Scars of Love

X. Phoebe Hastings

Los jueves eran los días que había supuesto serían los que menos me gustarían. Las clases que tomaba, a pesar de que las consideraba necesarias para mi educación, no eran mis favoritas y no me agradaban demasiado. Además que salía una hora y media antes que Kally y sin ningún trabajo por hacer para los próximos días, significaba que la tendría que esperar todo ese tiempo antes de que saliera. Ella había insistido en que me fuera si así lo quería, pero no me sentía cómoda yéndome sin ella, sin contar que no deseaba dejarla sola.

Al menos, tener a Darren y Caitlyn a mi lado hacía más llevaderas las clases. Caitlyn siempre intentaba hacer algún comentario fuera de lugar respecto a lo que nos explicaban haciéndome reír, mientras que Darren siempre le respondía con una respuesta lógica y coherente que hacía a Caitlyn fruncir el ceño y callarse por unos segundos antes de volver a intentar hacerlo reír.

La última clase estaba a punto de terminar y el profesor intentaba explicarles ciertos términos a varios de nuestros compañeros cuando el timbre de salida suena. El profesor termina rápidamente su explicación y nos deja ir a todos tranquilamente.

Guardo mis cuadernos y lápices en mi mochila viendo como Darren se adelanta a preguntarle algo al profesor.

—¿De qué crees que estén hablando? —no me había dado cuenta de la cercanía de Caitlyn hasta que habló en voz baja cerca de mi oído haciéndome voltear rápidamente asustada—. Solo soy yo. ¿Quién más podría hacer? —rueda los ojos como si fuera algo completamente lógico para después volver su atención a Darren y el profesor recargando su cabeza en mi hombro.

—Probablemente esté preguntando algo sobre la clase. Tal vez deberías intentarlo…

Mi comentario se ve interrumpido por una carcajada de Caitlyn haciendo que nos volteen a ver.

—Preguntar no es algo que vaya conmigo, Ari —ella toma su bolso colgándolo de su hombro—. Anda, mejor hay que irnos.

Caitlyn me hace levantarme dirigiéndome a la salida, aunque se detiene cerca de la puerta para esperar a Darren. Él tarda un par de minutos más hasta que ve que lo estamos esperando, por lo que se apresura y se despide del profesor para venir con nosotras.

—Pensé que ya se habían ido —su voz sonaba algo decaída, como si quisiera pedirnos disculpas por hacernos esperar.

—Sí, bueno, no te puedes deshacer tan fácilmente de nosotras —responde Caitlyn con una enorme sonrisa para después salir del aula.

Ambos nos damos una mirada cómplice entre risas sabiendo que sí era probable que ella se hubiera ido pero no lo hacía por nosotros; caminamos detrás de ella al ver que disminuye la velocidad para que la alcancemos.

Llegamos hasta la entrada despidiéndonos de Darren que se va directo a su recámara.

—¿Qué crees que haga todos los días cada vez que salimos? —pregunta Caitlyn cruzándose de brazos sin despegar su mirada de él mientras se aleja.

—Probablemente estudie o se prepare para las pruebas del domingo —encojo mis hombros sintiendo la naturalidad en el tema.

—Tal vez es un espía encubierto y trabaja por las tardes espiando a alguien de la universidad.

Le miro con una media sonrisa mordiéndome el labio evitando reírme.

—Caitlyn, no creo que haya probabilidades de que eso sea cierto —respondo riéndome para mis adentros.

Ella se cruza de hombros juzgandome con la mirada, sus cejas se arquean hacia arriba mostrando que estaba analizando algo. —Tienes razón. Tal vez él no sea el espía y seas tú, chica británica. 

Ruedo los ojos entre risas porque piensa eso y porque vuelve a llamarme británica, sabiendo que soy escocesa.

—Ca…

—No —me interrumpe antes de que pueda decir algo tapando mis labios con sus dedos—, no quiero que lo niegues o lo confirmes; necesito pensarlo más —quita sus dedos y actúa como si estuviera intentando resolver un acertijo haciéndome reír a carcajadas. Por el rabillo del ojo, puedo ver que ese era su plan pues sonríe triunfalmente.

—Anda, hay que ir a buscar a Kally para irnos —dice quejándose tomándome del brazo para arrastrarme por la calle hacia el patio principal.

—¿Te vas a quedar esperando? —pregunto acercándome a ella—, porque hoy sale hasta dentro de una hora y media, así que… —dejo las palabras en el aire esperando que no lo tome a mal.

Ella parece meditarlo por unos segundos pero después sigue caminando tomando otra dirección.

—¿A dónde vamos? —pregunto confundida por su cambio de parecer.

—Al Óvalo —responde con burla como si fuera algo obvio caminando hacia el patio más grande que conocía de la universidad. 

Dejamos a nuestro lado izquierdo el camino de arcos cruzando la avenida principal para encontrarnos con el patio, que aunque ya conocía, me sorprendió verlo bastante concurrido.

—No pensé que vinieran tantas personas aquí —comento con duda viendo a mi alrededor. Ninguno de los rostros se me hacía familiar o conocido.

—¿Bromeas? El Óvalo te lo venden como uno de los mejores lugares para pasar el rato y descansar. Es obvio que vienen muchas personas a menudo —Caitlyn no suelta mi brazo dirigiéndonos a ambas hacia uno de los pocos árboles que daban sombra que no se encontraba ocupado. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.