sí señorita.
—¿Cuantas gotas le pusiste?
—Dos como me lo indicó.
—Muy bien, en este momento debe estarse sintiendo muy cansada, ya mañana comenzará a ser más fuerte —Ella se rió—. Se quedará dormida, y yo me haré cargo de mi futuro marido.
—¿De verdad no será peligroso para el bebé?
—No te preocupes Albani, solo será por unos días, mientras logro mi objetivo.
Scarlet bebió todo el té, después se fue a la habitación del niño, y se puso a leerle un cuento, de pronto sintió un fuerte mareo, era como si la empujarán hacía adelante. Ella intentó reponerse y se recostó sobre el espaldar de la cama, de pronto sintió que las manos le sudaban frío y temblaba por dentro.
—¿Qué tienes mami?
—Me siento mareada... y tengo frío.
—Te pondré mi manta. —El niño la arropó y ella jadeaba para respirar, Scarlet perdió el conocimiento, Jr. en su inocencia creyó que ella se había quedado dormida, entonces él se recostó igual que ella para dormirse.
Rodrigo estaba en la biblioteca y subió a la habitación de Jr. el niño aún estaba despierto.
—Mamá se quedó dormida.
—Sí, qué extraño, bueno hoy te tocó dormir con mamá.
—Dijo que tenía mucho frío. —Rodrigo se acercó a ella y tocó su frente para cerciorarse que estuviera bien, no percibió nada extraño, Scarlet
Rodrigo se despidió del niño y se fue otra vez a la biblioteca y allá se atuvo como hasta las doce de la noche adelantando trabajo de la oficina; pues tenía que entregarle a Braulio algunas cosas antes e irse a Miami por unos días.
Scarlet se despertó sintiéndose muy exhausta y un poco mareada, Jr. ya estaba dormido, ella se sentó un rato en la cama y bebió un vaso de agua.
Antonella había iniciado su plan para conquistar a Rodrigo, y pensaba esa misma noche meterse a su cama, quería allanar el camino para cuando Alejandro se llevara a Scarlet, ella ya estaría ahí para él.
Se puso una bata larga con encajes y transparencias que permitían ver lo que ella quería mostrar; estaba consciente que era hermosa, y era precisamente esa el arma que pretendía usar; estaba segura que Rodrigo no se iba resistir y la haría suya.
Scarlet salió de la habitación de Jr. y vio que Antonella que se dirigía hacia las escaleras con su atuendo poco apropiado para merodear por los pasillos, ella sabía por boca de Albani que esa mujer gustaba de Rodrigo, de inmediato se creó una película en su cabeza.
Sintió rabia, luego se fue a su habitación e intentó olvidarse del asunto, se sentó en la cama. Con cada minuto que pasaba ello le molestaba más, no quería aceptarlo, pero estaba celosa y tenía ganas de insultar a la descarada mujer y jalarle las greñas. "¿Cómo se atreve a vestirse así sabiendo que yo estoy aquí y que soy su esposa?" Pensó llena de indignación.
Rodrigo terminó de hacer su trabajo y subió a dormir, Scarlet ya estaba esperando que él subiera con la puerta de su habitación entrecerrada, cuando lo oyó se asomó sin que él se percatara. Rodrigo volvió a ver a Jr. le dio un beso, le acomodó la manta y se fue a descansar, inconsciente de todo, se dirigió a su habitación.