Scarlet

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Antonella llegó furiosa a su habitación.

—Maldita Scarlet se atrevió a pegarme —Se miró la mejilla en el espejo que aún le ardía del dolor—. Pero esto no se va a quedar así, te voy enviar al infierno aunque tenga que matarte con mis propias manos.

Scarlet se sentó en la cama tras sentirse de nuevo muy mareada.

—¿Te sientes mal? —Preguntó Rodrigo.

—Estoy mareada, eso es todo. —Rodrigo estaba apenado por la escena con Antonella.

—Scarlet, espero y no vayas a pensar mal.

—Lo escuché todo, sé que fue ella la que te buscó —Scarlet levantó el rostro y lo miró—. No quiero que es mujer siga en esta casa después de lo que ha demostrado.

—Tienes razón, le diré que se vaya mañana mismo.

Rodrigo buscó a Antonella, ella le abrió y ya estaba cubierta con la bata de encima, cuando vio que era él puso una expresión afligida y fingió estar muy apenada.

—Rodrigo perdóname, no sé por qué actué de esa manera.

—La verdad no fue nada correcto que lo hiciste aun sabiendo que aquí está mi esposa.

—Sí, lo sé, no volverá a pasar.

—Antonella, quiero que te vayas de esta casa y no regreses, al menos mientras yo permanezca aquí.

—¿Acaso piensas irte?

—Más adelante si tengo planes de irme a dónde nadie de mi familia moleste a Scarlet. Mientras tanto me parece contraproducente que sigas aquí, así que por favor vete en cuanto antes.

—Está bien, me iré el lunes en la mañana. Espero y puedas perdonarme. —Rodrigo tenía el semblante serio, no le dijo más nada y regresó a su habitación.

Antonella cerró la puerta, su rostro afligido cambió por una expresión iracunda, con la voz carrasposa se dijo:

—Claro que me iré, pero antes debo hacerme cargo de esa desgraciada.

Cuando Rodrigo volvió Scarlet estaba recostada en la cama.

—Ya hablé con Antonella, se irá el lunes. —Scarlet no contestó, él se acercó.

—Scarlet. —La llamó pero ella estaba dormida, la sustancia que Albani había puesto en el té aun surtía su efecto. Entonces Rodrigo la cubrió con la manta, ella pasó el resto de la noche dormida.

Antonella fue a la cocina en la madrugada, aprovechando que todos estaban durmiendo buscó en la alacena el tarro con el té de Scarlet, lo destapó y sacó un frasco pequeño que llevaba escondido en el sostén, vacío dentro del tarro lo que había a dicho frasco, luego lo tapó y lo devolvió a su lugar. Con una sonrisa malévola pensó dentro de sí:

"A ver qué hará Rodrigo cuando esa maldita pierda a su hijo y desaparezca de su vida. "

***

Willy para ganar la confianza de Scarlet, persuadió por varios días a Raiza de volver a su casa, pero esta estaba renuente, era la primera vez desde que eran novios que ella se atrevía a desobedecerlo. Él en su ego machista no aceptaba que su esposa se atreviera a desafiarlo, además que le frustraba porque tenía en sus planes sacarla de la casa y así tener una buena excusa para llamar a Scarlet por teléfono y hablar con ella. Quería hacerse su Amigo y ganarse su confianza, luego avanzaría intentando ganar su amor.

Como la mujer no le hacía caso, el sábado por la mañana decidió ir a buscarla él mismo y llevarla a su casa así fuera a la fuerza. Y fue a la hora que él sabía que Rodrigo y Braulio no estaban y que Elena tampoco se encontraba, porque acostumbraba a salir al cementerio los sábados a llevarle flores a sus difuntos.

Scarlet estaba con Jr. en el jardín y luego subieron a ducharse. Cuando Willy llegó a la casa Raiza estaba sola en su habitación, él llamó a la puerta, ella lo mandó a pasar.

—Si vienes a pedirme que regrese a la casa estás perdiendo tú tiempo. —La furia era evidente el en rostro de Willy y que la miraba con ojos destructores.

—¿Qué coños es lo que pretendes Raiza? si deseas el divorcio dímelo ya, porque no pienso quedarme esperando toda la maldita vida por una sinvergüenza como tú que no te importa el hogar.

—No pretendo que nos divorciemos, quiero que mi esposo me ame y me valore.

—¿Y cómo se supone que te voy a valorar cuando has demostrado que no eres más que una sinvergüenza?

—Ves cómo me tratas, ya me harté de eso Willy, nunca me has valorado, me tratas como a un objeto sin valor. Quiero que cambies, y si no lo haces...

—¿Y si no lo hago qué? —Gritó con agresividad y se acercó a ella de forma intimidante y la agarró del cabello.

—¿Qué te has creído estúpida? ¿Qué te mandas sola? yo te voy a demostrar quién manda aquí.

—¿Qué vas a hacer? —Willy se quitó el cinturón y la miró como el halcón mira su presa. Enrolló parte del cinturón en su mano derecha, Raiza ya sabía los que seguía y se tapó la cara exponiendo los brazos.

—Willy no por favor. —Sin contemplación alguna comenzó a darle fuertes azotes, y con cada uno que la golpeaba aumentaba el nivel de agresividad como si deseara destruirla, ella gritó pidiendo auxilio, “Cállate” le dijo él mientas no paraba de pegarle.

Ya había pasado varias veces a lo largo de los años de matrimonio, pero ella notó que esta vez Willy estaba aún más agresivo, y con cada azote aumentaba su ira y la fuerza con que la golpeaba, ella intentando protegerse se tapaba y se agachó en un rincón de la habitación. Pero él con una de sus garras la tomó y levantó con brusquedad y la golpeó contra la pared.

—Te voy a matar. —Le dijo con la voz cargada de furia y comenzó a ahorcarla. De pronto se oyó la voz de Scarlet que gritó:

—Willy basta. —Él volteó a verla sin soltar a la otra, sus ojos estaban rojos y mostraba sus dientes como un agresivo chacal.

—No te metas en esto. —Dijo con ira y sin pensar en lo que estaba haciendo delante de la persona que menos le convenía.

Scarlet actuó por instinto sin pensar en su embarazo tomó lo que tenía a su alcance de la cómoda y se le fue encima. Él con fiereza la golpeó en el pecho con el antebrazo y Scarlet cayó al piso, Raiza se asustó aún más y gritó por ayuda.




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