Scars of Love

VIII. Todos los compañeros son diferentes

Las clases transcurrieron de la misma manera, los profesores se presentaban, daban una introducción a su clase, nos hacían presentarnos y nos pedían que nos juntaramos en equipos para la realización de trabajos. La mayoría de ellos se juntaban entre ocho personas aproximadamente, pero Caitlyn estaba convencida de que nosotros tres estábamos bien y podríamos hacer un buen trabajo. 

En cuanto terminó la última clase del día, Caitlyn salió apresuradamente del salón en camino a la cafetería de la facultad por algo de comer. Darren y yo solo nos vimos divertidos por su actitud, recogimos nuestras cosas y la seguimos por el camino.

Íbamos a medio camino cuando vimos que se nos acercaba, con un buñuelo en la mano izquierda y su bolso colgando de su hombro derecho.

—¿Adivinen qué? —preguntó llegando a dónde estábamos—. Alcancé a ser de las primeras en la fila y pude comprar rápido esto antes de que se acabara —explica sacudiendo el buñuelo. Se inclina a su bolso sacando dos empaques cuadrados color azul— también les compré un chocolate a cada uno —menciona extendiéndolos a ambos.

Me quedo observándolo sorprendida por el detalle de que nos comprara algo a Darren y a mí.

—No tenías porque comprarnos nada —replica Darren frunciendo el labio.

—Pero quería hacerlo —se queja mordiendo su buñuelo moviendo los chocolates cómo si nos tentara a tomarlos.

Después de unos segundos, se da cuenta que ninguno de nosotros lo va a tomar. Suelta un pequeño bufido poniendo los chocolates en la mano de cada uno a regañadientes.

—Se los compré porque me agradan y ahora son mis amigos. Y los amigos se comparten cosas —dice finalizando dándole otra mordida al buñuelo y avanzando hacia la salida.

Darren y yo nos damos una mirada rápida antes de seguirla.

Mientras camino, observo el chocolate que aún está en mi mano. Decido abrirlo rompiendo la envoltura, parecía un chocolate común de leche. Le doy una pequeña mordida sintiendo el sabor dulce del cacao y el azúcar en mi boca.

—Gracias por el chocolate —le digo a Caitlyn pasándome el bocado.

Ella me ve de reojo y sonríe.

—¿Ven? Pueden confiar en mí cuando les regalo un chocolate. No soy una asesina en serie, ni mucho menos —alcanzó a ver cómo guiña un ojo demostrando que solo hace una broma; la había visto hacer ese gesto varias veces en este día.

Los tres nos mantuvimos en silencio comiendo nuestros alimentos mientras avanzabamos hacia la salida. 

—Estaba pensando —aclaró Caitlyn cuando estábamos cerca de la puerta—, que podríamos empezar a trabajar en los trabajos desde ahorita.

—¿En serio? —preguntó divertido Darren pensando que era una broma, hasta que vió el rostro de Caitlyn—. Oh, sí estás hablando en serio.

—Por supuesto que estoy hablando en serio —se quejó Caitlyn—. Si los hacemos desde ahora, después no tendremos que preocuparnos por ellos.

—Pero aún falta mucho para que nos los pidan —refunfuñó Darren—, considero que tenemos tiempo de sobra para entregarlos.

Ambos se miraron intentando ver quién tenía más razón.

—¿Qué tal si empezamos la siguiente semana? —sugiero poniendo en el medio—. Así nos organizamos y acomodamos con lo que tengamos que hacer —añado dando una sonrisa nerviosa.

Caitlyn me mira con duda por unos segundos antes de sonreír.

—Tienes razón, primero necesitamos ver si podemos entrar a los equipos que queremos —dijo deteniéndose junto a la calle.

Mientras habían transcurrido las clases, habíamos hablado de las actividades que había en las que nos gustaría participar. Caitlyn haría la prueba este viernes para entrar al equipo de animadoras, mientras que Darren tendría su prueba el domingo por la mañana para entrar al equipo de fútbol soccer. También les había contado sobre mi audición del sábado para intentar entrar a la compañía de ballet de la universidad.

—Me parece una excelente idea —respondió Darren sonriendo. Su mirada se desvió hacia el otro lado de la calle, hacia donde se encontraba el Óvalo—. Bueno, fue un gusto conocerlas y ser parte de su equipo, pero tengo que volver a mi habitación para empezar a hacer los trabajos —añadió a modo de broma guiñando un ojo.

—Está bien, nos veremos mañana —respondo con una sonrisa mientras observo cómo se aleja.

—¡No olvides la parte de ser nuestro amigo! —gritó Caitlyn en cuanto terminó de masticar el bocado que traía, asegurándose que Darren la escuchaba. 

Sonrió divertida al ver como él solo levantaba un pulgar en nuestra dirección.

—Bueno, yo también debería irme yendo —añadió caminando hacia un bote de basura cercano tirando la envoltura que tenía—. ¿Tú vienes? —preguntó ladeando la cabeza en mi dirección.

Sonreí inocentemente y negué con la cabeza.

—Le prometí a mi compañera de cuarto que volveríamos juntas, así que debo ir a buscarla —respondí con firmeza sabiendo que había una posibilidad de que me pidiera ir con ella.

—Bueno… entonces te veo mañana Ariel —dijo sonriendo. Se acercó a mí dándome un pequeño abrazo antes de irse por el mismo camino en que había llegado yo por la mañana. Me pregunto si hay alguna posibilidad de que viva cerca de nosotras. Porque así sería más sencillo que las tres fuéramos y vinieramos juntas.




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