Se Busca Mamá

CAPÍTULO 7

 

Consulta: Manuela Soprano.

Hola, bombón. ¿Qué tal? ¿Cuánto cobras? Leí todos tus libros, qué sorpresa encontrarte aquí. Bah, algunos no los leí, tienes demasiados escritos. Pero sería un desafío maravilloso tener la oportunidad de leerlos. Dime, ¿qué es lo que buscas y cuánto me cobras? Será un placer pagarte a ti.

 

Anunciante: Stefan Zajanacanak.

Buenas noches, señora Manuela Soprano. ¿Leyó mis libros como leyó el anuncio? Debe de tener usted unos cincuenta años y apenas tengo treinta. Aparento aún menos. Estoy buscando a alguien que no parezca mi madre o mi abuela. Sin ofender. Gracias.

 

Consulta: Manuela Soprano.

Tranquilo, cielo. No es necesario que seas tan cruel. Aunque sí eres realista y valoro eso porque yo también lo soy. Por eso mismo es que ofrecí pagarte.

 

Anunciante: Stefan Zajanacanak.

¿Quiere comprar mis libros? Los venden las librerías o por Internet. Lo siento.

 

Consulta: Manuela Soprano.

Quiero comprarte a ti. ¿Cuál es tu precio? O aún mejor: dime las cosas que eres capaz de hacer y yo triplico la apuesta, pero me dejarás mostrarte con todas mis amigas. Seré la envidia de la noche. Te pago también por eso y luego una noche fogosa. Te veo y no puedo evitar pensar que debes de ser una bestia.

 

Anunciante: Stefan Zajanacanak.

Vaya a decirle bestia a su mamá. Yo no soy eso, maleducada. No me interesa lo que sea que quiera comprar porque yo no estoy en venta. Solo busco una novia para navidad…


 

Narrado por Stefan

 

Tac, tac, tac, tac.

¿Es lo que estoy escuchando un teclado bramando las teclas de una en una? Parece ser que de eso se trata.

¿Qué sucede?

El ruido proviene de la sala de estudio.

Me levanto de la cama tratando de no hacer ruido. Es más de medianoche, los niños deberían estar durmiendo, los arropé hace ya más de dos horas.

Busco algo que pueda servirme para defenderme. Tomo el control remoto de la TV, seguro no es mejor que un cuchillo, pero la cocina está lejos.

¿Arrojarle el control remoto al intruso que está en la casa sería una opción? Seguramente sí. Continúo andando hasta que abro la puerta de mi cuarto. Una vez que llego al pasillo, detecto que proviene un brillo desde la sala.

Está la luz apagada, pero está el monitor iluminando de refilón, señalando que alguien no muy hábil para teclear está usando la computadora.

También hay cuchicheos.

Entonces hay más de uno.


 

Narrado por Alenka

 

—Ya olvídate de esa señora pelona y busca otros mensajes—le digo a Ulises quien está todo molesto contestando a la mujer que intenta comprar a nuestro papi y no entiendo muy bien a qué se refiere con algunos mensajes que manda.

Qué cosa más fea, podría ser nuestra abuela.

Aunque no la conocemos a nuestra abuela real, pero si es como esta mujer cochina, prefiero no conocerla nunca.

—Pasa de ella—le digo a Ulises.

—Ahora va.

—¿La bloqueaste?

—Sí.

—¿Y eso qué hace?

—Parece que ya no deja enviar más mensajes.

—Creo que a papá no el va a gustar que no le compre más libros esa mujer.

—Mejor aún, es muy mala.

—Escucha—. De golpe siento que algo en mi cabeza se ilumina como en los dibujitos animados de YouTube en que se les enciende una lamparita o un foquito en la cabeza a los personajes cuando tienen una buena idea—. ¿Y si buscas a la señorita Bello en internet? Envíale solicitud, ya lo conoce a papá. Lo va a aceptar.

—¿Segura?

—Sí, fíjate.

—A ver… ¡AAHHH!

—¡AAAHHHH!

—¡¡¡AAAHHHHH!!!

La luz se enciende de golpe.

Papá grita.

Ulises grita.

Yo grito.

—¡¡¡Qué diantres hacen!!!—brama papá.

Y sin pensarlo siquiera me abalanzo contra el monitor y lo arrojo al suelo. Se apaga de golpe, saltan chispazos y toda la casa queda a oscuras.

 




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