Se Busca Mamá

CAPÍTULO 13

 

Narrado por STEFAN

 

La madre de mis hijos se llama Sabrina. Si es que madre es el título que esa mujer se merece. Tuve una aventura con ella, años atrás, en que durante una cena de celebración decidimos con un grupo de escritores amigos salir a un club por unos tragos, conocí a una hermosa camarera de Varsovia, mi ciudad natal. Para aquel entonces yo apenas estaba comenzando a tener algo de éxito en mi carrera dentro de la escritura, cierta notoriedad y éxito económico tras llevar tiempo intentándolo. Luego el asunto se disparó y los números no pararon de crecer: comencé a ser conferencista por todo el mundo, a hacer giras de libros, los tickets para mis presentaciones se agotaban rápidamente y eran todos de pago.

Cuando conocí a Sabrina, ella era camarera de ese bar. Esa noche, estuvo intentando ligar conmigo hasta que lo logró y nos fuimos a otro lugar una vez que finalizó nuestra tarea: la mía de consumir y la de ella de servir.

Aceptó un trago que le invité luego de la noche de copas donde fuimos a un motel y luego de eso viajé a Estados Unidos. Fue un viaje extenso, jamás volví a saber de ella, tampoco ocupó un lugar primordial en mis deseos el hecho de querer sostener algo a largo plazo con ella. Estuvo bien, pero no más que eso, al día de hoy sigue sin tener significado superlativo en mi vida lo que ha sucedido.

Lo único que sí tuvo notoriedad fue que años más tarde aparecieron dos pequeños asegurando ser mis hijos.

Ella les habló de mí.

Cuando desaparecí, no cruzamos siquiera los contactos. Luego supo de mí. La realidad era que Sabrina era una chica que llevaba años escapando de su familia, con un largo prontuario vinculado a narcotraficantes, vida nocturna y cosas peores. Incluso algunos hombres la buscaron para ajustar cuentas, haciendo pasar a los chicos por realidades aberrantes que al día de hoy me cuesta procesar y entender del todo.

Los chicos se quedaron conmigo.

Luchar por ellos significó que los criminales que circundaban a Sabrina me busquen a mí también para pagar ciertas cuentas a las que huí. En Sicilia me ofrecieron protección desde bandas enemigas a las de Varsovia, por lo que es en este pueblo donde ahora debemos quedarnos si buscamos sobrevivir. O al menos, intentar llevar adelante una vida lo más cercano a la normalidad.

La dificultad llegó de la mano de que Sicilia es una localidad altamente conservadora, religiosa ortodoxa y poco amigable con mis creencias y mis escritos vinculados a la inteligencia espiritual cual me permitió alcanzar cierta trascendencia al igual que la de millones de lectores en todo el mundo que en algún momento eligieron mi bibliografía.

Otra historia es que la editorial que tenía los derechos de mis obras en Polonia me estafó y me costó de manera importante apartarme de ellos.

Hoy vivo al margen de todos ellos, con la tenencia de los chicos y puesto a prueba constantemente, tanto por el juicio crítico de los habitantes del pueblo o la escuela como del ojo público, realmente no deseo que mis niños vuelvan a quedar expuestos lo estuvieron en algún momento.

Volver a confiar en alguien, sea en una institución educativa, en una docente o en una mujer en tanto…mujer o cita en mi vida, me cuesta mucho.

Pero en Tina… En la señorita Bello… No lo sé. Veo una…¿oportunidad? ¿Vale la pena? Es probable.

Caso contrario, me arrepentiré de no haberlo intentado.

Aquí vamos.

Con los niños acompañándome, es lo que necesito para saber que están a mi lado.

 

***

 

Consulta: Sarah Jefferson

Vaya, mira a quién encontramos de repente anunciándose como si fuese algo que se puede comercializar. Bah, tu te comercializas a tí mismo desde tiempos remotos, recuerdo cuando pensaste que te buscábamos como una suerte de gigoló. Te encontraré y te destruiré por haber hecho lo que le hiciste a nuestra hija. Sabrina jamás debió haberte conocido y te juro que nos las pagarás. Además, llegamos a un acuerdo y nos estafaste con dinero falso. Ya sabemos dónde estás, Stefan. Es cuestión de que nos esperes. Porque sí: vamos a llegar.

 

Anunciante: Stefan Zajanacanak.

¿Perdón? No la conozco, señora.

Un momento…¿usted es la amiga de Krysta?

 

Consulta: Sarah Jefferson

¿Qué diantres ha pasado contigo? Si te haces el loco o el que de pronto no nos recuerda, pierde cuidado, que te refrescaremos la memoria en breve.

 

Anunciante: Stefan Zajanacanak.

¡Señora Jefferson! ¡No es papá quien habla! ¡Acá Ulises! ¡Alenka está a mi lado! ¿Cómo está usted? No he entendido su mensaje.

 

Consulta: Sarah Jefferson

¿Ulises? ¿Es una broma? Inicia videollamada así te podemos ver. Estamos con mi marido ahora mismo. Sabrina te extraña, cariño. Tienes que regresar. Tu mamá les necesita.

 




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