Narrado por STEFAN
—¡¿Y ustedes quiénes son?! ¡¿Cómo entraron en mi coche?!
El día que los niños aparecieron en mi vida, yo acababa de subir a mi coche y sufrir un asalto. Se aparecieron unos matones para presionarme con que yo tendría que compensar una deuda de no sé quién por no sé qué cosa, bajo dudosas procedencias que ya se anunciaba que todo estaría muy mal en adelante.
¿El motivo real de todo detrás de esa situación? Sabrina ya había enviado a los niños en mi búsqueda, los tipos querían a los niños para cubrir ese dinero, pero en verdad solo pretendían robarme descaradamente. Sabrina y los matones.
No obstante, todo cambió desde el instante en que comencé a apreciar a los pequeños y decidí que serían mis hijos, llegaron desprotegidos y con una severa historia de vida que cambiè rotundamente. Hoy al igual que siempre les seguiré protegiendo.
—Mi nombre es Alenka—dijo la pequeña, dentro de mi coche, el que tenía en Varsovia, antes de venderlo a un agenciero al igual que mis propiedades para irnos lejos a vivir a otra parte, donde hoy estamos establecidos.
—Y yo soy Ulises—añadió el pequeño.
Jamás creí que ellos serían el motivo por el cual poco tiempo más tarde terminaríamos viviendo en un campo en mitad de la nada de un pueblo de Sicilia, Italia. ¿Por qué elegimos vivir aquí? Porque es donde los enemigos de los Jefferson tienen zona protegida; Sabrina y Wanda, optaron por venir hasta acá sabiendo que posiblemente corren peligro, constando que ya significaron graves problemas para mí en cierto momento de mi vida y hoy dicen regresar porque Sabrina pretende recuperar a sus hijos, cuando no lo hizo cuando debía a su tiempo.
—¿Es usted el señor Stefan Zajac?—me preguntó Alenka tras mis infructuosos intentos por sacarlos del coche, sospechando que podrían ser señuelos de los criminales para mantenerme en el lugar bajo riesgo de que me roben el coche o cualquiera otra intención. La peor parte es que sí, en cierto modo fueron señuelos de mentes perversas y ladrones de severa talla..
—Sí, ¿y?
—Entonces usted es nuestro papá.
Amenacé con llamar a la policía, pero me detuvieron.
—¡No llame a la policía, por favor!—dijo Alenka.
—Por favor, señor, no haremos nada malo—le siguió Ulises.
—Mire, mamá nos pidió enseñarle esto.
—¿Dónde está su mamá?
—Se subió al tren.
—¿A qué tren?
—Se fue. Solo se fue.
—¿Qué?
Se fue.
Solo se fue.
Es lo que pudieron procesar en su momento, sin estar completamente claros respecto de qué pudo haber sido lo que produjo tal abandono hacia ellos. Nada hicieron para merecerlo, jamás merecieron eso ni ninguna otra cosa que les sucedió. Fueron horribles, pero al fin estarían haciendo una vida que les permita superar todo lo malo que tuvieron que pasar en su momento.
Para que Sabrina reaparezca y quiera usarles para superar sus propios traumas, su situación deplorable, sumada la condición de extremo peligro que la envuelve porque se convertiría en blanco para sus propios enemigos una vez que todo haya valido para nosotros.
No puedo hacerles daño a los niños.
Si daño a Wanda y a Sabrina, los daño a ellos.
Si ellas siguen buscando acercarse a ellos, les condenarían para siempre.
Esto debe terminarse de una vez por todas.