Narrado por STEFAN
—Uno puede planificar millones de cosas en su vida: la carrera que quieres tener, el trabajo en el que vas a ascender, el coche nuevo que planeas comprar o la casa donde gustas vivir. También los cálculos te hacen pensar en cuál sería tu pareja perfecta o en no tenerla si no lo crees necesario, lo mismo con los hijos o incluso con las mascotas. Cuál sería el perfecto para ti y cuál no, de qué manera le piensas educar, a qué escuela irían, el nombre que podrías darles o las actividades extracurriculares donde crees conveniente que deban asistir. Pero hay hechos que suceden de manera fortuita, que el amor los atrae como un imán y llegan a tu vida sin más. Abraza esos cambios, porque puede que no sepas, pero ese podría ser el momento más feliz de toda tu vida… Agradece ese amor. Agradece siempre porque será el motivo que te hará sentir más vivo que nunca.
De pie sobre el estrado, observo el público delante de mis ojos y siento pánico al ser consciente de que mucho tiempo pensé que nada de esto volvería a suceder.
La gente está aplaudiendo, mi presentación acaba de terminar y mis ojos están impregnados en lágrimas que caen por mis mejillas y deforman todo el campo visual. Llevaba mucho tiempo sin venir a Varsovia y hacerlo para presentar mi nuevo libro “Tempestad” ha sido una auténtica sorpresa. Además que el texto, si bien parece ser una historia de ficción (mi primera novela, de hecho) tiene un mensaje de reclamo contra las organizaciones que operan en distintas ciudades y también a nivel internacional con el comercio de niños, las entidades de la justicia que hacen la vista gorda ante estas situaciones y el dinero que se maneja en esta suerte de “negocio” que es una aberración dolorosa, tabú para muchas entidades.
No está muy lejos de lo que generalmente tratan mis libros, principalmente porque tuvo entidad pública mi situación y quiero que todo el mundo sepa de la clase de realidades horribles que se tejen por detrás.
Con complicidades aún en círculos de poder que fingen distracción y es la parte que más preocupa al respecto.
Deshecho en lágrimas, Alenka se pone de pie, busca las escaleras, sube y envuelve con sus bracitos mi cuello, aferrándose a mí y llora también.
Sé en qué está pensando.
Los dos pensamos en lo mismo.
No temo de lo que pueda traer lo que nos está pasando, pero el corazón se me viene a pedazos mientras me sostiene. Más que yo sostenerla a ella.
—Te quiero, papi—me dice al oído, entre sollozos.
También entre sollozos y aplausos de los demás, le digo:
—Te quiero, hija.
Sé que esto puede parecer una situación extraña y compleja para otros, pero para mí es un milagro poder estar junto a ella.
Y es el hecho más doloro para cualquier padre jamás el no poder estar ahora mismo junto a Ulises.
Solo pensar en su nombre hace que el alma se me venga a los pies, una herida que arrastraré con mi espíritu durante generaciones enteras, probablemente.
Hijo mío, te amo.
Si estás escuchando esto, si hay manera de que lo puedas saber por algún medio, sea el que fuere, quiero que sepas que te amo.
Y que siempre estarás en nuestros corazones.
Semanas atrás, en esa subasta aislada en las afueras de París, mi vida dio un cambio absoluto. Desde ese momento, ya nada ha vuelto a ser lo mismo.
Jamás.
Vamos a aquel momento, mientras subía las escaleras siguiendo el rastro de sangre que estaba seguro, era de mi hijo, luego de los cortes que tuvo con las copas de vidrio. Seguí andando hasta que encontré una puerta, voces y el llanto de Ulises.
Estaba llorando.
Su llanto…jamás lo podré olvidar.
Y yo no pude protegerlo.
No como lo merecía.
No pude…