Scars of Love

I. Llegada a Stanford

Era el momento. Justo hoy empezaba un nuevo capítulo de mi vida.

Estaba parada en la exacta entrada de la Universidad Stanford con tres maletas y una sonrisa que no podía borrar de mi rostro. Había visto muchísimas fotos de la universidad en múltiples lugares, desde la página en línea, redes sociales, hasta folletos; pero no se parecía en nada a lo que tenía enfrente. Todos los campos eran muchos más verdes y parecían llenos de vida; los edificios se erguían más alto de lo que había imaginado, todo se veía mucho más grande de lo que pensaba que iba a ser.

Tomo mis maletas y empiezo a avanzar hacia adelante. Sería más fácil poder ajustarme si tuviera alguna ayuda, pero la había negado; mis padres querían venir a despedirme, sin embargo preferí que lo hicieran desde el aeropuerto y no tuvieran que gastar en cuatro boletos más de avión, considerando que después tendrían que volver. Era mucho más sencillo así.

Me abro paso entre la multitud de estudiantes emocionados; noto como varios que se conocen se saludan entre ellos, mientras que otros, probablemente nuevos, estaban igual de perdidos o confundidos que yo. Sonrío pensando que será fácil encajar, puesto que no era la única nueva.

Llego al edificio principal, que estaba más lleno que otros lugares, acercándome a una de las filas leyendo el letrero que estaba arriba de la mesa. "Freshman Students". Me formo y espero pacientemente que las personas avancen; el tiempo en la fila estaba sirviendo para calmarme. Finalmente, avanzo hacia las señoras sentadas detrás de la mesa.

—¿Nombre? —pregunta una de ellas volteando a verme.

Tomo de mi bolsa mi registro de inscripción y se lo extiendo. —Ariel Marino —respondo mientras ella toma el papel de mis manos. Su compañera se encarga de buscar entre los papeles que tiene mi nombre.

—Sí. Aquí estás —apunta con un dedo a un punto de los papeles mientras me sonríe amablemente y yo le sonrío de vuelta—. Toma —me dice extendiéndome varias cosas que tomo entre mis manos, observo que son mientras escucho su explicación. 

—Ahí está tu gafete, debes usarlo toda la primera semana. También incluye un folleto informativo de la universidad, un documento sobre cualquier proceso que puedas realizar en estos días y un mapa completo del campus. Igualmente, también incluye las llaves de tu dormitorio, es compartido con otra chica, se encuentra en el Florence More Hall, en la casa Alondra; la llave tiene el número de habitación. Cualquier duda, siempre puedes acercarte a nosotros —explica cada cosa mientras me las señala indicándome cuál es cuál. Se distrae unos segundos buscando algo, hasta que saca un papel, similar a un recibo pero diferente—. Hazme el favor de firmar aquí linda —me indica apoyándolo en la mesa frente a mí con un bolígrafo. 

Me inclino con cuidado de tirar mis cosas para firmar, me detengo por unos segundos para analizarlo viendo todos mis datos en él y hasta arriba escrito “Comprobante de llegada”. Firmo el papel y se lo entrego a la señorita. Levanto la mirada viendo que me está sonriendo—. Muchas gracias —le digo alegremente. Tomo mis cosas y salgo de la fila para que puedan atender a alguien más.

Mientras me alejo, las personas a mi alrededor corean palabras como “Bienvenida”, “¿Qué tal?” o un simple “Hola”, haciéndome sentir contenta estando aquí.

Observo el mapa intentando descubrir dónde estaban los dormitorios, lo mejor que podía hacer era dejar todas mis cosas antes de revisar todo el campus.

—¿Necesitas ayuda? —una voz hace que me voltee, veo a un chico, de cabello dorado vestido con una playera roja de la escuela y unos jeans, a un lado apuntando a las maletas. Alcanzo a distinguir un pin en la playera indicando que es uno de los voluntarios de orientación.

—Si te soy sincera, creo que sí —respondo con una pequeña risa. El chico toma dos de mis maletas, haciendo que sea menos trabajo el que tengo que hacer.

—Por cierto, soy Andrew —dice presentándose extendiendo su mano.

—Ariel, un placer —estrecho su mano saludándolo. 

—¿Hacia dónde ibas? —pregunta mirando a ambos lados del pasillo. ¿Acaso era demasiado obvio que estaba perdida o solo era el protocolo que debían seguir?

—Estaba intentando descifrar dónde quedaban los dormitorios —levanto mi mano enseñándole el mapa que traía agitándolo—. Se supone que estoy en la residencia Florence More, casa Alondra —menciono con duda; era muy probable que él supiera mejor que yo dónde era.

Una risa sale de sus labios y puedo notar como se hacen unos hoyuelos en sus mejillas. —Sé dónde es. Sígueme —dice comenzando a caminar hacia afuera del edificio, acomodo las cosas que me habían dado y camino cerca de él intentando memorizar el camino para poder orientarme mejor dentro del campus, o al menos saber cómo volver al lugar donde me podían ayudar. —Eres nueva, ¿no? —reduce el paso haciendo que estemos uno al lado del otro y voltea a verme.

Asiento dibujando una sonrisa en mi rostro— Sí, es mi primer año—

Veo como asiente comprendiendo— Este es mi segundo año. Te acostumbras rápido al lugar —dice moviendo su mano como si mostrara todo; seguía pareciéndome sorprendente, dudaba que alguien pudiera aprender rápidamente a moverse entre todos los campus o entre los lugares que solían frecuentar.

Seguimos avanzando en silencio, el trayecto parecía ser demasiado largo entre ese edificio y la residencia; aunque alrededor siempre había más personas hablando, platicando, saludándose y conviviendo alegremente.




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